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sábado, 2 de noviembre de 2024

Las elecciones de Estados Unidos y su convulso escenario nacional

Según sus planes, Trump pretende poner a los Estados Unidos patas arriba para intentar repetir en la Casa Blanca...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 06/11/2020
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Trump periodicos
Luego de su triunfo en los comicios de 2016, expresó que “no soportaría una derrota cuatro años más tarde" (Foto: tomada del perfil de Instagram Strettphtographers)

Con el permiso de los lectores, quiero iniciar dándome una licencia en materia idiomática. Y se trata de definir con un levemente modificado decir popular el convulso escenario nacional estimulado por Donald Trump y sus más cercanos colaboradores a raíz de las inconclusas elecciones de este tres de noviembre: A río revuelto, ganancia de “pecadores”.

Hacer notar además algo clave. Las “turbulencias de las aguas” han sido creadas por el propio presidente y su perverso ánimo de imponerse a toda costa y a todo costo, y ello, por supuesto, no beneficia de manera fortuita a cualquiera, sino puntual y exactamente al propio promotor del caos.

Lo digo porque soy de los que considera que reclamar a gritos la victoria como lo hizo Trump a horas de cerrarse las votaciones y con los conteos aún abiertos, llegar a hablar de fraude electoral en detrimento de la sacrosanta democracia representativa Made in USA, alebrestar a los más extremistas de sus seguidores para revolver e incendiar las calles, y apelar a la Corte Suprema como instancia que “decida” la lid por la Oficina Oval, son claros ingredientes de una estrategia indecente y falaz que rompe con todos los anales públicos del aparato político y comicial gringo.

Vayamos por parte. Es evidente que Don Donald trabajó temprano en ese sentido. Cuando intuyó que el voto por correspondencia le podía ser perjudicial (como lo va demostrando hasta ahora la suma de boletas por esa vía), corrió a poner en la dirección nacional de correos a uno de sus principales donantes electorales, quien enseguida redujo el parque de máquinas clasificadoras y de empleados aludiendo “necesarios ajustes”, entre otras medidas contrarias al buen desempeño de la institución.

Por demás, vacante un puesto en la Corte Suprema, decidió de inmediato el nombramiento de una jueza afín a su gobierno, de manera de contar con mayoría derechista en el seno del más importante y decisorio escalón judicial estadounidense.

Y, como ya lo advertimos en líneas precedentes, volvió a agitar la retórica del odio y la división interna, de manera de instituir un clima nacional de inseguridad, violencia, e inestabilidad que favorezca la angustia y la exasperación colectivas y refuerce su pretendida imagen de “yo como única solución de los males y el desorden” provenientes de quienes quieren “instaurar el socialismo” en los Estados Unidos.

Pero, además, al parecer Trump tiene al menos otros tres grandes y angustiosos espacios que “cubrir”.

El primero, un ego enfermizo que le llevó a exclamar desde muy temprano luego de su triunfo en los comicios de 2016, que “no soportaría una derrota cuatro años más tarde”, justo el hoy de nuestros días.

El segundo, que gracias a la inmunidad oficial de que está investido y el hecho de no poder ser procesado por la justicia mientras ejerza el poder ejecutivo, se mantiene a salvo de una amplia ola de denuncias y sospechas por su enredo en delitos de “fraude bancario, fraude impositivo, fraude electoral y lavado de dinero”, según afirma textualmente la cadena británica BBC.

Por demás, prosigue la misma fuente, mientras continúe en la Oficina Oval podrá seguir tomándose un respiro con relación a su enorme deuda con el fisco (recuérdese que solo pagó 700 dólares de impuestos sobre la renta en 2016 y 2017), sus obligaciones pendientes por más de 300 millones de dólares recibidos de manos de diferentes prestamistas, y las sonadas pérdidas de su mundillo empresarial particular, del que se dice enfrenta hace buen tiempo uno de sus más tormentosos momentos.

¿Vale o no entonces promover intencionalmente la algarabía y el desorden cuando se tiene tanta basura encima?


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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