Por: José (Papo) Coss
Hace décadas que he escrito y manifestado públicamente, sobre la imperiosa necesidad de las alianzas patrióticas y ciudadanas en Puerto Rico.
Hace décadas que he escrito y manifestado públicamente, sobre la imperiosa necesidad de las alianzas patrióticas y ciudadanas en Puerto Rico.
Sin embargo, la verdad es que el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), ha preferido un camino solitario como estrategia política, rechazando unir fuerzas con otros sectores, desde su misma creación (1946-2023).
De hecho, desde hace nueve décadas, nunca se había acordado, impulsar una “concertación de fuerzas” por parte del PIP, como ya había proclamado su brillante y veterano líder histórico, Rubén Berrios Martínez, desde febrero del año pasado. Para bien, así lo reafirmó su Comité Central por unanimidad, el domingo 22 de enero de 2023.
Por eso, la importancia de esta declaración oficial del PIP, como parte de la nueva coyuntura política, donde Puerto Rico se encamina a derrotar al bipartidismo neoliberal, anexionista y colonial del corrupto Partido Nuevo Progresista (PNP) y el Partido Popular Democrático, (PPD). Son momentos de profundos cambios, que auguran un realineamiento dramático de las fuerzas electorales.
Ya desde el 2016, comenzó esa tendencia a cobrar fuerza con la candidatura independiente de la Licenciada Alexandra Lúgaro. Ella se merece todo el crédito del inicio de esta nueva etapa, al obtener el 14 por ciento de votos para gobernadora, que luego repitió en el 2020, con la creación de la emergente y pujante tercera fuerza política del país y segunda en la capital, el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC).
Previamente, el PIP ensayó con éxito una estrategia novel del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) en el 1976, de atraer votos de otros partidos, para lograr elegir a dos legisladores por acumulación. Desde el 1980, esa táctica ha funcionado bien y desde entonces el PIP ha dado cátedra de fiscalización efectiva y honradez en el servicio público.
Todo lo anterior sirve como antesala de la nueva situación, nunca antes experimentada en la política moderna de Puerto Rico, donde sin duda habrán tres grandes fuerzas, con posibilidades reales de ganar las elecciones del año próximo. El PNP, el PPD y la Alianza de País, saldrán al ruedo político muy conscientes de esta cerrada y compleja realidad.
En perspectiva histórica, el bipartidismo PNP-PPD lleva las de perder, pues su credibilidad va en caída libre y sin freno, desde las ultimas cinco elecciones (2004- 2020). En ese periodo estas anquilosadas colectividades, han visto descender su apoyo electoral por más del 20% y todo indica que el año próximo seguirán jalda abajo.
Mientras tanto, el junte del MVC, el PIP y los Movimientos Sociales, resulta más atractivo y esperanzador para la mayoría del pueblo. Todas las encuestas y sondeos públicos así lo han reflejado, lo cual evidencia el desprestigio e indignación generalizada, sobretodo por la corrupción del PNP-PPD. Esta le ha costado al pueblo decenas de billones de dólares, pues la política partidista se ha convertido en un gran negocio.
Según declaraciones oficiales del pasado presidente de Estados Unidos, Donald Trump, “Puerto Rico es uno de los lugares más corruptos de la Tierra. Su sistema político está roto y sus políticos son incompetentes o corruptos”, escribió Trump. Nunca antes en nuestra historia, un primer ejecutivo de la metrópolis, había hecho semejante expresión sobre su colonia, olvidando que son ellos los maestros del pillaje.
Las últimas cifras del Tribunal de USA impuesto en Puerto Rico, dieron a conocer que más de 400 personas, vinculadas a ambos partidos coloniales, han sido condenados por corrupción durante las últimas décadas. Estas incluyen algunos principales líderes partidistas, alcaldes, legisladores, funcionarios de gobierno y poderosos inversionistas neoliberales, que han tenido que cumplir años de cárcel.
Mientras tanto, el pueblo ha ido cobrando consciencia de esta realidad y cada vez menos gente defiende sus postulados, a menos que dependa económicamente de de esas colectividades. Ese creciente desprestigio se evidencia en todas partes, con frases populares como: “esos son unos buscones” y “vienen a servirse no a servir.”
Las condiciones objetivas están maduras políticamente y la juventud, la clase trabajadora y la diáspora boricua, tienen en sus manos al inscribirse y votar masivamente, la clave del triunfo.
Depende del nivel de desprendimiento y compromiso social existente entre el liderato del MVC, el PIP y los Movimientos Sociales, para planificar, organizar y lograr la victoria ciudadana del pueblo puertorriqueño, en las próximas elecciones del 2024.
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