El Foro de Sao Paulo (FSP) celebró el aniversario XXV de su creación —iniciativa de los entonces presidentes Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil, y Fidel Castro, de Cuba— con una reunión de cuatro días en México, en la que se reafirmó el respaldo a los gobiernos democráticos de América Latina atacados ahora por la derecha internacional, que busca revertir la nueva era de cambios en esta región de unos 600 millones de habitantes.
Así lo confirmó la Declaración Final expedida luego de concluir el XXI encuentro de dicha organización, a la que asistieron más de un centenar de partidos de izquierda. En la agenda sobresalieron los temas acerca de la necesidad de la unidad continental y de nuevos planes, acorde con los tiempos, para derrotar la intención de una derecha renovada y con rostros jóvenes que busca eliminar a los líderes de los países donde ocurren cambios estructurales en defensa de la soberanía e independencia nacionales.
El texto, de 54 puntos, precisó que el Foro “ha contribuido en medida importante al logro de estos avances”, pero alertó sobre la pretensión de “restaurar en el poder a las fuerzas conservadoras de la derecha y el que la izquierda latinoamericana y caribeña se mantenga unida en torno a este proyecto adquiere particular vigencia”.
La desunión dejó décadas de infortunio en la historia latinoamericana y caribeña, de ahí que la Declaración destacara la necesidad de la unidad y el antimperialismo, expresada en las nuevas organizaciones integracionistas surgidas a partir de 1992 y que constituyen un valladar a los planes injerencistas de las potencias hegemónicas, preocupadas por el rápido y objetivo crecimiento de las relaciones entre la región —otrora plaza de los Estados Unidos— y Rusia, China y el grupo de los BRICS en su conjunto.
Con la desestabilización y el derrocamiento de los líderes revolucionarios —con golpes de estado en marcha en Ecuador, Venezuela y Brasil—, Estados Unidos pretende recuperar su terreno perdido en los últimos 16 años, desde que el fallecido presidente Hugo Chávez Frías asumiera el gobierno de Venezuela y luego le siguieran presidentes en varias naciones de suma importancia económica.
Los asistentes a las sesiones del Foro en México —iniciado el pasado 29 de julio— suscribieron la Declaración Final que apoyó una vez más la lucha del pueblo de Puerto Rico por liberarse de su condición de Estado autónomo de Estados Unidos, en tanto condenó todas las formas de colonialismo aún existentes en esta zona geográfica de grandes recursos naturales.
Cuba, ejemplo mayor de la resistencia popular contra el neoliberalismo y el imperialismo en el siglo XX y XXI, ratificó, en uno de los acápites del texto de cierre, “el apoyo y confianza en el liderazgo histórico de la Revolución Cubana y en el Partido Comunista de Cuba, que conducen el proceso de actualización del modelo económico y social hacia la consolidación de un socialismo próspero y sostenible”.
El Foro de Sao Paulo también reconoció la decisión soberana de la isla de restablecer relaciones diplomáticas con Estados Unidos, e hizo hincapié en la necesidad de la eliminación del bloqueo económico impuesto por el imperialismo norteamericano hace más de cinco décadas y la devolución del territorio ocupado de manera ilegal en la oriental provincia de Guantánamo.
Esos dos últimos puntos forman parte de la agenda de conversaciones de los dos gobiernos, iniciadas después del anuncio del restablecimiento de los vínculos, el pasado 17 de diciembre como puntos a ser resueltos por el país norteño que, por diferencias ideológicas con la Revolución Cubana, rompió relaciones fomentadas en el siglo XX bajo el látigo de la opresión y la fuerza imperial.
El Foro se realizó en condiciones especiales, cuando la derecha de la región trata de avanzar en países soberanos con políticas de la supuestamente desaparecida guerra fría: manipulación informativa, desprestigio de los líderes revolucionarios, atentados políticos y acciones callejeras violentas, guerras económicas contra las poblaciones, entre otras formas de desestabilización.
Para los dirigentes partidistas reunidos en México, una de las principales preocupaciones de la actualidad es mantener la unidad de los miembros del FSP contra la actual arremetida de la derecha, fracasada en intentos anteriores en Bolivia y Ecuador.
Algunas de las entidades políticas, miembros del Foro, lideran ahora los gobiernos democráticos de la región, cuyos presidentes de manera transparente obtuvieron el cargo por la votación popular en las urnas, en detrimento de los candidatos conservadores derrotados más de una vez —Venezuela es ejemplo de ello— en la última década, por carecer de programas coherentes y sin arraigo popular, siempre con la mira puesta en el retorno del neoliberalismo en su forma más grosera y antipopular.
En plenarias y debates, los delegados intercambiaron sobre los caminos a la integración y el desarrollo, con base en las nuevas entidades surgidas en estos años, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Alianza Bolivariana para los pueblos de América (ALBA), y la Unión de Naciones Suramericana (Unasur).
REALIDAD LATINOAMERICANA
La diputada salvadoreña Nidia Díaz, fundadora del Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí, advirtió que es preciso fortalecer la red de parlamentarios miembros de los partidos integrantes del Foro de Sao Paulo “para enfrentar la embestida de la contrarrevolución en su proceso desestabilizador” y a la vez “profundizar la cooperación y la solidaridad entre nosotros”.
En un análisis sobre el futuro latinoamericano, el dirigente del Partido Comunista de Cuba (PCC), José Ramón Balaguer, aseguró que depende de la integración y de “que los gobiernos progresistas se sostengan frente a los ataques de la derecha”.
En su intervención en el seminario sobre el balance y retos de los gobiernos progresistas y de izquierda en la región, Balaguer refirió que “cuando hablamos de fuerzas progresistas en el gobierno es algo inédito y extraordinario en un continente que ha sido considerado por Estados Unidos como su traspatio, por mucho que ahora Washington quiera negarlo”.
Balaguer, jefe de Relaciones Internacionales del Comité Central del PCC, encomió la solidaridad emanada del FSP y expresó que no se puede olvidar que la entidad surgió “cuando muchos claudicaban, se desarticulaban y dividían fuerzas de izquierda en medio de la confusión y la creencia de algunos de que el capitalismo era la única opción”. Advirtió que lo que pase en cualquiera de los países de la región "nos afecta a todos; por ello la necesidad de continuar la solidaridad y profundizar la integración de nuestros pueblos”.
Gabriela Montaño, presidenta de la Cámara de Diputados de Bolivia, opinó en su intervención que la derecha se renueva en el continente y ׅ“muestra una cara joven y exitosa” en el interés de eliminar la nueva forma de pensamiento ideológico de las grandes masas.
La próxima reunión del FSP será en El Salvador el próximo año, luego de la exitosa reunión auspiciada en México por los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y del Trabajo (PT).
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