La intención venezolana de persistir con firmeza en una solución diplomática al diferencio territorial con Guyana sobre la región del Esequibo, fue reiterada hace unas horas por el presidente bolivariano, Nicolás Maduro, en un encuentro con al Secretario General de la ONU, Bam Ki -moon.
El intercambio con el dirigente del máximo organismo internacional permitió establecer el compromiso de Naciones Unidas de enviar a Caracas y Georgetown una comisión de alto nivel que favorezca un posible diálogo entre los presidentes de Venezuela y Guyana en septiembre próximo para abordar el contencioso.
El interés de este empeño es reactivar el cumplimiento y respeto del acuerdo de Ginebra de 1966 establecido a instancias de las demandas de Caracas, y mediante el cual se instaba a ambas partes a lograr un arreglo negociado sobre un litigio cuyo origen se remonta a las disputas coloniales europeas con respecto al llamado Nuevo Mundo.
En efecto, en 1899, y de forma unilateral, Gran Bretaña decretó la pertenencia del Esequibo a su colonia de Guyana, pasado por alto el hecho de que esa zona ya formaba parte de Venezuela aún antes de que esta proclamara su independencia de España en 1811. La decisión de Londres tomó como referencia un arbitrario mapa confeccionado por un cartógrafo de Europa Central en 1840.
El Esequibo es el segundo territorio más grande del mundo en disputa entre dos naciones. Su extensión es de 160 mil kilómetros cuadrados y posee una enorme biodiversidad y variedad geográfica, amén de importantes recursos naturales.
La firma en 1966 del acuerdo de Ginebra marcó sin dudas la posibilidad de llegar a un acuerdo razonable en materia fronteriza entre Venezuela y Guyana, sin embargo, en este 2015, la ilegal y depredadora presencia del monopolio petrolero norteamericano Exxon Mobil en el Esequibo mediante autorización del nuevo gobierno guyanés encabezado por el presidente David Granger, provocó la airada protesta de Caracas y su inmediata movilización en todos los organismos regionales y mundiales para denunciar lo que considera una flagrante violación de su soberanía.
Y desde luego, no han faltado los analistas que engarzan esta provocadora actividad con los repetidos planes imperiales por cercar, hostilizar e intentar derrotar a la Revolución Bolivariana, ahora incentivando un conflicto fronterizo por intermedio de la ilegal presencia en la región en disputa de uno de los principales consorcios energéticos del gigante hegemonista global.
Una escalada agresiva que ya ha probado sin suerte, desde la guerra económica, los intentos de magnicidio y el sabotaje petrolero, hasta la violencia callejera, un fallido golpe de estado y la pretensión de establecer el caos a escala de las finanzas y el abastecimiento internos.
La repuesta venezolana, en la que se incluye el encuentro de las últimas horas entre Nicolás Maduro y el Secretario General de la ONU, Bam Ki-moon, pone en evidencia no solo la firmeza de Caracas en las defensa de sus derechos territoriales, sino además la serenidad y el apego a las soluciones civilizadas que confirman el aprecio y respeto de las autoridades bolivarianas a las normas internacionales de convivencia consagradas por el máximo organismo internacional.
Y son precisamente la sensatez, la inteligencia y la cordura demostradas y defendidas por Venezuela, los elementos claves que le dan mayor vigor a su reclamo frente a actitudes que, a cuenta de intereses ajenos, conspiran contra la fuerte corriente de unidad latinoamericana y caribeña que tan indispensable resulta para el Sur del Hemisferio en su actual y recio empeño emancipador.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.