¿Estás de acuerdo con Bukele?  (+Audio)

Este mes, el presidente salvadoreño Nayik Bukele inicia su último año de gestión, aunque avisó que buscará la reelección en 2024 pese a la prohibición de la Carta Magna. Criticado por organizaciones de derechos humanos, pero apoyado por el 91% de los ciudadanos, el dignatario promete que los próximos meses serán de grandes movimientos en el pequeño país centroamericano.

Bukele, exmiembro del Frente Farabundo para la Liberación Nacional, del cual fue expulsado por discrepancias con algunos dirigentes, es calificado por algunos adversarios de controvertido o dictador por sus métodos para resolver problemas históricos en el llamado Pulgarcito de América. Pero a pesar de que las diatribas llegan desde diversos organismos, en estos momentos es el mandatario con mayor aprobación de América Latina.

Un 97% de los salvadoreños entrevistados por medios de prensa y encuestadoras apoyan la gestión del dignatario de origen palestino cuya primera prioridad fue enfrentar con éxito la pandemia de la Covid-19 y luego desarticular las redes de narcotraficantes organizados, como las pandilla Mara Salvatrucha, ahora en prisión bajo medidas de excepción.

El pueblo salvadoreño agradece, que gracias a las medidas sanitarias de su administración, la cifra de contagiados se mantuvo en 201 mil 785 pacientes confirmados en una población de unos seis millones 314 mil habitantes.

La cobertura de vacunación a nivel nacional alcanzó a más del 80% de la ciudadanía, unida al sistema de pesquisas que permitieron la detección de posibles casos en etapas tempranas de la enfermedad.

El Salvador es uno de los países más bellos de Centroamérica. Herido por una guerra interna durante años, logró la paz e inició el camino de la reconciliación nacional. Pero la ciudadanía siguió sufriendo la inseguridad por las luchas intestinas entre pandillas para garantizar el trasiego del narcotráfico, sin que hasta ahora, y a pesar de los esfuerzos realizados, hubiera un resultado –usando el método de conversaciones con las bandas, brindándole prebendas- que permitiera un poco de tranquilidad. Nunca hubo resultados.  

Bukele (1981) comenzó su gobierno el 1 de junio de 2019, tras ser el ganador en las elecciones presidenciales del 3 de febrero de ese año con el 53.10 % de los votos emitidos, por el partido Gran Alianza por la Unidad Nacional, sucediendo al gobierno de Salvador Sánchez Cerén.

En 2018, según las estadísticas oficiales, El Salvador registraba una tasa de 50,4 homicidios por cada 100 000 habitantes y para 2022 esa tasa bajó a 7,8. Para este año, las proyecciones son de solo 2, según el ministro de Defensa René Merino Monroy.

¿ES LA MEJOR LA ACTUACION DE BUKELE?

El Salvador vive bajo un régimen de excepción aprobado por la Asamblea Nacional desde fines de marzo de 2022 y prorrogado en 14 oportunidades por petición del dignatario, cuya meta es mantener en prisión a los presuntos delincuentes que enlutaban a las familias y forzaban una continua migración hacia otras naciones cercanas o Estados Unidos (EE.UU.)

Las bajas cifras de homicidios y la tranquilidad que acarrean (no puede olvidarse el alto poderío del narcotráfico en Centroamérica y sus planes realizados desde las propias cárceles) hacen que Bukele sea visto como una bendición para el país, y muchos entrevistados por el periódico La Prensa Gráfica votarían de nuevo por él y apoyarían sus decisiones.

Algunas entidades lo critican, lo tildan de dictador, de crear campos de concentración, de autoritarismo  y dominio de la Asamblea Nacional.
Durante su mandato, Bukele lleva a cabo una gran ofensiva militar en contra de las pandillas del país, capturó a unos 68 000  y a su vez fue puesto en la picota pública por organismos de derechos humanos.
La Prensa Gráfica, que cita la más reciente encuesta de su Unidad de Investigación Social, indica que preguntó a los ciudadanos si aprueban o no el plan de Bukele, a lo que el 91 % respondió que sí, el 6,9 % lo desaprueba y un 2,1 % no respondió.
Según ese medio y otros referentes considerados confiables por la encuestadora Cid Gallup, los salvadoreños quieren mantener su presidente, a pesar de las protestas de los que velan por la libertad que, sin embargo, nunca fueron más allá de alertar sobre las masacres realizados por los bandidos.

Entre las declaraciones, citó el periódico: “Es mi orgullo, ha sido concreto al decir que el camino de la delincuencia en nuestro país se acaba¨

Una interrogada precisó que “Hay más turismo, ha mejorado la economía, podemos salir a la calle; “Nos ha quitado el estrés de pensar que si los hijos salían algo les pasaría”.  

Otro entrevistado piensa dar un vuelco a su vida. Declaró;  ¨Vivía fuera del país y regresé, espero que muchos vuelvan”. “Es un buen presidente nos ha demostrado mucho”. “El tema de las maras es un alivio, no verlos en la calle”. “Mi familia toda votará por él”.

“A los jóvenes los desaparecían, si no entraban a esos grupos, eso no era vida, hoy pueden estudiar y tenemos comida en la mesa”. “Es de verdad humilde, nosotros le importamos como país”.

La decisión de adoptar el régimen de excepción, el que permite detener a cualquier ciudadano sospechoso, lo cual podría llevar a la cárcel a inocentes, fue tomada por el gobierno luego de un repunte de violencia atribuido a los bandoleros, que en un solo día mataron a 62 personas.

Aunque pueden existir casos de capturas arbitrarias, las autoridades reportan desde el 27 de marzo del pasado año, cuando se implantó el régimen, hasta la fecha, la captura de 68 000 personas, sin que se haya ofrecido un informe detallado sobre la situación de los detenidos.

No obstante, el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, indicó que unos 5 000 apresados ya fueron liberados por los jueces luego de comprobarse su inocencia, y carencia de vínculos con las bandas mafiosas.

En un primer momento, el gobierno detuvo a unos 40 000 presuntos delincuentes, pero ante el crecimiento de los apresados construyó una megacárcel en las afueras de San Salvador, donde –según expresó el mandatario- recibirán un trato justo y humanitario, y tratarán de que estudien y cambien su sistema de vida, quizás uno de sus retos más difíciles.

Las bandas mafiosas se nutren de adolescentes y jóvenes pobres que no encuentran en El Salvador las maneras de salir de la pobreza. Si este panorama cambia, Bukele habrá ganado la batalla completa.

El Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) fue construido en siete meses, tiene muros electrificados y celdas de castigo, como la mayoría de esos sitios en el mundo. Pero ha habido un cambio fundamental. Los reclusos alli no pueden comunicarse con el exterior mediante teléfonos celulares, como les era permitido, pues el edificio cuenta con un sistema de bloqueo de esos aparatos.

El Cecot, dice el gobierno, recluirá a los pandilleros que por años mantuvieron a la población con miedo, arrodillados frente a narcotraficantes, a la barbarie del crimen como el secuestro, la extorsión y el asesinato.

Bukele, quien al rendir cuentas de sus cuatro años de gobierno afirmó que ahora arremeterá contra la corrupción, afirmó que su compromiso es ver progresar a su pueblo, desde la seguridad, y para lograr tales fines precisa de más tiempo.

Analistas consideran que si el próximo año el joven dignatario tuviera que dejar el cargo, El Salvador retrocedería a los puntos primarios que encontró en 2018, y nadie sabe que sucedería sino se presenta pues tiene la simpatía del pueblo.

Una conquista importante bajo el mando del exalcalde y economista es que el gobierno, en una evidente unidad de trabajo con las Fuerzas Armadas, posee control por aire, tierra y mar. Hace cuatro meses anunció en sus redes la incautación de un cargamento de 1200 tn de cocaína halladas a 520 millas náuticas de la Bocana del Cordoncillo, Estero de Jaltepeque. Y reveló los rostros de los tres colombianos capturados en la operación.

Lo cierto es que a Bukele le quedaría mucho camino por andar si es cierto que quiere transformar El Salvador, y para hacerlo piensa solicitar un cambio a la Asamblea Nacional, en la que hay mayoría de su partido, de la Carta Magna del país, que prohíbe la reelección.

Pero además del tema de la inseguridad ciudadana, el próximo dignatario, sea   el actual o un sustituto, debe afrontar la situación económica que atraviesa el país como resultado, entre otros elementos, de la crisis mundial después de la Covid-19 y la confrontación bélica que ahora enfrentan Rusia y Ucrania, cuyos elementos en el mercado y comercio mundial resultan sensibles.

Hace dos meses el Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) publicó una encuesta en la que el 63.4 % de los interrogados respondió que en la actualidad la economía es el principal problema a enfrentar por la nación.

Al cierre de 2022, más de 55,000 hogares salvadoreños engrosaron las cifras de pobreza monetaria y con ello, además, alcanzó la tasa más alta de los últimos cinco años, informó la Oficina Nacional de Estadística y Censos (ONEC) .

De manera paradójica, Observatorio de Políticas Públicas, señaló que el pasado año los hogares percibieron más ingresos, un promedio de 629.30 dólares mensuales, un 4,4% mas que en 2021, pero los precios de productos básicos también aumentaron debido a altos precios de combustibles, materias primas y bienes intermedios. Reducir la pobreza y equilibrar la economía es el mayor reto que afrontará Bukele si es reelecto presidente.

En El Salvador también se usa el bitcoin como moneda de curso legal junto con la estadounidense..

El fenómeno Bukele se da en tiempos de convulsión política en América Latina, donde las mafias controlan en muchos casos la política nacional.

Según los plazos de ley establecidos en el Calendario Electoral, el presidente  deberá presentar su candidatura entre el 7 de septiembre y el 26 de octubre de este año; es decir, mientras aún ejerce la presidencia. Esto significa que será, al mismo tiempo, presidente y candidato a la reelección.

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