Si un tema ha marcado los discursos de Donald Trump ha sido el muro en la frontera con México. Quiere construirlo a como dé lugar. Su más reciente acción en ese empeño fue la declaración del estado de emergencia nacional, justificado por el supuesto incremento de la inmigración no autorizada.
El presidente ha argumentado, sin evidencias, que los migrantes que “invaden” Estados Unidos han causado epidemias de crimen y uso de drogas. Las estadísticas indican que la cantidad de personas que cruzan ilegalmente ha disminuido en los últimos años, y que la mayoría de las drogas se introducen en el país a través de puertos de entrada legales.
Lo cierto es que Trump se quedó muy corto con respecto a la demanda de 5,7 mil millones de dólares que pidió al Congreso como parte del presupuesto, para poder construir el muro. Después de un forcejeo que provocó un cierre del gobierno de 35 días, los legisladores asignaron 1, 375 millones para la seguridad de la frontera.
“Quiero hacerlo más rápido”, fue la respuesta de Trump. Aunque la declaración de emergencia no es un cheque en blanco, le permitirá redirigir 3, 6 mil millones de un fondo para construcciones militares, 600 millones del Departamento de Tesoro que iban destinados a la confiscación de drogas, y 2, 5 mil millones de un programa de prevención de drogas del Pentágono.
Los desafíos legales no se hicieron esperar. Una coalición de 16 estados, incluyendo California y Nueva York, demandaron a Trump, al considerar que el presidente no puede desviar fondos para construir un muro puesto que es el Congreso quien controla esos gastos.
Más allá del desenlace, este choque abre interrogantes sobre el poder del Congreso para manejar los presupuestos, el alcance de los poderes ejecutivos, y hasta qué punto los tribunales –incluida la Corte Suprema–, estarán dispuestos a llegar para resolver la disputa.
La demanda, California vs. Trump, dice que los estados demandantes acuden a los tribunales para proteger a sus residentes, intereses económicos y recursos naturales. “Contrariamente a la voluntad del Congreso, el presidente ha usado el pretexto de una 'crisis' de inmigración ilegal fabricada para declarar una emergencia nacional y redirigir los dólares federales”.
Mientras tanto, el Congreso está en su propio camino para desafiar la voluntad del presidente. La Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, ha coqueteado con la posibilidad de presentar una demanda propia. Los legisladores también podrían votar para anular la declaración de emergencia, pero ya la Casa Blanca ha dicho que Trump vetará cualquier resolución conjunta de ese tipo. Superar el veto presidencial requiere una mayoría de dos tercios de los votos en el Congreso.
Desde que se promulgó la Ley de Emergencias Nacionales en 1976, los presidentes estadounidenses la han invocado docenas de veces, pero no para esquivar la voluntad del Congreso después de que rechazara la financiación de una política específica. De hecho, se ha utilizado mayoritariamente para lidiar con temas de política exterior.
“Es extremadamente raro que un presidente declare una emergencia nacional en un intento por financiar proyectos nacionales de construcción, particularmente uno que el Congreso se ha negado explícitamente a financiar”, dijo a AP el abogado Andrew Boyle, del programa de seguridad nacional en el Centro de Justicia Brennan.
Por otra parte, al centrarse en el muro Trump ignora otros problemas que están más cerca de poder ser considerados emergencias en Estados Unidos. El Huffington Post pidió a sus lectores que compartieran lo que consideraban verdaderos desafíos para su país. Algunos de los más mencionados fueron la violencia con armas de fuego, el cambio climático y el racismo.
“A menos que devolvamos a esos inocentes niños migrantes en campos de detención a sus seres queridos, somos realmente un país abominable”, escribió la lectora Susan Bunny Gibson.
“La verdadera emergencia nacional es que hay un presidente en la Oficina Oval que está fuera de contacto con la realidad y se alimenta del caos en nuestro mundo”, dijo por su parte Cheryl Tompot. “Y los republicanos en el cargo que miran para otro lado y entierran sus cabezas en la arena mientras se llenan los bolsillos con dinero de la Asociación Nacional del Rifle, lo que permite que esta violencia con armas de fuego estalle de tal manera que la gente tenga miedo de enviar a sus hijos a la escuela”.
“La verdadera emergencia nacional es nuestro problema actual de terrorismo doméstico”, añadió Teal Waxelbaum.
Otra lectora, Samantha Crosby, opinó que “la verdadera emergencia nacional es el cambio climático: el hecho innegable de que nuestro planeta se está deteriorando y de que a menos que el mundo (no solo nuestro país) cambie [su postura sobre] la contaminación y muchas otras cosas que contribuyen al cambio climático, nuestro planeta ya no existirá. Y entonces no importará quién sea el presidente”.
Por su parte, Iman Essiet agregó que el verdadero estado de emergencia es la situación de los negros en Estados Unidos. “Somos testigos de los brutales asesinatos de nuestros hermanos y hermanas a manos de las fuerzas policiales que están aquí para proteger y servir los intereses de la clase dominante, que no somos nosotros.”
Pero más allá de esos argumentos racionales, Trump busca complacer a su base electoral, con un muro que fue parte de sus promesas de campaña, en un contexto donde ya ha comenzado la carrera para las elecciones generales de 2020.
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