Para la población empobrecida de Chile, la asunción del joven progresista Gabriel Boric a la presidencia del país entraña la esperanza de cambiar las estructuras neoliberales en una sociedad en la que persisten ideas vinculadas a la dictadura de Augusto Pinochet y las poderosas élites derechistas.
Boric, 36 años, de ascendencia croata-española, tuvo un ascenso vertiginoso en la política a partir de 2011, cuando surgió como uno de los líderes del movimiento estudiantil que exigía educación gratuita y de calidad al entonces presidente Sebastián Piñera –a quien sustituirá en el cargo- en su primer mandato (2010-2014).
Años después, durante el estallido social de 2019 que inició el declive del conservador Piñera, el ahora dignatario constituyó la principal figura unitaria de las fuerzas opositoras al régimen y apoyó el acuerdo partidista del 15 de noviembre para solucionar la crisis –solo no firmado por el Partido Comunista- y la convocatoria a la actual Convención Constituyente, ya en su segunda fase de trabajo.
Nacido en 1986 en Punta Arenas, en el extremo austral de Chile, en una familia de clase media alta, fue electo en 2012 presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh).Junto a otros exdirigentes estudiantiles menores de 30 años, como la comunista Camila Vallejo, Giorgio Jackson y Karol Cariola, fue electo diputado independiente del Congreso Nacional por la región de Magallanes y reelecto una vez.
Esa fue una de las primeras señales de que una nueva generación política asumiría el mando político del país, concretado en el balotaje del pasado 15 de diciembre, cuando Boric, con la Alianza Apruebo Dignidad ganó con un 55,87% de los votos al ultraderechista José Antonio Katz, del Frente Social Cristiano. Su tolda unió al Frente Amplio, coalición de izquierda que contribuyó a fundar en 2017, y al Partido Comunista.
Analistas coinciden en que Boric moderó su discurso de cambio radical durante la campaña electoral para ganar los votos de las fuerzas centristas, pero sin desistir de su promesa de, por ejemplo, apoyar la Convención Constituyente que redacta una nueva Constitución Nacional, aumentar la presencia del Estado en áreas como la educación y la salud, transformar el sistema de pensiones, y atacar la desigualdad con una reforma tributaria que aumente la presión fiscal a los más ricos.En declaraciones al canal 13 de Chile, explicó su postura agnóstica ante, dijo, ¨por los casos de abuso y la ostentación¨ en la Iglesia Católica.
La aprobación de la nueva Constitución Nacional en referendo será una de las batallas a librar por el gobierno del exdiputado (Foto: BBC).
GABINETE DE MAYORÍA FEMENINA
Boric no faltó a su palabra de integrar un gobierno paritario, pero hizo más, pues 14 de los 24 ministerios serán dirigidos por mujeres.
En el nuevo equipo hay figuras simbólicas de las luchas libradas por el pueblo chileno en las dos últimas décadas, pero también otras consideradas neoliberales y de la rancia derecha.
Destacan la independiente Iskia Siches, primera mujer en ocupar el cargo de ministra del Interior en la historia del país austral, de poco más de 15 millones de habitantes. Doctora de 35 años, ganó protagonismo durante la actual pandemia de Covid-19 cuando estuvo al frente del Colegio Médico, importante organización gremial. Fue pieza clave en su victoria.
Otra fémina, Maya Fernández Allende, nieta del traicionado presidente Salvador Allende, ocupará la cartera de Defensa, mientras el ministerio de Relaciones Exteriores estará bajo la dirección de Antonia Urrejola, quien fue presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 2021 y no duda en calificar de dictaduras a Nicaragua y Venezuela.
Camila Vallejo, su compañera en la lucha estudiantil, asumirá la vocería del nuevo gobierno. La ex congresista señaló que están "orgullosos" de contar con tantas mujeres en el ejecutivo y aseguró: ¨Creo que este es un gobierno principalmente de centroizquierda. Tiene un programa que recoge aspectos de la socialdemocracia europea, pero atendiendo a las demandas actuales¨.
Boric designó a Mario Marcel –un ultraneoliberal confeso- en Hacienda-, quien es, según el periódico La Tercera, ¨para muchos inversores, una garantía de responsabilidad fiscal y gobernabilidad¨, lo que significa su aprobación por la oligarquía derechista. Ex militante del Partido Socialista, ocupó hasta ahora la presidencia del Banco Central de Chile.
Destaca también el próximo ministro de Educación, Mario Antonio Ávila, profesor de la educación pública en la comuna de San Miguel –que apoyó de manera masiva al gobierno socialista de Allende-, con altos niveles de pobreza. Trabajó en el ministerio de Educación durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet. El Movimiento por la Unidad Docente (MUD) criticó su nombramiento, ya que, afirmó, “es creador de contenido de Educar Chile, conocida fundación que apuesta por la privatización de la educación”.
El semanario Resumen Latinoamericano denunció en su edición del pasado día 1 que varios de los 10 asesores designados por Boric están ligados a Fundaciones, ONGs y Corporaciones de Estados Unidos (EE.UU.), algunas de ellas conocidas, puntualizó, por su injerencia desestabilizadora en gobiernos progresistas.Mencionó, entre ellos, a Fabián Duarte, su principal asesor económico, ligado a la entidad norteamericana Rand Corporation, asesora de las Fuerzas Armadas de EE.UU. en operaciones en el exterior.
Boric incorporó también en su gabinete a miembros de partidos tradicionales de la izquierda chilena procedentes de la llamada Concertación, que gobernó Chile en distintos momentos durante las tres últimas décadas.Sumarlos a su ejecutivo obedece, según fuentes políticas, a la necesidad de asegurar mayorías parlamentarias para avanzar con rapidez en su programa. Su coalición solo cuenta con 37 diputados (de 155) y cinco senadores (de 43).
La decisión de Boric, aunque arriesgada dada la división política que por tradición enfrentan entre sí las organizaciones izquierdistas chilenas, le permitió reconfigurar la alianza que sustentará su gobierno. Tres de sus ministros pertenecen al Partido Socialista, y otros tres son del Democrático (socialdemócrata de centroizquierda), el Radical (laicista de carácter liberal igualitario y socialdemócrata) y el Liberal (centro y centro-izquierda).
El gabinete de Boric está integrado por 24 ministros. De ellos, 14 son mujeres, algunas de ellas desestimadas por su actuación política (Foto: BBC).
En una intervención el pasado sábado, Boric calificó de “valioso para el país” un documento del Ejército sobre su responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos durante el régimen de Pinochet (1973-1990).Valoró en el texto la autocritica militar en la consolidación de un régimen oprobioso que dejó miles de muertos, desaparecidos y llevó al exilio a quienes huyeron de la represión.
Sin embargo, fuentes de vasta experiencia en el entramado político chileno, catalogaron de ingenua la postura del joven mandatario, puesto que todavía las Fuerzas Armadas chilenas son poderosas y capaces de repetir la deshonra cometida contra Allende y su gobierno electo en las urnas.Boric no conoció por su edad la dictadura pinochetista, y solo supo de sus atrocidades por cuentos de amigos, por lo que, piensan expertos, tiene que ser cauto en la postura supuestamente critica de los militares.
Respecto a la política exterior de este joven que prometió ¨gobernar para todos los chilenos¨, el analista internacional y también académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda, consideró que los ejecutivos latinoamericanos son, actualmente, heterogéneos, aunque reconoció que en un tiempo pudiera predominar de nuevo la izquierda, tomando en cuenta las cercanas elecciones de Brasil y Colombia, donde Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro se impondrían, según encuestas.
Recalcó que estas izquierdas son muy diversas, con marcadas diferencias entre sí y es ahí donde Boric deberá tomar decisiones, acercándose o desmarcándose de distintos gobiernos.No obstante, ya dio una señal clara al invitar a su toma de posesión, por ejemplo, al escritor nicaragüense Sergio Ramírez, uno de los más férreos opositores del presidente izquierdista Daniel Ortega.
El futuro inquilino de La Moneda, el palacio donde murió Allende y un grupo de sus más cercanos colaboradores, asume con una imagen positiva para el 70% de los jóvenes e igual cifra entre los estratos sociales más pobres del llamado ¨país del cobre¨ por su gran riqueza de este metal.La encuestadora chilena Plaza Pública Cadem reveló que Boric cuenta con la percepción de imagen positiva o muy positiva de un 63% de los chilenos consultados, al igual que sus colaboradores Siches, Jackson y Vallejo.
Mientras, un 78% desaprobó la gestión del multimillonario Piñera, y el 22% restante lo respaldó. Opuesto a la redacción de una nueva Carta Magna perdió todos los procesos electorales: el plebiscito de la Convención Constituyente, gobernadores regionales y, finalmente, las presidenciales.
Su pobre actuación durante la pandemia –que hoy mantiene más de 20 000 casos diarios-, el escándalo de los llamados Papeles de Pandora en el que está involucrado, y otros desatinos le hicieron comprobar la verdad de la frase ¨segundas partes nunca fueron buenas¨.Ahora entra el joven sustituto a enfrentarse al negativo legado neoliberal y xenófobo dejado por el derechista presidente, pero con el apoyo de una mayoría deseosa de estrenar una nueva Constitución Nacional que borre hasta el último vestigio de quien gobernó en nombre de la oligarquía chilena.
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