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martes, 19 de noviembre de 2024

Domingo crucial en el cerco derechista contra Dilma Rousseff

La Cámara de Diputados del Congreso Nacional de Brasil votará la continuidad del proceso de impugnación contra la presidenta Dilma Rousseff...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 17/04/2016
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Cada día, la derecha brasileña apegada a los intereses del gran capital ponen en práctica nuevos elementos falsos contra la mandataria Dilma Rousseff para llegar al domingo con la mayor cantidad de legisladores captados en la Cámara de Diputados, donde serán necesarios 342 votos, el tercio de sus 513 miembros, para continuar el proceso de un juicio político en su contra.

En torno a las 22:00 hora local de Brasilia, se conocerá el resultado de ese proceso, en el que pocos se atreven a aventurar un resultado, pues en las últimas horas supuestos partidos aliados se pronunciaron por someter a Rousseff a la impugnación, mientras el oficialismo también batalla pero en sentido contrario. Si prospera el plan derechista,  la solicitud pasa al Congreso Nacional, cuya decisión, por mayoría, es inapelable.

El pasado lunes, una Comisión Especial de la Cámara Alta integrada por 65 políticos recomendó  por 38 votos contra 27 dar paso al juicio político, un resultado que sorprendió a sectores democráticos de la gigantesca nación suramericana.

Pero a pesar de los tejes y manejes de la derecha, el gobierno se siente optimista sobre los resultados, pues sus seguidores no están de manos atadas.

Este jueves, la diputada Luciana Santos, presidente del Partido Comunista do Brasil (PCdoB), oficializó la creación de un Frente Parlamentario en Defensa de la Democracia con un documento contra la impugnación, que recibió el visto bueno de 186 miembros de la Cámara Baja. Ese número supera los 172 votos que se precisan para archivar el proceso contra la Mandataria.

El texto presentado por Santos fue articulado por el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien ha dado el pecho en la lucha contra el movimiento derechista. Aparecen como firmantes, además,  30 senadores.

Según José Guimaraes, líder oficialista en la Cámara de Diputados, "todos sabemos que las bancadas están muy divididas. Pocos partidos ya están ciento por ciento decididos. Hay un juego para los medios. Tenemos la seguridad del trabajo que hicimos todos estos días. No hay riesgo de tener menos que 200 a 216 votos", aseguró.

Guerra mediática para desalentar

Ahora, la guerra mediática contra la presidenta, acusada falsamente de maquillar cuentas de la Unión en 2014 y 2015 para taponear déficits fiscales, fue dirigida esta última semana a transmitir el criterio de que ganará la moción del juicio político, en un intento por desalentar a los diputados leales al gobierno y al pueblo movilizado en las calles, como si se tratara de una fatalidad esperada.

El derechista diario O Globo –un monopolio de la información con periódicos, radio y televisión- colocó en su versión on line una información en la que precisaba que luego de la desbandada de algunos partidos aliados, el gobierno “admitió no tener votos para frenar el proceso contra la Mandataria”, pero sin citar una fuente oficial.

La respuesta del blog gubernamental enseguida salió al paso y confirmó que la estrategia de O Globo y sus mandantes es antigua, pues busca desinformar a los lectores, convirtiendo una burda mentira en una verdad institucional, algo deplorable en el periodismo.

Como en un juego de ajedrez bien estudiado, la derecha brasileña inició el descrédito contra Rousseff desde que ganó su segundo mandato en el 2015 con 54 millones de boletas favorables, y a partir de entonces, las huestes conservadores reforzaron sus ataques de desprestigio, amenazas, y finalmente la solicitud de este proceso judicial.

Si la Presidenta y exguerrillera contra la dictadura militar hubiese permitido que el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, burlara la justicia que lo acusa de corrupción, guardar cinco millones de dólares en una cuenta en Europa y otras prebendas,  este viejo politiquero del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) habría engavetado las denuncias que le hicieron llegar a sus oficinas los enemigos del gobierno petista.

Pero Rousseff no cedió y en venganza, en un plan de movimientos preconcebidos junto al vicepresidente de la República, Michel Temer, Cunha –sometido a una Comisión de Ética que quizás falle contra ese corrupto- dio paso a los documentos, iniciándose el mecanismo que este domingo decidirá en buena medida la suerte de la Dignataria.

¿Qué puede preverse?

Cunha sabe mover bien sus fichas y está dispuesto a cualquier triquiñuela para impedir que la Presidenta concluya su mandato –de perder, su lugar lo ocuparía Temer, también del PMDB, que en días pasados  retiró a su poderoso partido de su alianza con el Gobierno- y por ello comenzará la votación nominal por la región Sur, que es por tradición la más opositora a la gobernanta.

En una calculada acción, dejará para el final las regiones aliadas al gobierno, que en su apreciación estarían a esa hora desalentadas y se unirían al grupo opositor, pues para una gran parte de los políticos brasileños la ideología poco cuenta y cambian de bando en cuestión de horas, salvo honrosas excepciones.

Para el profesor Claudio Coto, de la Fundación Getulio Vargas de Sao Paulo, las votaciones en la Cámara "Tiene el efecto de una bola de nieve. Con cada aprobación, aumentan las posibilidades de que (el proceso) pase por la próxima instancia y mientras mayor sea el margen, más impulso ganará el juicio político”.

Hasta dónde llega el cinismo y la carencia de ética del PMDB fue corroborado por el diputado Aliel Machado, del Partido Red, de la excandidata presidencial Marina Silva, quien en una entrevista grabada con el diario Gazeta do Povo, de Paraná, informó que el PMDB está ofreciendo cargos en un eventual gobierno de Temer a quienes voten por la destitución de la mandataria.

El derechista Partido Progresista (PP) -hoy el mayor socio del Gobierno- y el liberal Partido de la República (PR) también se separaron de la coalición gobernante, siguiendo los pasos del PMDB.  El líder del PR, Mauricio Quintela, renunció a su posición de liderazgo en el partido para votar contra Rousseff, lo que haría que sus 40 diputados siguieran su ejemplo.

Otra prueba del complot contra Dilma la ofreció el propio Temer  cuando en un mensaje de audio de 14 minutos enviado a miembros del PMDB en el que insta a un gobierno de unidad nacional, prueba inequívoca de que se prepara para asumir la presidencia, ya que da por sentada la impugnación a la Mandataria.

La nota, enviada a través de Whatsapp, fue confirmada por personal de su directorio, que corroboraron su autenticidad, pero aclararon que fue enviada por error. Luego fue reproducida en el sitio de Internet del diario Folha de Sao Paulo.

Este martes, en un discurso en el Palacio de Planalto, la Jefa de Gobierno, quien juró que no renunciará, dijo que la oposición de derecha la juzga por supuestos errores sin presentar pruebas, con los métodos habituales de calumnias y la promesa de posiciones en el gabinete de golpe de Estado, de un gobierno sin votos”.

En su intervención, la Dignataria que jugó un destacado papel durante su primer mandato tanto a lo interno (manteniendo los programas sociales a pesar de la crisis económica mundial) y dignificando el papel de la democracia latinoamericana en foros internacionales, convocó también a las bases del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) a mantenerse movilizados para oponerse a lo que llamó Golpe de Estado contra una Mandataria electa en las urnas.

Este domingo, millares de personas están convocadas de manera espontánea para reunirse frente al edificio que ocupa la Cámara Baja en Brasilia, lo que, según analistas, puede incidir a la hora de la votación que podría cambiar, al menos de momento, el destino de Brasil.

De prosperar, el juicio contra Dilma sería el primero desde 1992, cuando el entonces presidente Fernando Collor de Mello enfrentó grandes manifestaciones populares que exigían su remoción por corrupción. Collor de Mello renunció después de que el Senado aceptara iniciarle un juicio político.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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