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martes, 5 de noviembre de 2024

Derecho y claro

Rusia presenta su doctrina de comportamiento nuclear ajustada al complicado panorama global estimulado por Washington y sus aliados...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 06/06/2020
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Moscú-defensa nuclear
Moscú ha marcado sus pautas en materia de defensa nuclear frente a la agresividad externa. (Hispan TV).

En medio de la hostil política de la Casa Blanca, inclinada a dejar sin efecto el Tratado sobre reducción de armas estratégicas Start III que debería ser renovado a inicios del próximo año, Moscú acaba de anunciar su nueva doctrina de disuasión atómica.

En pocas palabras, se trata de la respuesta defensiva que articula Rusia ante los incuestionables riesgos de conflicto nuclear que ya se derivan de la negativa actitud oficial gringa con respecto a todos los acuerdos suscritos con el Kremlin sobre esa materia, incluso, los rubricados desde la existencia de la extinta Unión Soviética.

Según el documento, Rusia se reserva el derecho a una respuesta con armamento nuclear en caso de agresión exterior o amenaza a la supervivencia del Estado, aunque no se refrenda el poder ejecutar un ataque atómico de orden preventivo. La doctrina nuclear rusa aprobada días atrás otorga además al presidente del país, en este caso a Vladímir Putin, la potestad de dar la orden de poner en marcha una respuesta atómica contundente al empleo por el enemigo de artefactos nucleares u otro tipo de armamento de destrucción masiva contra territorio de Rusia o de sus aliados. Esa prerrogativa es válida también en caso de acciones contra instalaciones estatales o militares vitales para el país o que le hagan perder el control sobre el mando nuclear.

El documento aclara que también originaría un contragolpe atómico contundente toda agresión exterior con el uso de armamento convencional que amenace la existencia misma del Estado ruso, o aquellas informaciones fidedignas sobre el lanzamiento de un misil balístico contra territorio de Rusia o sus aliados. No obstante, se insiste en que se trata de netas respuestas defensivas.

Las nuevas disposiciones de Rusia recalcan que el objetivo de su arsenal nuclear es “garantizar la protección de la soberanía y la integridad territorial del Estado” disuadiendo a los hipotéticos enemigos “de una agresión contra el país o sus aliados”.

Entre las amenazas que se citan figura el aumento del potencial militar del enemigo cerca de las fronteras del gigante euroasiático. Además, se asume también como un peligro a eliminar la sola posesión por un país de armamento nuclear que pueda ser utilizado contra Rusia, la proliferación de dicho arsenal y de la tecnología y equipos para su fabricación y el emplazamiento en el espacio exterior de sistemas militares ofensivos y defensivos.

Por demás, el Kremlin confirmó su total apego a soluciones serias, respetuosas, equilibradas y justas para librar al mundo de los riesgos de un conflicto militar nuclear que, sin dudas, significaría el fin de nuestra especie sobre la Tierra y la conversión del planeta en un páramo inhabitado.

Estas últimas consideraciones se interpretan como una suerte de exhortación y advertencia al Washington liderado por Donald Trump, quien en sus cuatro años de presidencia se ha empeñado en desentenderse de cuanto pacto internacional considera “lesivo” a los intereses hegemónicos gringos, desde el acuerdo sobre el cambio climático o el entendimiento con Irán sobre su uso pacífico de la energía atómica, hasta la no renovación del protocolo para la contención de misiles de corto y mediano alcance.

En otras palabras, y dirigido a todos los oídos, Moscú ha puesto sobre la mesa con toda claridad sus cartas en materia de existencia y posible uso de las armas nucleares, de manera que nadie pueda pretextar equívocos ni desconocimiento ante lo que significaría una acción hostil contra la integridad de Rusia.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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