La necesidad de producir alimentos es actualmente un interés compartido por miles de millones de personas de todos los sectores y en esa línea África aporta lo suyo, así como proyecta sus próximos pasos.
Una veintena de delegaciones del continente abordó en Senegal aspectos sobre ese desafío durante la cumbre Dakar 2, organizada bajo el lema "Alimentar África: soberanía alimentaria y resiliencia”.
Los trabajos del encuentro concluyeron el 27 de enero en Diamniadio, en las afueras de la capital, con la Declaración de Dakar, adoptada por gobiernos, el sector privado, científicos y organizaciones diversas
El evento- iniciativa del Banco Africano de Desarrollo, Senegal y la Comisión de la Unión Africana- sucedió a su similar de 2015, que ayudó a perfilar las líneas relativas a “La estrategia para la transformación agrícola de África (2016-2025).
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Durante la Cumbre de Dakar 2 hubo paneles y mesas redondas de alto nivel, así como sesiones para elaborar "pactos para el suministro de productos alimenticios y agrícolas" para cada Estado.
En una intervención el presidente de Sierra Leona, Julius Maada Bio, afirmó que la transformación agrícola es prioridad para su segundo mandato y solicitó a los socios para el desarrollo apoyo para concretar tales cambios.
Así Maada Bio destacó la importancia de los futuros planes en el agro de su país en el ámbito de una región que cuenta con el 60-65 por ciento de las tierras más cultivables del planeta mundo, pero donde sufren hambre 249 millones de personas.
Con anterioridad el mandatario anfitrión y presidente en ejercicio de la Unión Africana, Macky Sall, llamó a los países de la región a destinar el 10 por ciento de sus presupuestos al sector agrícola para satisfacer necesidades en la producción de víveres.
A criterio de analistas para enfrentar el reto con integralidad se requieren fuertes inversiones en mecanización y tecnologías agrícolas climáticamente inteligentes y mayor efectividad del capital privado en las cadenas de valor agrícolas.
Por su parte el mandatario de Sierra Leona enfatizó que “el doble objetivo de su gobierno sería sustituir los alimentos importados por los cultivados localmente y eventualmente exportar productos agrícolas”.
Con esa orientación política “se crearía empleos para los ciudadanos, especialmente jóvenes y mujeres, en las zonas rurales, lo cual mejoría esencialmente la calidad de la vida”.
La Declaración de Dakar incluye esos anhelos benefactores para el desarrollo socioeconómico del continente, partiendo de sus múltiples potencialidades agrícolas y del desempeño humano en construir una región hermanada con la sostenibilidad.
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