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sábado, 23 de noviembre de 2024

Bolsonaro predica odio y violencia como estrategia electoral (+Audio)

El asesinato del petista Marcelo Arruda, atentados en actos públicos, groserías contra expresidente Lula da Silva, denotan el radicalismo presidencial...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 14/07/2022
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Ultraderechista-Bolsonaro-Brasil
El presidente ultraderechista Jair Bolsonaro estimula la política de odio contra partidos y personas progresistas y de izquierda entre sus seguidores. (Tomada de Telesur).

A dos meses de las elecciones generales de Brasil, la política de odio exacerbada por el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro mantiene en tensión al país, mas aun tras el asesinato del miembro del Partido de los Trabajadores (PT) Marcelo Arruda y otras acciones que preocupan a las fuerzas políticas de la nación suramericana.

Bolsonaro, quien pretende ser reelegido en octubre próximo, es conocido por su carácter reaccionario y verbo neofascista. Su escudo principal es la religión evangélica que profesa desde los vórtices más extremistas e impulsar una violencia desmesurada contra partidos y personas progresistas o de izquierda.

Admirador fanático del régimen militar y los llamados años del plomo, se opone a la libertad política y de expresión, el progresismo social y a la democracia. De ahí su oposición al matrimonio de parejas del mismo sexo y el aborto, por ejemplo, mientras incita al exterminio de sus opositores, en especial miembros y dirigentes del PT, fundado por el exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva, de nuevo candidato de esa organización a las próximas presidenciales.

En una de sus llamadas Marchas con Jesús, Bolsonaro subió el tono de sus amenazas, y arrodillado en la calle junto a sus seguidores más radicales – se calcula en un 15% del electorado- pidió mantenerse  “en alerta permanente” para exigir “elecciones auditables”.

Tres episodios de violencia política ocurrieron en secuencia entre el 5 y el 7 de este mes: tiroteo en la redacción del diario Folha de Sao Paulo, ataque con heces fecales y huevos al carro del juez que determinó la prisión de uno de sus  exministros; y una bomba casera lanzada contra el acto público en que participaba Lula da Silva en Cinelândia, un popular barrio en Río de Janeiro.


Lula da Silva recorre Brasil en la campaña preelectoral de las presidenciales del próximo 2 de octubre. (Tomada de nodal.am).

Milicianos paramilitares y terroristas, estimulados por la política de odio practicada por su líder, actúan con absoluta libertad en distintas regiones del gigantesco país que ocupa 8 000 000 de kms de Suramérica y cuenta con una población de 216 000 000 de habitantes, 53 000 000 de ellos en estado de pobreza y otros 13 000 000 en extrema pobreza. De cada cuatro niños brasileños, solo uno hace tres comidas al día.

Con una inflación creciente y la consiguiente corrosión en los ingresos familiares, el ultraderechista pasa de largo esa situación e insiste en que tanto los combustibles como los principales alimentos son más baratos en Brasil que en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra. Olvida, al parecer, que los ingresos medios en esos países son al menos 10 veces más elevados que los brasileños, precisan economistas.

TRUMP TROPICAL

Este ex militar, llamado con justicia el ¨Trump tropical¨ por su carácter disociado y controvertido, muy parecido al del ex mandatario estadounidense Donald Trump, asumió el Palacio de Planalto en 2020 porque era la figura ideal, supuestamente manejable por el empresariado y por Estados Unidos.

Llegó al Palacio del Planalto mediante una campaña plagada de mentiras, creídas por una masa con poca conciencia de clase, en la que fomentó la indignidad contra Lula, condenado a prisión por el exjuez federal Sergio Moro en un complot basado en falsos testimonios. Lula fue sacado del juego comicial en 2020 y después de ser juzgado y preso, fue exonerado de toda culpa. Pero el objetivo de que no se presentara a los comicios, porque iba a ganar, fue cumplido. Ahora, según se aproxima el 2 de octubre, el excapitán del Ejército tensa sus fuerzas de nuevo contra el PT.

El asesinato del militante del PT Marcelo Arruda el último fin de semana en Foz de Iguaçu, estado de Paraná, es el más reciente episodio sangriento de la escalada de terror que el exdiputado del Congreso Nacional siempre incentivó en su carrera pública. En 1988 reveló un plan para explotar el gasómetro de Río de Janeiro. Ahora sigue sembrado el resentimiento con sucesivas amenazas, agresiones, homicidios y atentados contra la oposición.

Desde el asesinato de la concejala Marielle Franco, del partido Socialismo y Libertad, y su chofer, ejecutados a tiros en pleno centro de Río de Janeiro el 14 de marzo de 2018, -con la venia de uno de los hijos del mandatario- hasta hoy, es extensa la lista de atentados realizados contra organizaciones y simpatizantes de izquierda.  

El Observatorio de la violencia política y electoral detectó en el primer semestre de este año el aumento del 23% de casos contra ciudadanos progresistas o de izquierda, como el caso de Arruda, guardia municipal y tesorero del PT en Foz de Iguaçú, quien se encontraba festejando su 50 aniversario, cuando un policía federal lo asesinó con tres disparos.

El homicidio ocurrió cuando el policía penal federal Jorge Guaranho interrumpió a tiros la fiesta del cumpleaños en la sede de la Asociación Deportiva Salud Física Itaipú, y le disparó. Sin embargo, el agredido pudo repeler el atentado e hirió al agresor, ahora hospitalizado.

Este no es un hecho aislado. El crimen cometido en Foz de Iguaçú por un admirador de Bolsonaro refleja una peligrosa escalada del clima de intolerancia estimulado por el mandatario, según denunció el Observatorio, integrado por expertos del Grupo de Investigación Electoral de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro (Giel).

Ese organismo indicó que en los primeros seis meses de este año, los actos intimidatorios o de crímenes superó los registrados en el mismo periodo de las elecciones municipales del 2020. Ya son 214 ante los 173 de hace dos años.

Las víctimas son personas que tienen o tuvieron cargos electivos, bien como candidatos, precandidatos, excandidatos y ocupantes de funciones en cargos públicos. El terrorismo en la tierra del samba es caracterizado por amenazas, homicidio, atentado, asesinato de familiares y secuestros.

En declaraciones al periódico Folha de Sao Paulo, el politólogo Felipe Borba, coordinador del Giel, indicó que ¨si se repite lo observado en los comicios municipales, la gran escalada de violencia comienza ahora¨.

Poco después de la tragedia en Paraná, en una entrevista al Correio Braziliense, Lula da Silva afirmó que ¨Bolsonaro hace de continuo un discurso lleno de coacción, bien típico de un cobarde que intenta estimular el terror en el país¨, ya que siente, dijo, que perderá las próximas elecciones.

En su conversación con el periódico, el dos veces presidente (del 2003 al 2012) –cuando concluyó su segundo mandato poseía un 87% de apoyo popular- denunció los planes de Bolsonaro y su oportunismo político, entre otros la creación de auxilios públicos solo válidos hasta diciembre próximo.

Lula recordó que en 2020 el actual gobierno quería conceder una ayuda similar pero de 200 reales (moneda nacional) y solo la intervención del PT y el resto de la oposición garantizaron, en el Congreso Nacional, que el valor subiera a 600 reales, cifra que después el dignatario redujo, pues todo el mundo sabe, confirmó, que él es un mentiroso.

Este martes y miércoles último Lula, quien aparece como favorito a la presidencia, se reunió con empresarios, parlamentarios y participó en un acto en el Centro de Convenciones ¨Ulises Guimaraes¨ de Brasilia, un espacio cerrado con capacidad para 9000 personas, como parte de la precampaña del movimiento Vamos juntos por Brasil, integrado por siete partidos progresistas..

BOLSONARO TIENE MIEDO

Para analistas que siguen el preámbulo de las presidenciales, las últimas de este año en América Latina, Bolsonaro sigue un plan premeditado para evitar, o como mínimo poner en duda, los comicios venideros.

En un montaje mediático, el mandatario se niega a aceptar el uso de las urnas electrónicas –según dice poco confiables- y exige una auditoría final de las boletas para desde ahora sembrar dudas sobre un eventual fraude.

En una de sus recientes transmisiones semanales por Internet, el mandatario volvió a atacar al sistema electoral brasileño, y anunció una vez más que presentará pruebas de la vulnerabilidad de las urnas. También criticó otra vez al Tribunal Superior Electoral y a algunos integrantes del Supremo Tribunal Federal, instancia máxima de la Justicia.

Lo que busca el mandatario, con un 16% menos en las intenciones de voto que Lula, es crear un ambiente de dudas, caótico, ya que amenazó que solo el Ejército podrá auditar los sufragios (un paso no previsto) o no reconocerá el resultado.

Su acompañante en la dupla electoral, el general ® Walter Braga Netto, su ex ministro de Defensa, afirmó que ¨sin la auditoria exigida no habrá elecciones¨.

Para Lula, Bolsonaro no tiene otra opción que aceptar el resultado de la votación.

Sin embargo, medios periodísticos brasileños –como Jornal do Brasil- alertan sobre la posibilidad de que el mandatario intente (como hizo en fecha similar) utilizar el 7 de septiembre, Día de la Independencia Nacional, para darse un autogolpe de Estado.

Si lo intentara, en el interés de desestabilizar el país y continuar en el Planalto, el ex militar no tendrá éxito, pues fracasó una vez ya que no hubo asistencia a la convocatoria y, además, todas las encuestadoras señalan el triunfo de Lula da Silva, muchas incluso en primera vuelta.

Luego de su negativa a encarar la COVID-19, que cobró más de 600 000 vidas en el gigante suramericano, de destruir los legados sociales del PT, como los programas Bolsa Familia, Mais médicos, Mi casa, mi vida, Farmacia Popular y Fondo de Financiamiento al estudiante de enseñanza superior, la administración bolsonarista tiene las de perder, al margen de otras consideraciones, como la deforestación de la Amazonas y la desestimación del prestigio internacional del país.

El comportamiento de Bolsonaro y su equipo de campaña intentan reeditar la elección contaminada por la mentira de 2018, sin considerar que mucho ha cambiado en el panorama nacional y que observadores lo catalogan como el peor gobernante de la historia de Brasil.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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