Argentina amaneció este lunes en campaña electoral con vistas al balotaje del próximo día 19 cuando se enfrentarán por la Casa Rosada el oficialista Sergio Massa, quien tuvo una remontada histórica en la votación. y el ultraliberal Javier Milei, estancado en sus ideas rayanas en el desequilibrio y la brutalidad.
Los partidos de la derecha argentina ya saboreaban, basados en encuestas que de nuevo equivocaron rumbo, el triunfo absoluto de Milei, candidato de La Libertad Avanza en una primera vuelta. Se equivocaron porque tomaron como referencia las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Extraordinarias (PASO) del pasado septiembre que lo ubicaron como el más votado del país, dejando en segundo lugar a la conservadora Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio y a Massa, de Unión por la Patria, en tercer lugar. La experiencia de este domingo demostró que el pueblo sabe distinguir entre las PASO y los comicios que trazan el destino de la nación en los próximos cuatro años.
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De tal manera que el ministro-candidato remontó 15 puntos sobre lo obtenido en las PASO, lo que lo sitúa siete por encima del ultraliberal que propone una Argentina medieval, y dejando fuera del juego a Bullrich.
La situación de las últimas horas fue catalogada por muchos de infarto, por la tensión e incertidumbre creada por el enfrentamiento entre un político que promueve el negacionismo, la destrucción del Estado y la ruptura de redes de contención social y otro que contrapuso trabajo, militancia, Estado, esfuerzo y política en un contexto negativo para Argentina por razones económicas, en lo fundamental, amén del desgarro interno del gobierno de Alberto Fernández.
Es destacable la manera en que Massa encaró su campaña, pues salió con fuerza y propuestas concretas. La nueva discusión de puja con el Fondo Monetario Internacional sobre la deuda dejada por el anterior régimen de Mauricio Macri y las medidas de alto impacto en la economía de la gente, unida a la respuesta enérgica a los especuladores con el dólar dejaron la impresión positiva de que es un político capaz de llevar el barco a buen puerto, una sensación ya casi desconocida en la población argentina.
Y esa será, también, y así lo dijo, la tónica de su nueva campaña hacia la Casa Rosada, reiterando su apertura al diálogo a quienes, dijo, deseen la construcción de un nuevo país más justo y equitativo. En la actualidad, la pobreza golpea a un 40% de los 45 098 747 habitantes de ese riquísimo país suramericano.
VICTORIA DE MASSA
El Consejo Nacional Electoral informó que Massa quedó con el 36,68% de los votos, dejando atrás a Milei, 29,99% y muy lejos a Bullrich, 23,83% en lo que observadores consideran es el fin momentáneo de Juntos por el Cambio.
Ello significa que Unión por la Patria elevó en 3 000 000 millones los votos obtenidos en las PASO. De 6 500 000 en la elección para elegir los postulados a la presidencia ahora ascendió a 9 500 000, mientras Milei sumó solo 700 000 más a los conseguidos con anterioridad debido a su parálisis política.
Ahora comienza un nuevo momento, que Massa anunció anoche, poco después de conocerse los resultados, y es la búsqueda inmediata de los votos necesarios para tratar de ganar el balotaje que podría llevarlo a la primera magistratura el 10 de diciembre por cuatro años.
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Al término del conteo, y mientras un Milei menos agresivo pero sin dejar sus ofensas y pensamientos retrógrados, se proyectó ante sus seguidores pidiendo la cabeza de los kirchneristas, el ministro de Economía se declaró en campaña para ganar los votos del peronismo de la provincia de Córdoba, de los radicales, y de quienes votaron en blanco o se ausentaron de las urnas.
En un discurso mesurado, en el que demostró una capacidad política muy superior a la de su contrincante –que repitió que acabará con el kirchnerismo y sus militantes en un anuncio de otra forma de dictadura- el postulado por Unión por la Patria indicó que hará el mayor esfuerzo por ganarse la confianza de todos sus coterráneos y aseguró: ¨Muchos de los que nos votaron son los que más están sufriendo; no les voy a fallar. Sepan que desde el 10 de diciembre no les voy a fallar".
Tales palabras cayeron como un bálsamo sobre una multitud que lo esperaba en el recodo del partido peronista, en medio de la tempestad económica que se mantiene sobre Argentina y que desde su ministerio está tratando de contener con políticas implementadas para tratar de estabilizar la base estructural del país azotado por deudas, sequías, la epidemia de la Covid-19 y la desunión gubernamental entre el presidente y su vice, Cristina Fernández, por razones estratégicas en el mandato.
El binomio Massa y Agustín Rossi en la vicepresidencia deben mantener los votos lograrlos y elevarlos al máximo en corto tiempo. Queda como puntal la provincia de Buenos Aires- decisiva en los comicios y en la que sufraga el 37% del electorado nacional- donde fue reelecto el kichnerista Axel Kicillof, un gobernador que supo sortear, a pie y junto a la gente, los embates del último cuatrienio. Ese territorio constituyó este domingo una poderosa barrera contra el partido de Milei. El discurso de campaña tanto de Kicillof como de Massa hizo que se recuperaran los votos perdidos por el peronismo en provincias como Tucumán y La Rioja.
Estos casi 30 días, un tiempo considerado muy corto para el balotaje, son también para la tolda oficialista el de mantener la alegría y la renovación de la esperanza en la fuerza interna del peronismo, con una avanzada no solo en las calles sino en el uso de la tecnología.
La irrupción de Milei en la escena política con criterios que amenazan los cimientos de la institucionalidad y la coherencia fueron uno de los elementos que, ante una eventual hecatombe, impulsaron a Massa, que en los últimos meses se proyectó como un superministro y adoptó una serie de medidas paliativas para elevar el nivel adquisitivo de los trabajadores y los vulnerables. La cuestión económica, sin embargo, quedó desplazada a un segundo lugar ante el peligro que representa el candidato de La Libertad Avanza, un profesor de economía estrenado en la política hace dos años pero que aprovechó muy bien el desgano social de una masa golpeada por razones objetivas y subjetivas.
La discusión se centró entonces en el debate político-ideológico, en el que el peronismo defendió su compromiso con el control del Estado a favor de políticas garantes del derecho y contención de las grandes mayorías.
Anoche, un Milei que esperaba un triunfo fácil y ya se sentía en la Casa Rosada, afirmó en un mensaje a sus seguidores: Debemos ganar, porque la tarea que tenemos por delante es muy clara: o cambiamos o nos hundimos.
ACUERDOS NECESARIOS
Este mes de campaña Massa debe alcanzar acuerdos necesarios con otras fuerzas militantes –ya invitadas al diálogo- para garantizar su victoria.
Anoche, en un mensaje conciliador, destacó la necesidad de conformar un gobierno de unidad nacional, y para lograrlo tiene que sentarse a negociar con, entre otros, los dos candidatos Myriam Bregman y Juan Schiaretti, y atraer a su boleta a miles de radicales que comparten sus ideas democráticas.
Bergman, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad, mantuvo sus votos de las PASO. Son casi 700 000 votos que aunque es una cifra baja, en el universo de un balotaje pueden resultar decisivos. Schiaretti, del Hacemos por Nuestro País, crítico del kirchnerismo, subió la víspera de un 3,83 anterior a casi un 7% de gran ayuda en noviembre. Pero su respaldo es muy dificil.
Respecto a Juntos por el Cambio, Bullrich mantuvo una línea crítica con sus adversarios y si determina apoyar a alguien no será a la chapa oficialista..
En su retórica repetida durante meses, responsabilizó al gobierno saliente de empobrecer al país, y dejó claro que los valores de su partido ¨no se venden ni se compran, no los vamos a negociar¨, sin mencionar a Milei.
La tarea que tiene por delante Massa y el peronismo es compleja pero posible de cumplir y lo demostraron la víspera. Tiene poco tiempo y su propuesta es llegar al mayor número de comunidades para hablar a los argentinos de su programa gubernamental y recobrar para su partido la confianza perdida luego de cuatro años difíciles de gestión por parte de los Fernández.
VICTORIA EN EL CONGRESO NACIONAL
Desde el próximo 10 de diciembre el nuevo gobierno contará con un renovado Congreso Nacional. En los comicios de ayer, fue cambiada la mitad de la Cámara de Diputados y 34 senadores.
De acuerdo con los resultados electorales, la alianza Unión por la Patria contará con 108 legisladores propios, Juntos por el Cambio 93 y La Libertad Avanza subió de dos a 37 escaños.
En el Senado el peronismo recuperó la primera minoría: tendrá 35 senadores (incluidos dos del Frente de la Concordia), Juntos con 24 y el partido de Milei se estrenará en ese recinto con ocho miembros. De ganar Massa, le resultará más fácil gobernar con un Congreso a su favor.
La bandera de salida de campaña bajó esta mañana. Una población más consciente espera por las nuevas propuestas de dos candidatos de posiciones políticas e ideológicas antagónicas.
Será una batalla dura pero la sociedad demostró que las conclusiones mecánicas no existen. De ser así, Massa hubiera quedado fuera de la contienda, si se compara su triunfo de ayer con las PASO, consideradas un llamado de atención a quienes tendrán el destino de Argentina en sus manos.
Las palabras de Cristina Fernández el día previo a las elecciones se hicieron realidad: ¨espero para mañana, dijo, un país más sensato¨. Su predicción es la misma para el día 19, pues aunque renunció a cargos públicos, ya advirtió que se mantendrá trabajando por el kirchnerismo. Un espaldarazo muy importante para el ministro de Economía que ella misma propuso en tiempos tormentosos.
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