jueves, 12 de septiembre de 2024

Algunos apuntes sobre Irán, Palestina y la represalia anunciada contra Israel

El asesinato del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán, introdujo un elemento adicional a la situación de conflicto agravado que prevalece en Medio Oriente...

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Marcha por Palestina
Marcha por Palestina en La Habana, Cuba (Pedro Pablo Chaviano Hernández / Cubahora)

El asesinato del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh,[1] en Teherán, introdujo un elemento adicional a la situación de conflicto agravado que prevalece en Medio Oriente, a partir del 7 de octubre de 2023, cuyo punto culminante lo tenemos con la implementación en curso de la Operación Espadas de Hierro de Israel en Gaza.

Resultaron evidentes los esfuerzos diplomáticos desplegados por la administración Biden de conjunto con sus aliados europeos,[2] para evitar una escalada bélica en la región, posterior al asesinato del dirigente palestino, que aconteció en el contexto de la toma de posesión del nuevo presidente Masoud Pereshkian.

Washington asume como un hecho la represalia anunciada por el líder supremo iraní, ante lo cual ha desplegado un dispositivo militar naval y aéreo con capacidad reconocida de ataque convencional e incluso nuclear, como parte de su compromiso de reforzamiento defensivo de su aliado estratégico a través del CENTCOM.

Sin perder de vista los criterios disímiles que afloraron respecto al atentado fatídico, lo cierto es que el hecho en sí pone al desnudo las vulnerabilidades iraníes frente a la ejecución de la agenda de eliminación física de aquellas figuras identificadas por Tel Aviv como objetivos clave.

Este principio distintivo que ha acompañado la política sionista desde la fundación del estado judío, se ha visto revalidado contra las figuras militares iraníes que han tenido un desempeño en los temas de cooperación con Damasco y los vínculos con el concierto de organizaciones político-religiosas de la región afines contra Israel, así como en lo relativo al desarrollo del programa nuclear persa, como ha sido visible en los últimos años.

La eliminación del líder político de Hamás subraya el propósito trazado por el gobierno de coalición de extrema derecha israelí, contemplado en la referida operación militar en territorio gazatí, que asumió la aniquilación de la organización de resistencia armada palestina como acción imprescindible, con respaldo del aliado estadounidense y de los socios europeos.

Lo más relevante fue su realización luego de los esfuerzos diplomáticos de Beijing, dirigidos a alcanzar un arreglo en el seno del universo político palestino, sobre todo de Hamás con la Autoridad Nacional Palestina, cuya organización principal, Fatah, había sido expulsada de la franja de Gaza en 2007.

La Declaración de Beijing marca un referente en este caso, al establecer las partes concernidas un compromiso de reconciliación y unidad, condiciones mínimas requeridas en un hipotético proceso de construcción del estado palestino, a la par que reafirma la capacidad del gigante asiático en materia diplomática en esta región convulsa del mundo, en la cual tiene intereses comerciales, de cooperación e inversiones que se corresponden con la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Merece apuntar, que ese proceso de recomposición de las relaciones intrapalestinas resulta un escenario imprescindible, para la relegitimación de Hamás como fuerza política, amén de la etiqueta de terrorista aportada por Washington, la Unión Europea y Tel Aviv, sobre todo este último actor, que practica el terrorismo de Estado como expresión reafirmada del sionismo, que identifica al actual gobierno de coalición de extrema derecha.

El atentado contra Haniyeh tuvo lugar también posterior a la visita a los EE.UU. de Netanyahu, donde recibió el apoyo previsto de Washington frente a las amenazas de Teherán y sus aliados, amén de las críticas consabidas con las consecuencias humanitarias en la franja de Gaza resultado de la ejecución de la referida operación militar.

A lo anotado, se añade la intención deliberada mostrada por Netanyahu de ampliar el conflicto en la región, en provecho propio, a partir de su condición de convicto de la justicia israelí.

Paralelamente, los esfuerzos diplomáticos desplegados por Moscú se han constatado en la dirección de Teherán, no sólo para subrayar el interés de cooperación bilateral en el ámbito de la defensa —amplificada desde Occidente con la aducida conexión con la OME de Rusia en Ucrania—, sino también en el propósito disuasorio ante a una posible escalada conflictiva que la represalia iraní y de sus aliados pudiera desatar.

La audiencia concedida por el ayatola Alí Kamenei al secretario del Consejo de Seguridad Nacional ruso, Sergei Shoigú, ilustra el estado positivo actual de los vínculos bilaterales ruso-iraní. El mensaje disuasorio trasladado por Moscú en esta oportunidad ha tomado en consideración a la población civil israelí y su posible afectación, de protagonizarse un ataque de represalia a gran escala.

Merece recordar, que las relaciones históricas de Rusia con la contraparte palestina han descansado en sus intercambios con la OLP y con Fatah, específicamente, que ha tenido en Arafat y Mahmoud Abbas a sus máximos interlocutores.[3]

No obstante, en el ámbito de las Naciones Unidas, la representación permanente de Irán emitió una declaración (7.8.2024), en la cual ratificaba dos prioridades simultáneas: primero, el establecimiento de un cese el fuego duradero en Gaza y la retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel, y; segundo, castigar al agresor por el asesinato del mártir Haniyeh.

Por lo tanto, la escena queda lista para la acción de respuesta iraní, que pudiera tener varios desenlaces, atendiendo a los actores diferentes que integran el denominado Eje de la Resistencia (Hezbolá y los Houties, en principio), en momentos en que asumió un nuevo gobierno en Irán, que ha declarado su voluntad diálogo y mejoramiento de las relaciones con Occidente.

Sin embargo, no se puede perder de vista que la región contempla proyectos importantes, que no sólo se enmarcan en el peso de las relaciones alcanzadas por Beijing con las diferentes capitales de Medio Oriente, incluido Israel, sino también aquellos que están identificados por Washington.[4]

Desde esta perspectiva, emerge además la propuesta de iniciativa en el Cáucaso, presentada por el gobierno de Armenia,[5] orientada a transformar esa zona, que ha estado inmersa en controversias y disensos activos, que involucraría además a Türkiye, Azerbaiyán, Georgia y a la propia Irán, que ambiciona una propuesta de transporte regional, que busca revitalizar y desarrollar infraestructuras críticas, como carreteras, ferrocarriles, gasoductos, líneas eléctricas y ampliación de internet, por citar ejemplos ilustrativos.

Si bien Azerbaiyán se opone a la iniciativa con rótulo armenio, reconoce de facto la importancia de la existencia de un proyecto de esa naturaleza para el Cáucaso sur, atendiendo a los beneficios tangibles que contempla, incluido una concordia entre todos los actores concernidos, que involucra también a Irán.

En lo sucesivo, quedará sobre el tapete el posible desenlace de respuesta militar del nuevo gobierno iraní, en medio de una coyuntura política compleja, que acusa en el ámbito doméstico una situación económica marcada por la inflación y la carga sancionatoria impuesta por los EE.UU. y sus correligionarios europeos, en momentos en que Washington ha “retomado” en su narrativa antiiraní el tema de la sospecha sobre el desarrollo nuclear de Teherán y su finalidad real.

Al término, la administración Biden anunciaba una misión diplomática de alto nivel hacia Medio Oriente, con diferentes destinos, a cargo del titular de la diplomacia, así como Brett Mc Gurk, coordinador para África Norte y Medio Oriente en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, y Amos Hochstein, alto enviado para asuntos de Energía del gabinete, que tendría a su atención la espinosa misión de evitar una escalada entre Israel y Hezbolá en el sur de Líbano.

 

 

 


[1] Hasta el momento de redactar este análisis, Israel no había asumido formalmente, como en experiencias anteriores, la ejecución del atentado mortal contra el líder político de Hamás y negociador de los rehenes.

[2] En la reunión del G7, el cónclave emitió una declaración, a instancias del secretario de Estado Anthony Blinken, en el cual se hizo referencia a la necesidad de evitar una escalada del conflicto en Medio Oriente, ante las amenazas de represalia contra Israel planteada por Teherán. Más recientemente, hubo un comunicado dirigido a las autoridades iraníes, a cargo del presidente francés, el canciller alemán y el primer ministro británico.

[3] Hamás tuvo una identificación con el variado concierto de organizaciones islámicas que se opusieron al gobierno sirio durante la guerra civil que devastó al país árabe, en su afán de cumplir el malogrado sueño de instaurar una suerte de califato, como forma de gobierno y autoridad religiosa.

[4] Según el académico, periodista y embajador argentino Jorge Elbaum, el Dpto. de Estado promueve el Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa, conocido como IMEC, del que forman parte la India, la Unión Europea, Arabia Saudita, Jordania, Israel y Emiratos Árabes Unidos. El proyecto se formalizó en Abu Dabi en febrero pasado, busca desacoplar a Nueva Delhi de los BRICS+ y, al mismo tiempo, rodear a Teherán en dos direcciones: el Corredor Este, que prevé conectar a la India con el Cercano Oriente, y el Corredor Norte, que buscará su enlace con Europa Occidental. Añade que el intento de bloqueo, que incluye sanciones unilaterales, se buscó ahondar mediante los Acuerdos de Abraham, con los que se impulsa las relaciones diplomáticas entre Israel, Arabia Saudita, Jordania, Egipto y Bahréin (Ver: https://www.pagina12.com.ar/758355-iran-israel-y-la-disputa-global).

[5] Presentada por el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, en el Fórum de la Ruta de la Seda en Tbilisi, en octubre de 2023, la iniciativa Crossroads for Peace pretende promover el respeto y la cooperación entre las naciones fronterizas, en momentos en que se verifica un mejoramiento de las relaciones bilaterales entre Armenia y los EE.UU., como así lo reconoce la Declaración Conjunta sobre el Diálogo Estratégico entre Armenia y los EE.UU., en la reunión de Capstone, el 11 de junio de 2024.


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Rodobaldo Isasi


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