El gobierno del Frente de Todos (FdT), presidido por Alberto Fernández y Cristina Fernández como su vice, pudo revertir en los recientes comicios legislativos el amargo trago de las PASO, que auguraban un peligro para la estabilidad nacional y la eventual pérdida de las generales del 2024.
En septiembre pasado, los argentinos acudieron a las urnas para escoger en elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias los candidatos a los curules en pugna en el Congreso Nacional. Para sorpresa del oficialismo y de las encuestadoras, el ultraderechista Juntos por el Cambio (JpC) ganó con ventaja inesperada y aleccionadora.
En las legislativas fueron elegidos 127 diputados nacionales, lo que representa la mitad de las bancas de la Cámara de Diputados, y 24 senadores nacionales en ocho provincias, el equivalente a un tercio de la Cámara Alta.
La alianza gobernante obtuvo 35 senadores y 118 diputados para alcanzar la cifra absoluta de 153 legisladores.
Por su parte la coalición opositora sacó 31 senadores y 116 diputados, ubicándose por detrás del partido oficialista.
Es esta la primera vez desde el retorno a la democracia en 1983, cuando cayó la dictadura militar, en que el peronismo no tendrá la mayoría en la Cámara Alta.
Aunque sin que sean sus mejores comicios, el Frente liderado por los Fernández mantuvo la primera minoría en Diputados, con 120 de los 257 curules.
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Sin embargo, perdió el quórum en el Senado, donde bajó de 41 bancas a 35. aunque a nivel nacional JpC celebró la victoria, al marcar nueve puntos por encima del FdT -más de dos millones de votos de distancia- la realidad es que el oficialismo venció en el reparto de los 329 curules parlamentarios.
TRAGO AMARGO EN SEPTIEMBRE
Trago amargo fueron los resultados de las PASO para el Ejecutivo –renovado casi de inmediato- que en los dos últimos años estuvo centrado en tareas vitales: tratar de sacar a flote a un país en recesión económica dejada por el gobierno del JpC, y detener la epidemia de la Covid-19.
Situaciones muy difíciles, pues el expresidente Mauricio Macri endeudó al país en 44 000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual exige a los Fernández como forma de pago las conocidas ¨reformas¨ neoliberales –imposible de aceptar cuando un 40% de los más de 45 millones de argentinos vive en pobreza.
Es una proeza del gobierno, sin demeritar los errores que pudo cometer, negarse a aceptar los requerimientos del FMI y con dos años trabajando en las peores condiciones, observar ya un crecimiento económico estimado para este año en un 9%, según indican fuentes oficiales.
Para tratar de cambiar el desfavorable panorama, el gobierno y la militancia peronista solo contaban con dos meses, un tiempo muy bien aprovechado en enmendar algunas de las criticas sociales –como el aumento de un bono a los desempleados para paliar la tensa economía familiar- y unirse en la base a las masas, escuchar sus preocupaciones y trabajar sobre esos criterios, pues las elecciones generales están a solo dos años y, de perderlas, significaría la caída del progresismo en la nación suramericana.
En opinión de analistas, los factores claves en el alza en los votos fueron dos: el mejor clima social que produjo la reducción de las restricciones por la pandemia, con mayor actividad vida social y movimiento económico, y una labor mucho más intensa de los Intendentes, bastante ausentes en las PASO y ahora volcados en los territorios.
UN NUEVO MOMENTO EN LA POLÍTICA ARGENTINA
El derechista FdT intentó pasarle una podadora por encima a la alianza gobernante. Su propósito, y así lo declararon varios de sus voceros, era hostigar al oficialismo para adelantar la salida de los Fernández de la Casa Rosada con un posible golpe blando, si obtenían la mayoría parlamentaria.
Para ello movieron sus mecanismos ya conocidos. Contra los gobernantes se lanzaron estrategias mediáticas que dibujaron un enorme vacío de poder y fisuras entre las distintas tendencias presentes en la alianza oficialista, con un país al garete.
Los Fernández y sus equipos aguantaron la andanada de las grandes empresas contra el decreto del congelamiento de precios ante el alza inflacionario puesto en práctica por tecnócratas de la economía, unido a presiones para una devaluación del peso a fin de motivar una rebelión popular.
Tan convencidos estaban de su victoria, que Macri, en segundo plano luego de conocerse los cómputos finales, habló hace pocos días de ¨garantizar una transición ordenada¨.
Sin embargo, el gobierno sigue en carrera, pues mantuvo el control de la Cámara de Diputados y aunque perdió el Senado, la debacle prevista por la derecha no ocurrió.
En cambio, apareció un presidente que, en tono calmado, pasó la página y convocó, de inmediato –aunque todavía sin respuesta de sus adversarios- a un acuerdo político que permita avanzar a Argentina en su desempeño en todos los órdenes.
El corolario de las legislativas permitió el llamado a la concordia y al mandatario ponerle un límite a cualquier exigencia de ajuste del FMI, pues, opinó, no se pagará con el hambre del pueblo, lo que equivale a que primero se crece y después se paga. El FMI ha puesto como condición a que el arreglo al que se llegue sea refrendado también por lo oposición para sea honrado mas allá de los posibles cambios políticos.
Hasta ahora, el gobierno peronista sigue buscando la mejor posibilidad para cumplir el compromiso hecho por Macri con la entidad financiera, pero sin sacrificar al pueblo, según repiten las principales figuras gubernamentales.
SEGUNDO AÑO DEFINITORIO
El presidente Fernández fue claro en su discurso de este domingo, considerado esperanzador.
A partir de hoy, dijo, serán buscadas alianzas con sectores opositores, que permitan alcanzar a Argentina un desempeño rápido y mejorar la calidad de vida de la población, dos de sus promesas de campaña, tras el desastre dejado por el llamado macrismo.
Para el escritor y periodista argentina Mempo Giardinelli, ¨en sus primeros dos años el gobierno del FdTno gobernó como había prometido.¨No afectó, dijo, ninguno de los resortes económicos del poder real, ladrón y evasor, cipayo y fugador de divisas. Ninguno. Y es ese poder real el que, organizado para volver, esta noche de domingo estuvo a punto de dar el zarpazo.
Tras evaluar en el periódico Página 12 la actual situación en su país, el famoso articulista refirió que no será fácil trabajar con el Parlamento que viene. ¨Y no será, precisó, con el hasta ahora peronismo blandengue que se cambiarán los rumbos. No alcanzan las buenas intenciones y los modos elegantes cuando usted debe enfrentar a piratas, ladrones, evasores y cipayos, todos juntos y prometiéndole un indefinible "cambio" a un pueblo exhausto y justificadamente enojado.¨
El clima que se vive hoy en Argentina es de esperanzas renovadas en lo que será capaz de hacer el presidente Fernández en los próximos 24 meses.
En distintos distritos del país, el FdT demostró que cuando trabaja unido es capaz de convencer y ganar.
Algunos analistas consideran que se abren dos años en los que el gobierno no requiere inventar nada, sino simplemente aplicar las propuestas hechas en 2019 y mejorar el nivel de vida de una población golpeada por el ultraderechismo y los efectos de la pandemia.
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