Según organizaciones no gubernamentales y agencias de la ONU, Burkina Faso, República Democrática del Congo, Etiopía, Mali, Nigeria, Somalia y Sudán del Sur son los Estados africanos más impactados por la falta de alimentos.
Las causas de la escasez de víveres son múltiples y sobresalen las variaciones provocadas por el deterioro climático, los conflictos armados que generan abandono de los campos, así como formas inadecuadas de explotación de zonas fértiles.
Otras razones relacionadas con la naturaleza corresponden a largas temporadas de sequía o de tormentosas inundaciones, ambas en ocasiones fuera de pronósticos, y la aridez por contaminación de la capa vegetal.
Son notables también otras incidencias promotoras del déficit alimentario sufrido por millones de ciudadanos entre ellas la subida artificial de los precios de los productos y la galopante inflación que reduce la capacidad de adquisición.
Al converger tales aspectos y otros más, y actuar sobre un universo plagado de pobreza los resultados son dramáticos para la región occidental y el llamado Cuerno Africano, por ejemplo, donde el hambre persiste en ser una cruel compañera de viaje.
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En Somalia se preparan para el advenimiento de una catástrofe humanitaria: “Hay seis millones de personas afectadas por la acuciante incertidumbre alimentaria, entre ellas 1,4 millones de niños”, cita el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
El país atraviesa por otra temporadas de escasas lluvias, lo cual impide cultivar tierras y nutrir al ganado, mientras que podrán perecer por hambre a unos 350 000 menores, el segmento más vulnerable de la población.
Según la Cruz Roja en Sudán del Sur –otro de los más afectados y que aún se repone de cinco años de guerra-, uno de cada tres hogares necesita alimentos con urgencia y los habitantes se ven incapaces de sostener materialmente a sus familias.
África es un continente de grandes riquezas donde aún se enseñorea la pobreza. (Tomada de grupomultimedio.com)
“El hambre en África se recrudece cada día más. La continua escasez de lluvias, con su consecuente sequía, y los conflictos que asolan a estos países han dejado a más 1.4 millones de niños al borde de la hambruna (…)”, acota savethechildren.es.
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En la región del Sahel, franja ecoclimàtica que atraviesa al continente de este a oeste, Naciones Unidas registra que alrededor de 18 millones de personas podrían enfrentar grave inseguridad alimentaria antes de concluir el año.
Conforme con estimados de ONU, más de siete millones de niños menores de cinco años sufrirán allí problemas de desnutrición y que 1,8 millones ya los padecen de forma grave, por lo cual se requiere ayuda urgente para asistir al segmento infantil antes de que sea tarde.
En esa faja al sur del Sahara la situación con los víveres alcanza niveles alarmantes en al menos cuatro países de la zona central: Burkina Faso, Chad, Malí y Níger, también víctimas de agresiones de grupos armados de distorsionada confesión islámica.
Son diversas las variables que actúan en el contexto supervivencia-situación humanitaria-miseria, relación en la cual tradicionalmente sobresale un comportamiento lastimero más inmediato que la voluntad de cambiar el orden de las cosas, incluyendo erradicar el hambre en un continente con tantas riquezas.
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