En 2022 África enfrentó sus peligros agobiada por la Covid-19, la erosiva crisis socioeconómica y la violencia terrorista. A todo eso contrarrestó, con su peculiar resistencia, las dificultades y la voluntad de vencerlas.
Durante 12 meses se registraron cambios en el escenario político que incluyeron desde reajustes en la estructura del poder, como ocurrió en Somalia y Chad, hasta una sucesión de derrocamientos anticonstitucionales protagonizados por militares.
Dos nuevos mandatarios ascendieron este año a las presidencias en procesos electorales: el somalí Hassan Sheikh Mohamud y el keniano William Ruto, y dos lo hicieron con golpes castrenses. Hubo intentonas fallidas en Guinea Bissau y Gambia.
Fueron notas descollantes la persistente inestabilidad libia y la violencia en el este de la República Democrática del Congo y su dañina incidencia transfronteriza en la región de los Grandes Lagos africanos, así como la retirada militar francesa de Mali
Resultó significativo el avance en la restauración institucional en Sudán del Sur, donde se priorizaron tareas para cumplir el acuerdo de paz entre los exrivales de la guerra (2013-2018).
Fue relevante continuar con la reconciliación política entre el Movimiento Popular de Liberación de Sudán (SPLM) y el Movimiento Popular de Liberación de Sudán En la Oposición (SPLM-IO), materializado con acciones para formar el ejército único.
En la zona meridional se destacaron las elecciones legislativas angoleñas, cuyos resultados ratificaron en el poder al Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) y a su líder, Joao Lourenço.
También sobresalió el complejo panorama por donde transitó el partido mayoritario Congreso Nacional Africano, en Sudáfrica, que con su 55ª Conferencia Nacional fortaleció su cohesión y mantuvo como guía a Cyril Ramaphosa.
El comportamiento continental en los últimos 12 meses imperiosamente incluye la batalla contra la pandemia de la Covid-19, así como el logro de experiencias epidemiológicas aplicables en casos de rebrotes de enfermedades típicas del área.
De 2020 a 2022 el coronavirus causó más de 255 000 decesos, contagió a cerca de 12 millones de africanos, de los que se recuperaron más de 11 millones y medio, pero la región logró desacelerar la progresión de la dolencia.
La violencia procedente de fuentes comunales acompañó al terrorismo, que junto con la pandemia, afectó severamente la economía de África, que este año alcanzó un crecimiento menor del 3,5 por ciento propuesto de su Producto Interno Continental.
Aunque transitó entre percances, la región enfrentó con denuedo las dificultades del 2022, para hacer gala de la tenacidad que le es propia, mientras pone su atención en 2023, cuando se espera supere ciclos de enojo y camine con firmeza hacia el desarrollo.
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