viernes, 29 de marzo de 2024

Afganistán y la premura de Trump

Cercanas las elecciones, el presidente que aspira a reelegirse intenta saldar promesas pendientes...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 30/05/2020
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Salidas de tropas-Estados Unidos-Afganistán
De irse, si se van, solo dejarán entre los afganos el más pésimo de los recuerdos.

Las informaciones provienen de fuentes del Pentágono conectadas con el rotativo The New York Times: el jefe de la Casa Blanca está apurando a los mandos militares para concretar una “retirada de tropas” en Afganistán antes de los comicios de noviembre cercano.

Su deseo es poder proclamar el “éxito” de su reciente acuerdo bilateral con los talibanes, viejos protegidos devenidos “enemigos jurados” luego de la invasión gringa a esa nación como parte de la guerra global antiterrorista decretada por Washington tras los controvertidos sucesos del 11 de septiembre de 2001, pretextando la cacería de su también exsocio Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda.

El documento de marras fue suscrito en febrero último sin la participación del gobierno local, y por tanto incluye las consabidas presiones sobre el Kabul oficial para que acate la paz con los talibanes, que tampoco la tienen consigo con respecto a entenderse con una administración que consideran invalidada.

No obstante, para Trump las cosas urgen, toda vez que en sus cuatro años de mandato no ha cumplido su original promesa electoral de poner fin a las “guerras estúpidas” de los Estados Unidos en el exterior, cono definió en su momento las amplias operaciones militares en curso en Oriente Medio y Asia Central.

Sin embargo, en Siria una anunciada retirada de las fuerzas gringas, desplegadas ilegalmente en aquel país, terminó en su repliegue sobre campos petroleros de los que roba hoy crudo, por tanto son contados los “muchachos” en uniforme devueltos a sus casas en los 48 meses de su presidencia.

Y, mientras se dirime este aprieto ligado a las apetencias personales de Trump, siguen apareciendo en el escenario estadounidense las más controvertidas alusiones al desastre interno y externo que han supuesto las aventuras bélicas gringas de los últimos decenios bajo el disfraz del combate al terrorismo.

Así, un muy reciente material de la empresa cinematográfica estadounidense Showtime Documentary Films, con título The longest war, convocó a jefes, agentes y analistas de la CIA y el Pentágono para abordar precisamente las secuelas de la contienda injerencista en suelo afgano, a la que Washington se incorporó desde julio de 1979 con su concurso a las bandas de señores de la guerra opuestos al gobierno progresista vigente entonces en Kabul.

Esa intrusión fue la detonante del desplazamiento de tropas soviéticas a suelo afgano cinco meses más tarde en apoyo a la administración local, y del inicio de un largo conflicto bélico en que finalmente la URSS retiró sus fuerzas y la Casa Blanca centró su apoyo en los recién surgidos talibanes y en el ya activo grupo terrorista Al Qaeda de Osama Bin Laden, como “los únicos capaces de estabilizar Afganistán” y facilitar los planes de dominio político y económico gringos en la frontera sur de la poco después extinta Unión Soviética.

Incapaces los talibanes de convertirse en regidores únicos y presionados por Washington para entenderse con los otros grupos armados internos, se produjo la ruptura de Al Qaeda con la Casa Blanca, que desde entonces se colocó en el punto de mira de Bin Laden y sus seguidores.

Lo ocurrido después pasa ante nuestros ojos en el documental ya citado como un gran destrozo nacional donde, al decir de una prominente analista de la CIA entrevistada para el material, “nada hemos logrado, salvo que en Afganistán se desee nuestra salida definitiva luego de haber bombardeado inmisericordemente aquel territorio, asesinado civiles con nuestros drones, torturado prisioneros, y sembrado la inseguridad y la desestabilización en cada rincón”.

Y es que si la tan denostada presencia militar soviética en Afganistán a solicitud del gobierno legítimo de entonces se extendió por una década, desde el inicio de su complicidad con los señores de la guerra locales en 1979 hasta este mayo de 2020, Washington suma cuarenta y un años de injerencia directa en aquella nación... y con todo, quien sabe cuándo terminará realmente “la más larga de las guerras” a la que la Showtime Documentary Films decidió enfocar ahora sus cámaras.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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