Una Casa que premia libros

El Premio Literario Casa de las Américas abrió su nueva edición. Ese primer acto de proyección internacional de la institución de igual nombre, que nació en abril de 1959 en los albores del triunfo revolucionario cubano con el objetivo de estimular y difundir las letras del continente, llegó para quedarse.

Más de una vez —como jurados o premiados— importantes personalidades de las letras del ámbito latinoamericano y caribeño se han vinculado al Premio. Su creación y repercusión internacional hasta hoy constituye una prueba del alcance, la originalidad y la vigencia del encuentro.

Cuentan que el galardón fue el primer Concurso Literario Hispanoamericano, y en 1964 tomó el adjetivo Latinoamericano, cuando comenzó la participación de autores brasileños. Un año después adoptó su nombre actual. En ese entonces, solo concursaban los géneros tradicionales de poesía, cuento, novela, teatro y ensayo. Ese espectro se amplió en 1970 cuando abrió al testimonio, gracias al cual brotaron personalidades como la líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú.

Fue en 1975 cuando se incorporó a la convocatoria la categoría de literatura para niños y jóvenes, y ese mismo año se añadió la caribeña de expresión inglesa. Ya en 1979 apareció en sus bases la literatura caribeña francófona, y un año después la brasileña como una categoría independiente, condición que se le dio también a la literatura indígena a partir de 1994.

Un jurado de mérito, reconocido, peculiar… así pudiéramos calificar a los miembros de la primera edición del certamen. Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias, José Lezama Lima, Carlos Fuentes y Nicolás Guillén serían los iniciales “jueces”. También el teatrista Humberto Arenal y escritores como Jorge Enrique Adoum, José Soler Puig, Roque Dalton, Alfredo Bryce Echenique y Antonio Skármeta, que se conocieron gracias al Premio Casa.

Actualmente, el certamen ha sorteado las dificultades de los tiempos globales sin renunciar a su compromiso ético con la imaginación y el discurso, con las herramientas que renuevan nuestra visión y acción sobre la realidad complicada del continente, que demanda más que nunca la integración de todos los sectores.

Por ello, están los premios extraordinarios como otras de las novedades del evento. El primero de ellos fue convocado en 1977, dedicado al Libertador Simón Bolívar. En el año 2000 se sumaron los honoríficos premios de poesía José Lezama Lima, de ensayo Ezequiel Martínez Estrada, y de narrativa José María Arguedas.

En sus más de cinco décadas, la Casa de las Américas no solo ha estimulado la creación de los escritores noveles, sino que, además, ha propiciado el encuentro de más de mil narradores, poetas, teatristas, ensayistas, políticos, historiadores y teólogos de la región, para confrontar ideas y concretar proyectos.

Como declaro el año pasado al inaugurar el Premio el intelectual cubano Roberto Fernández Retamar, presidente de la Casa de las Américas, “a lo largo de más de medio siglo de existencia, este certamen, como la Casa toda, no ha cesado en su razón de ser: la integración latinoamericana y caribeña en el ámbito de la cultura”.

Cuando el Premio llega a su edición 55 celebra el centenario de eminentes literatos, como los mexicanos Octavio Paz, Efraín Huerta y José Revueltas, los argentinos Julio Cortázar y Adolfo Bioy Casares, la puertorriqueña Julia de Burgos y el chileno Nicanor Parra y, además, el bicentenario de la cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Más de 376 obras, de ellas 195 cuentos y 131 de teatro llegaron a esta edición, cuyo jurado inició ya sus sesiones de lectura en la ciudad de Cienfuegos. Los escritores argentinos, con unas 140 obras, son los más representados, luego los cubanos con 68 textos, por delante de México y Colombia, que presentaron 38 y 28 libros, respectivamente.

El premio de este año ha sido convocado en los géneros de cuento, ensayo de tema artístico-literario, teatro, literatura brasileña, literatura caribeña en inglés y creole, a los que se suma el Premio extraordinario de Estudios sobre la Mujer, que celebra el aniversario 20 del programa que la institución dedica a esas indagaciones.

Baste entonces para seguir haciendo en bien de la cultura. De esas 376 obras saldrá lo mejor de nuestra literatura en la región. Sus autores se suman a los 25 000 escritores que hasta la fecha han apostado por el Premio desde su creación hace 55 años, un buen acicate para este aniversario.

Solo nos aguarda esperar hasta el 31 de enero. En ese entonces sabremos los galardonados con el prestigioso Premio —uno de los más antiguos del continente— que ha demostrado que la Casa de las Américas significa un espacio de resistencia cultural, capaz de impulsar la producción de modelos propios de pensamiento.