“Cuando se hizo el llamado para hacer la película coral con el tema de ‘Amor en tiempos de pandemia’, pensé inmediatamente en esa parte de la capital de Cuba donde sus habitantes viven en un mundo dentro de otro mundo, como es un solar habanero”, declaró a Cubacine Rosa María Rodríguez a propósito de su participación en el proyecto que, bajo la dirección general de Fernando Pérez, involucra a productoras independientes y al ICAIC.
“La trenza” es el título del cortometraje de su autoría que formará parte del largometraje coral de ficción, junto a otros como “Gallo”, de Eduardo Eimil, y “Ella y él”, de Yoel Infante.
- ¿Qué historia cuenta “La trenza”?
- “La trenza” es una película de crecimiento. Su protagonista, Mara, tiene 9 años y vive con su madre en un solar de la Habana Vieja. Juntas hacen lo necesario para sobrevivir en medio de la crisis y en tiempos de pandemia.
La niña tiene dos grandes posesiones, su cabello larguísimo y una paloma de refinado pedigrí que le regaló su padre ausente. Cuando su paloma peligra, Mara lucha por recuperarla y termina haciendo un gran sacrificio.
- ¿Cuáles fueron las principales motivaciones para hacer este relato?
- Además de las disímiles realidades que se viven dentro de un solar habanero, pensé en las familias de madres solteras con sus hijos e hijas en este momento por el que estamos transitando.
Leí un artículo que me impresionó mucho sobre la venta de cabello para ganar algo de dinero y poco a poco fui armando el relato. Ahí entró mi querida Laura Conyedo como guionista a poner en orden todas mis ideas y motivaciones. En 15 minutos, aproximadamente, es increíble como hilvanamos diversos temas de nuestra sociedad actual que nos han marcado y marcarán a las futuras generaciones.
- ¿Qué significa intervenir en estas coproducciones sin precedentes?
- Creo que al igual que las otras directoras y directores, todos los equipos técnicos, artísticos, personal en general y los directivos del ICAIC estamos súper entusiasmados por ver las historias juntas, haciendo un relato más abarcador.
Poderla ver en el cine es un sueño que espero que no se quede ahí; que sirva de referente para saber qué se puede hacer mejor para la próxima vez. Y en lo personal ha sido un reto, pues entré al final con menos de 20 días para filmar, en un momento único en mi vida.
Armar un equipo, hacer casting y todo lo que se requirió no lo hubiera podido lograr sin el acompañamiento de Armando Capó como productor y mi equipo hermoso, que estuvieron ahí dándome seguridad.
Al ICAIC, i4films, Wajiros Films, DB Estudio y Cocuyo MediaLab gracias por pensar en mí para este proyecto que realmente me importa, porque siento que estoy aportando mi poquito en este camino que se está creando día a día de un cine que se renueva y se hace cada vez más diverso. Aquí el que gana es el cine cubano.
Creo que estos proyectos son de vital importancia para el cine que queremos hacer en tiempos actuales. Las productoras independientes involucradas acudieron al llamado del ICAIC sobre todo para demostrar que las coproducciones son posibles entre ambas partes.
Además de ser súper enriquecedor fusionar los sistemas de producción y mecanismos de trabajo, todos los involucrados en estos proyectos lo tomamos como una aventura de aprendizaje y experimentación. Agradezco inmensamente que las personas involucradas están ahí para marcar un antes y un después en las coproducciones nacionales entre los independientes y el ICAIC.
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