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martes, 5 de noviembre de 2024

Serie Madam C. J. Walker entre ficción y realidades

La serie ha ganado adeptos en el público cubano, por la fuerza de su historia y su buena construcción dramática...

Yasel Luis Toledo Garnache en Cubasí 11/03/2021
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Serie Madam C. J. Walker
La Madam fue en verdad una mujer tremenda, reflejada con luces en el dramatizado, en el cual se muestra con un carácter fuerte.

La serie Madam C. J. Walker: Una mujer hecha a sí misma, basada en hechos reales y transmitida los sábados por el canal Cubavisión, rápidamente ha ganado adeptos en el público cubano, por la fuerza de su historia y su buena construcción dramática.

Producida por Netflix, conjuga pizcas de humor con complejos temas de la época, que se mantienen en la actualidad a nivel mundial —como la discriminación por cuestiones de raza y sexualidad, las diferencias sociales, el machismo—, unidos a otros recursos frecuentes como el amor, las ansias de poder y las traiciones.

Inspirada en Sarah Breedlove, mujer nacida en 1867 en una plantación de Louisiana e hija de esclavos emancipados, el audiovisual comienza con una Sarah ya adulta y golpeada por disímiles problemas que, incluso, le provocaron la caída del cabello, como consecuencia del estrés. En la realidad, la protagonista —que se convirtió en la primera mujer negra millonaria en Estados Unidos—quedó huérfana a los siete años de edad, se casó a los catorce, fue madre a los 18 y se quedó sola con su hija a los 20, aunque tuvo otros matrimonios.

Lavaba ropa para personas pudientes en Saint-Louis, donde conoció a la fabricante de productos para el cuidado del cabello rizado Annie Turnbo Malone, a quien sirvió a cambio de productos para ella misma. Precisamente la relación con Turnbo Malone es uno de los ejes de la serie, motivo de superación, pero también reveladora de envidias y maldades.

Sarah perfeccionó el producto para cabello en la cocina de su casa y comenzó su carrera como empresaria hasta convertirse en la poderosa Madam C. J. Walker, con salones en todo el país, fábrica y miles de trabajadores, en especial, mujeres negras.


 La serie está “inspirada en Sarah Breedlove, mujer nacida en 1867 en una plantación de Louisiana e hija de esclavos emancipados (...) que se convirtió en la primera mujer negra millonaria en Estados Unidos”. (Tomada de la Jiribilla). 

Su historia de vida ya parecía de ficción. La Madam fue en verdad una mujer tremenda, reflejada con luces en el dramatizado, en el cual se muestra con un carácter fuerte y una determinación de leyenda, sin obviar la suavidad y preocupación por la comunidad afrodescendiente en general. Resalta la confianza en sí misma, a pesar de los golpes desde pequeña, la capacidad para superar obstáculos y la inteligencia empresarial para hacer crecer el negocio en medio de una sociedad hostil, en particular, para las mujeres negras.

Cuando lo normal hubiese sido aceptar los sinsabores, la dureza de la realidad o los primeros resultados en el negocio, esta mujer enarbola la ambición, el querer más, el propósito de expandirse a todo el país, incluso a todo el mundo; pero con una proyección que no afecta su imagen como personaje que sigue pensando en ayudar a los demás, con ideas muy propias, sin importar el dictado de los hombres.

En cuanto a la forma narrativa, la serie no posee grandes giros, ni los necesita, pues su mayor encanto está en la propia historia, en la voluntad, la mente y el carácter de una persona que nunca se deja vencer, que recibe los puñetazos de la vida, los asimila y continúa más fuerte.

Temas como el machismo son bien tratados no solamente en su relación con la sociedad, sino con el esposo Walker, para quien era muy difícil aceptar que la mujer tuviera mayor protagonismo. Para ella era también complejo asimilar que la hija no sintiera atracción hacia los hombres, ni pudiera darle un heredero.

La serie no refleja su muerte, ocurrida el 25 de mayo de 1919, a los 51 años como consecuencia de un ataque al corazón. Queda palpitando la imagen de un imperio construido con el talento y la determinación femenina. Son apenas cuatro capítulos que podrían ser muchos más, pero dejan el sabor agradable de conocer más a un ser que sigue caminando en la sociedad estadounidense, y gran parte del mundo, en las millones de mujeres negras que son maltratadas, discriminadas y apartadas.

Su nombre, su marca, los salones de belleza —que todavía permanecen inspirados en ella— también son símbolos de eso.

Madame C.J. Walker… es indudablemente una buena serie, fuente de distracción, conocimientos y reflexiones que debieran hacernos mejores como seres humanos.


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Yasel Luis Toledo Garnache

Periodista


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