Arte o industria. Estética o función. El diseño existe fuera e independiente a nuestras conciencias. En el producto, su envase y marca, también el sitio y mueble donde lo consumimos; las maquinarias que lo producen, el vestuario de sus trabajadores, las luminarias del local y la señalética que les guía con precaución. De diseño nos rodeamos y de su ausencia también.
Existen hoy, el diseño, según la sociedad; los diseños, según los diseñadores y el más allá del diseño, según el propósito. Y eso es lo que hacen aquellos que no solo crean para el hombre, sino también para su medioambiente, es eso que en el presente se apellida ecosostenible, pero que en el futuro será simplemente diseño.
Generar un diseño ecosostenible es pensar una propuesta que no solo cumpla funciones específicas, bajo criterios estéticos determinados, sino idear bajo preceptos medioambientales, que nos lleven a productos, luminarias, mobiliarios… no solo amigables con la salud del hombre, sino también con la del planeta. A promover esta visión en nuestra sociedad se ha dedicado, desde hace un lustro, el Concurso Internacional de Diseño Ecosostenible Design Habana: una alianza entre la Bienal de La Habana y Eco Art Project (EAP), organización dedicada a este tema a nivel internacional.
Precisamente, la primera experiencia de este encuentro tuvo su convocatoria al concluir el workshop Diseño sustentable, impartido por Pino Fortunato (director de EAP). Este taller de tres jornadas tuvo lugar en el Instituto Superior de Diseño, como parte del programa de BDHabana´16, donde se convocó a estudiantes y profesionales a conocer y reflexionar sobre el diseño sustentable a partir de experiencias internacionales en el ámbito de mobiliario y la iluminación. Arianed Valdivia, profesora del ISDi y Boris León, director de la Unidad de Desarrollo de la ONDi, también coordinaron este workshop y ofrecieron una panorámica del diseño ecosostenible desde la perspectiva cubana.
En ese entonces, la profesora del ISDi precisó que un diseño ecosostenible implica volver la mirada a otros recursos, a otras materias primas, a productos que existen hoy y mañana no, pero no por su obsolescencia, sino por su carácter biodegradable, significa menores o ningún uso de energía o maquinarias para su producción. Eso —dijo— es diseñar, no para formas finales sino, desde materiales iniciales.
Mogote, conjunto de Adrián García, uno de los finalistas.
“Y de eso va Design Havana, un concurso que convoca a diseñadores cubanos a mirar más allá de la estética y la función, más allá de la forma, más allá del subdesarrollo y el presente”, así definió este concurso Vilma Bartholomé, directora de Lab. 26, la galería que acogió la exposición de las piezas finalistas durante la Semana del Diseño en Cuba, del año 2017.
Medio centenar de proyectos se presentaron a la primera edición del concurso de la que salió ganadora la joven egresada del ISDi Amalia Martínez Caballero, quien no solo devino una de las cinco finalistas que concretó la producción física de su pieza, en su caso, el conjunto de estantería y luminarias Cosmos, sino que obtuvo la residencia de creación, que gracias a Eco Art Project y Cuban Artist Found, le propició una pasantía en estudios de diseño y talleres de producción italianos.
“Allí obtuve una nueva visión del proceso de diseño y del control de autor enfocados en criterios medioambientales. Fue una magnífica experiencia para ver más allá del diseño y su función, la posibilidad de que un producto no solo ofreciera confort y armonía con el espacio, sino también con el medio ambiente”, según explicó Martínez Caballero al público asistente al lanzamiento de la segunda edición de Design Havana en el Hotel Nacional de Cuba, también como parte del programa de la Semana del Diseño en Cuba, del año 2019.
Deliberaciones del jurado de Design Havana, momentos antes de la premiación.
La idea siempre fue premiar en 2020 está edición del concurso, pero la pandemia de la COVID-19 se interpuso en los deseos de sus organizadores y competidores de exponer en la Semana del Diseño de ese año. Ante la imposibilidad de la materialización del encuentro, Pino Fortunato, director de Design Havana, anunció en exclusiva para este artículo los finalistas del concurso en su más reciente edición, quienes son Merly Nápoles, Arantxa Sánchez Puentes, Yandy Toledo Miranda, Massiel Álvarez, y Fernando Garcell Boza y también confirmó la exposición y entrega de premios asociada para el programa de la tercera Bienal Internacional de Diseño de La Habana 2022. Las piezas de los finalistas de Design Havana 2021 se pueden consultar en el sitio www.designhavana.org.
Design Havana —explicó en su misiva— tiene como meta promover el potencial de una economía verde, por lo que su principal objetivo es contribuir a generar diseños nuevos, originales e innovadores, que tengan una historia que contar. Las propuestas —ha dicho— fueron evaluadas por un jurado que tomó en cuenta el impacto ambiental de las propuestas, la elección y del material y su uso eficiente, así como los métodos de producción, el concepto de desmontaje y reciclado, entre otros.
Seatdown, pieza finalista de Design Havana del diseñador Osmay Carrazana.
De eso va Design Havana, de soñar y hacer realidad esos empeños. De que el diseño más allá del diseño sea posible, a pesar de ausencias y carencias, de poner el diseño en función del desarrollo, del hombre y de la Tierra. Un día el diseño ecosostenible perderá ese apellido y solo será diseño. Ese día no está lejos, no al menos mientras para diseñar en grande solo se precise soñar en esa misma proporción.
Lámpara de madera, finalista de Design Havana, de la arquitecta camagüeyana Lisandra Buría.
Tumbona de concreto y madera, finalista de Design Havana en su primera edición.
Amalia Martínez Caballero y su conjunto de mobiliario y luminarias, Cosmos. Ganadora de la primera edición de Design Havana.
Gisela Herrero, jefa de la ONDi y miembro del jurado de Design Havana, destaca la importancia de este concurso como parte de las Bienales y las Semanas del Diseño en Cuba.
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