A la Cruz de Holguín la rodea magia, embrujo, fe; ninguna otra razón puede explicar con certeza como ha logrado protegernos siempre de los infortunios y maleficios. Hay historias que lo demuestran.
Cuenta el propio Alexis Triana, que en la década de los noventa un ciclón la arrancó de cuajo de su puesto en la cima de la Loma de la Cruz y los jóvenes de la AHS subieron al cerro a rescatarla y se encargaron de su restauración. Querían conservarla, tenerla.
Relatan, además, que a falta de otro tipo de color, fue pintada de negro y no volvió a llover en Holguín hasta que la tiñeron de blanco, el color símbolo de la luz, la pureza, la paz, la solidaridad, la unidad.
Este 2017 hace exactamente 227 primaveras desde la primera vez en que el Fraile Antonio Joseph Alegre subió, un día 3 de mayo, hasta la punta del Cerro Bayado con el símbolo que hoy ostenta ya más de medio siglo.
Hoy, en lugar de aquella cruz, es el Hacha de Holguín quien subió hasta la cima de la Loma de la Cruz y pasando de hombro en hombro escribe nuevamente la historia de la Fiesta de los Peregrinos que tras el paso del tiempo ha devenido en Festival Mundial de Juventudes Artísticas.
Pero este año las Romerías se sintieron, fueron diferentes. La alegría, energía y candidez de los jóvenes creadores y los más de 200 delegados de 26 naciones, que abarrotaron la Ciudad de los Parques durante los 7 intensos días romeros, se fundió con la solemnidad y el compromiso.
En estas Romerías estuvo Fidel presente cada segundo, en cada acción. Con cada pedacito de arte y cultura, en toda palabra y emoción, se hizo perceptible, vigente, más fuerte y vigoroso que nunca, como en cada momento trascendente que ha tenido Cuba, desde su pérdida física. Esta vez lo vimos de nuevo en el Balcón de la Periquera, durante el desfile inaugural, aquel desde el que habló a los holguineros poco después del Triunfo de la Revolución.
Esa vez, el pueblo le pidió una Universidad y Fidel se las cumplió multiplicada en 4 importantes instituciones que hoy componen la educación superior en el territorio, junto al Instituto Minero Metalúrgico de Moa y la Universidad de Ciencias Médicas. “Y Fidel, como siempre, se las cumplió”, recordaba Alexis Triana, presidente de Honor y fundador de las Romerías.
Estas Romerías lo vimos también cargar en andas el Hacha, el símbolo taíno que distingue Holguín, y ascender la Loma de la Cruz, también símbolo de la ciudad, para colocar allí la fe en el arte, en la cultura, en la utilidad de la virtud.
Lo acompañaban en el ascenso, el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara, escoltados por los jóvenes rebeldes del mundo, por todos los creadores invitados.
“Podrán decir que soy un soñador, que somos soñadores, pero no somos los único”, gritó Alexis Triana, desde el Balcón de La Periquera, durante el desfile inaugural. No se equivoca, muchos son los soñadores, locos, aventureros, convencidos y revolucionarios que lo acompañan, que defienden, construyen y reúnen esfuerzos para esta fiesta donde cada mayo, del 2 al 8, Holguín se convierte en un manojo de arte, color, melodía, movimiento, talento. Un Festival donde confluyen más de 15 eventos simultáneos: Memoria Nuestra, La Cámara Azul, Bloguerías, Electroromerías, el Festival de Teatro Callejero, Cámara Azul.
“May said I'm a dreamer. I'm not the only one”, se traduce al inglés porque, en esta ocasión, la mayor delegación que asistió a las Romerías eran hermanos de Canadá, a quién se dedica todo una jornada dentro del evento. Desde aquel país arriban creadores reconocidos como la cantautora Frances d' Amour y la banda Les Respectables, que actuarán en el Teatro Eddy Suñol y el Ilé de la Rumba, principal escenario de las Rockmerías, dos de los 15 escenarios que ofrecerán espectáculos durante toda la fiesta del arte joven.
Este 2017, las Romerías, guitarra y verso al hombro, hicieron de las suyas “Destrabando la Trova”, con Eduardo Sosa al frente. Durante el evento se reunieron trovadores de diferentes generaciones, que antaño dieron vida a los primeros encuentros celebrados durante las Romerías de Mayo y que hoy tienen una obra consagrada dentro de la música cubana. Así se unieron troveros como Gerardo Alfonso, Raúl Paz, Eduardo Sosa, Polito Ibáñez; junto a otros del patio como Raúl Prieto y su hijo de igual nombre, Fernando Cabrejas.
Pero como en Romerías hay para todos los gustos y colores, en estos 7 días un romero pudo tropezar lo mismo con un toque de conga, que un DJ, que rock, tango o jazz. Con música de todos los géneros por doquier, las Romerías reunieron a representantes de la música cubana como Alexander Abreu su orquesta Havana de Primera, Toques de Río, Síntesis y M Alfonso, David Blanco, Haila María Mompié, entre otros. A ellos se sumaron otros importantes talentos foráneos como la banda Kumbia Queers, de Argentina, con un discurso musical a favor de la diversidad y la inclusión sexual. Esta última, agrupación invitada al relanzamiento del Festival Patria Grande que nació hace 4 años en esa oriental provincia cubana.
También como homenaje al Che y a su ejemplo en los jóvenes cubanos, estas Romerías de Mayo se honraron con la presencia de Aleida Guevara March. Aleidita, como cariñosamente la llamara el Che en su carta, fue invitada especial al Premio Memoria Nuestra, reconocido como columna del Festival Mundial de Juventudes Artísticas y dentro de cual tuvo participación con conferencias y conversatorios. Pero también la vimos en otros disímiles espacios, compartiendo con holguineros, jóvenes y amigos, abrazando, riendo, pensando y enseñando.
Las Romerías, además de puertas abiertas para el arte, coloca en un sitio preponderante a la investigación y el pensamiento. Por eso, además de Memoria Nuestra, reserva otros espacios teóricos para el debate y el conocimiento, uno de ellos es las Bloguerías de Mayo, ligado a las prácticas ligadas a las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones.
Esta vez, los blogueros, periodistas y especialistas hicieron de las suyas en las redes sociales, con la promoción y cobertura total, en tiempo real, de todo lo acontecido durante las XXIV Romerías y además se reunieron criterios e ideas alrededor de temas tales como la batalla cultural y la defensa de los símbolos patrios.
Nunca se había visto, dice Triana, tanta gente reunida al salir de la Periquera el Hacha rumbo a la Cruz, tanta gente mirar los sueños hacerse realidad y es que, la Cruz, símbolo de Holguín, al ser rescatada por los jóvenes se ha convertido en protectora de la cubanidad, el arte, la cultura, las tradiciones, lo útil y virtuoso. Por ello, en estas Romerías también se celebró el Día de la Santa Cruz, tradicional ceremonia de más de 150 años.
La cultura, sus valores y tradiciones, son otros de los importantes atractivos que tornan a Holguín encanto turístico, más allá de las magníficas playas o los descubrimientos arqueológicos. Es por ello que las XXIV Romerías se conjugaron con la Feria Internacional de Turismo en Cuba, donde se lanzó la Villa Blanca de Gibara como destino turístico y que busca visibilizar las potencialidades de Holguín, como el cuarto polo turístico, por los valores que posee desde el punto de vista geográfico, ambiental, recreativo, histórico, económico y además cultural, identitario y patrimonial
Romerías es acercarse a los grandes clásicos y personalidades como Lam y casi tocar su obra o chocar con un Chaplín que desanda por las calles despertando a todos con su bastón. Es atreverse a hacerse un tatuaje con una atrevida muchacha de pelo negro y azul, que es imponente por la fuerza y seriedad de su arte y también retratarse con estatuas vivientes.
Hace solo unos días, mientras esperaba en la nueva sede de la AHS a las delegaciones participantes, me preguntaban si creía que estas Romerías serían diferentes y dije segura: sí. Las Romerías son vivas. Crecen y se transforman con cada año y edición.
Romerías es corear con Gerardo Alfonso, aprender de fotografía de forma autodidacta, leer poesía y chocar con el autor y su obra para comprender que nada, ninguna tecnología, ni smartphones, podrá contra el pode de los libros y las páginas. Romerías es acceder a la cámara azul del cine y pasarse horas viendo muñes de antaño como Elpidio Valdés, Chuncha, Guaso y Carburo y otros actuales.
Es un festival donde todo el mundo se abraza y se rompen las barreras del tiempo y el idioma para consolidarse en el lenguaje universal de la vida, el arte, los sentimientos expresados, los deseos e ilusiones. Es un Festival de Juventudes, donde la cultura rompe y cuestiona todos los bloqueos, incluso los económicos y de carencias, que limitan el propio arte y la cultura.
En Romerías, no hay noches, ni días. Se unen. Es locura. Unos ríen, otros lloran y a otros ni tiempo les da de bañarse. En Romerías, como anuncio de que algo bueno e importante sucederá, siempre llueve; pero nada se detiene. Un romero lo mismo podrá bailar rumba, saltar y gritar frente a un grupo de rock francés que evoca el barrio, lo popular; que presenciar una competencia de break dance en plena calle a las doce de la noche, que nada tiene que envidiar a las de cine y dónde todos ganan.
Asciende el Hacha de Holguín desde la Cruz y su Loma, bajo el ímpetu de 7 intensos días y llega al 18 Plantas, el edificio más alto, en la zona más moderna de la ciudad. Se siembra un árbol, como celebración y muestra de respeto a la vida y a la tierra, como expresión de arte y con ello cierra el ciclo de la tradición a la modernidad y comienza de nuevo el camino hacia el XXV cumpleaños de las Romerías de Mayo. No hay dudas, las Romerías son un acto de rebeldía, son amor. Las Romerías salvan.
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