(Alocución de Lilién Aguilera, presidente AHS en Holguín, en la Loma de la Cruz, que marca el inicio de las Romerías de Mayo al trasladarse el Hacha de la ciudad, símbolo de la urbe holguinera)
La nostalgia invade a muchos romeros de todo el mundo. Es el mes de mayo, y por primera vez en 26 años no podemos inundar las calles de Holguín con nuestro arte. La ciudad está en silencio, no se escucha el transitar de los coches, el devenir de los estudiantes de las escuelas de arte, la llegada de los foráneos, las voces de los radialistas, el paso agitado de los productores, el lente oportuno de los fotógrafos…, el alma de una urbe acostumbrada a recibir a los amigos.
Pero, a pesar de la complejidad de las circunstancias, debemos mantener el espíritu de nuestro Festival Mundial de Juventudes Artísticas, organizado por la Asociación Hermanos Saíz y las instituciones de la Cultura, siempre punto de partida, y a la vez de reencuentro entre generaciones y culturas de los pueblos.
Este 3 de mayo subimos la cima de la Loma de la Cruz, costumbre rescatada por una generación que hace más de un cuarto de siglo soñó con eternizar la tradición religiosa del fraile Franciscano, de subir a la elevación más alta, y colocar una cruz para protegerse de catástrofes y epidemias.
“Se necesitan ahora más que nunca, templos de amor y humanidad que desaten todo lo que hay en el hombre de generoso, y sujeten todo lo que hay en él, de crudo y vil”, nos advertía el joven escritor, poeta, ensayista y periodista, José Martí.
Esta semana será una vez más el momento para cultivar el espíritu, dialogar entre todos sobre la identidad de los pueblos, el sentido de nación y el papel del intelectual en la sociedad contemporánea. También para abordar los 300 años del Pueblo de Holguín, mostrar la obra de los artistas visuales, escuchar a los poetas, convertirnos en música, descargas y danzas.
Desde casa, los jóvenes artistas compartiremos nuestra obra en las plataformas digitales y los medios de comunicación, difundiremos nuestros mensajes de solidaridad y compartiremos nuestras creaciones.
Romeros de todo el mundo, le invitamos a sumarse a este símbolo de esperanza, que engrandece el espíritu, es tiempo de aunar voluntades.
Cuando la grandeza de miles de hombres y mujeres en todo el mundo impide la muerte de sus semejantes, cuando las distancias nos convocan a revisar nuestras esencias, el arte es también una forma de salvar.
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