Creo que entré tarde, que tuve que ingeniármelas para comprender cuanto se me acercaba. No estaba clara de nada, ni de rumba ni de trova. Solo sabía que tenía ese gen en el cuerpo, añado a esto, el de conversar sobre todo.
Irene, aquella muchacha con el pelo demasiado suelto y alborotado, con sandunga de ruso y cubano, cantaba a mi lado Caridad de Rolando (Roly) Berrío. A ella sí le gustaba, había cierto parecido entre ellos. Yo escuchaba sin parar aquel disco que descargué de su laptop.
Los años de universidad no perdonan la duda y hay obligaciones que no te puedes dar el lujo de desaprovechar. Esos jueves de Trovuntivitis hacían mucho bien, yo ajustaba tiempos y horas de estudio para no faltar. Había un vínculo muy fuerte entre la carretera que distanciaba 8 km a la Universidad Central de Las Villas “Marta Abreu” del bohémico Mejunje de Silverio.
Cuatro años más tarde —aprendida y resurgida de guitarras que tributan al Trío Enserie, de donde se forjara sin retazos el trovador Berrío— aguzaba los más menores acordes o estridentes sonidos, que aún viven y retozan en mi oído.
Ahora, cuando navego por la red de redes, y leo sobre la gira del concierto me entra cierta nostalgia y una apretazón en el pecho que no puedo describir.
¿ACASO BUENAS VIBRACIONES?
Su forma de tocar es exactamente según el sentimiento. No es eufemismo. Entiéndase como una manera única de interpretar y hacer canciones. Nacer en Santa Clara y quedarse a vivir en esa ciudad de la provincia cubana cantando en la misma sala “todos los jueves de la vida” es una opción que el propio cantautor no sabe explicar muy bien. O es tal vez porque “si todos nos vamos a narrar la misma vida, al mismo lugar, la diversidad cambia”.
En 1990, Roly aprobó las pruebas del ISA, pero no había capacidad en la matrícula. Ingresó entonces en el Instituto Superior Pedagógico, donde conoció al dúo Evocación, a Alain Garrido, a Raúl Cabrera y Levis Alliaga, quienes posteriormente conformaron, junto a él, el emblemático trío Enserie.
“Me inicié en la adolescencia con un grupo de teatro dirigido por Frank Abel Dopico. En la Casa de la Cultura tuve como profesores y compañeros de grupo a Julio Fowler, Gilda Bello y Norge Espinosa, entre otros. Después en el preuniversitario en el campo, en el Yabú, comencé a acercarme a la guitarra para acompañar las obras de teatro. Por ese entonces, Amaury Gutiérrez era instructor de arte. Así comencé a hacer música”, comenta.
“Fue difícil retornar al teatro. La música obliga a asumir la escena de modo muy diferente al del teatro. Cada vez que pones un pie en el escenario te conviertes en otra persona. Por eso fue difícil dejar de ser yo y aportar de mí a la obra”.
Su música va desde el son, pasa por la guaracha, llega a lo afro y concluye en una hibridez sui géneris y cubanísima. Sus letras picarescas son de juglar que habla de la vida cotidiana y juega con los dobles sentidos. Polifacético, provocador, talentoso, con una capacidad increíble para dominar la voz, la guitarra y la dramaturgia escénica.
Joaquín Borges-Triana lo cataloga: “…después de Pedro Luis Ferrer, Roly Berrío”. Es el hacedor de guarachas de mayor valía que ha surgido entre nosotros, en la línea de un Ñico Saquito. Sí debo acotar que Berrío no se queda solo en ese repertorio en el que el choteo, la burla, el absurdo son armas que maneja con total destreza; también nos ofrece una cancionística en la que sentimos vivificantes influencias que van desde el filing, hasta el rock y el blues, en una ejemplar muestra de los procesos de hibridación que hoy vive la música facturada por nuestros compatriotas.
Su recorrido por Argentina no es más que el acento del cubano, de aquel que defiende una nueva forma de hacer, de pensar la canción cubana contemporánea.
Joaquin
4/8/18 13:51
Fui el director de Becas del el emblemático trío Enserie y muchos más jóvenes creadores de la facultad del pedagógico de Santa Clara. Esos muchachos siendo estudiantes siempre fueron serios y su proyección siempre fue profesional a pesar de ser estudiantes. Este servidor era joven también, tenía 25 o 26 años. Entonces teníamos en el pedagógico un movimiento de artistas aficionados para respetar. De ahí salió también el Sinsonte de Villa Clara, Bello, que era el Jefe del Dpto de Extensión Universitaria e instructor de música. Todos esos muchachos, incluyo a Vionaica, Mayelín, Pablo el bailador de la Rumba, Ileana y Alejandro, otro dúo, que después fueron profesionales también. y otros que ya no recuerdo el nombre, le deben mucho de su formación a Bello. Siempre me alegro de los éxitos de Roly Berrio; aunque como becado, todos, me dieron algunos dolores de cabeza jjjjjjj pero nada, nada del otro jueves… jajaja Cuando empezaban las quejas de que la peña en la beca se terminó muy tarde, que si esto, que si lo otro, yo tenía un recurso para aplacar la cosa, que no me fallaba nunca: Miraba fijo al quejoso o quejosa y le decía: _Pero cantan bien … ¿ verdad? Y con la respuesta afirmativa terminaba la cosa. Bueno casi siempre jajaja
Yuliet Teresa VP
6/8/18 9:14
Gracias profe por su comentario. Siempre es bueno saber de dónde es que salen los talentos jjj. El megaproyecto que tienen en Santa Clara, el Mejunje, las noches de jueves, es interesantísmo, y me alegra saber que están ahí. A Roly, y a todas sus canciones hermosas....
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