¿Quién es el verdadero autor de la Guantanamera? (+Video)

En el año 1942 el músico cubano Joseíto Fernández escribió la siguiente nota:

“La melodía de la Guajira Guantanamera ha sido cedida gentilmente al señor Gustavo Durán de la Secretaría de Estado en Whashington por el Sr. Joseíto Fernández, autor de la misma a través del Sr. Homes G. Cayne, Auxiliar de Relaciones Culturales de la Embajada Americana”.

En realidad se trata de un documento aclaratorio emitido, en aquella fecha, por el Servicio de Información de la Embajada de Estados Unidos en Cuba.

Y es que a mediados del siglo pasado, fue solicitada La Guantanamera a su autor para su comercialización. Años más tarde la pieza se convirtió en una de las más versionadas del mundo, y la firma de Joseíto prácticamente quedaba en el anonimato. Sobre todo porque la versión popularizada por Pete Seeger apenas contaba con los créditos de él y de Héctor Angulo.

La pieza se le atribuyó distintamente a muchos de sus intérpretes, entre ellos a Seeger y al propio Joseíto. Para muchas personas es fruto de la autoría popular, de la oralidad, al estilo de Felipe Blanco o Mamá Inés. El mismísimo Rey del Mambo, Dámaso Pérez Prado, estuvo precisado de aclarar públicamente que esa no era una canción escrita por él. Según recoge un artículo de la revista Bohemia publicado en 1967, el derecho autoral de la Guantanamera fue reclamado, incluso, por jamaicanos y colombianos.

Otra anécdota al respecto atesoraría el actor del teatro vernáculo en Cuba, Ramón Spígul. La guantanamera (30054-A), según su inscripción en el registro de la propiedad norteamericano fue la “guantanamera” de la discordia. Pero hubo una confusión pasajera al comprobarse que, precisamente, la partitura de esta guaracha no tenía nada que ver con la hermosa guajira-son que puso una estrella muy refulgente en el pentagrama nacional.

Por mucho que costara quitarle el mérito a los famosos de entonces, estuvo clarísimo desde el principio que sus frases sonoras nacieron en aquel pedazo de La Habana por donde se paseaban magníficos pregones en la garganta de vendedores ambulantes, de solar en solar, barrio arriba, barrio abajo. En medio de todo eso, por obra y gracia del talento de un hombre específico.

Pero… ¿quién fue realmente este iluminado de la música cubana? ¿Cómo logró concebir en la capital de Cuba, la bella y citadina Habana, un tema de tan genuina melodía, que respira identidad desde la raíz de un verso martiano hasta la miel de sus acordes montunos?

¿GUAJIRO GUANTANAMERO?

…“todo el mundo cree que soy del campo porque siempre he cantado lo guajiro. Pero no he vivido ni diez minutos en el interior”.

Esta afirmación fue hecha también por Jeseíto Fernández a finales de los 60, al periodista Pedraza Ginori, y reza en el texto “La Guantanamera, la vuelta al mundo en 33 revoluciones”. Pero según recogen otros autores, era un detalle que el músico siempre enfatizó, puesto que la paradoja de su procedencia urbana ciertamente le agregó atractivo a la trayectoria musical de este cubano, nacido el 5 de septiembre de 1908 en el barrio de Los Sitios, en La Habana.

“Mi papá procedía de una familia muy humilde. Una familia con cinco hijos que mi abuela tuvo que mantener sola porque el padre los abandonó un día, estando mi papá, que era un niño entonces, muy enfermo, tan enfermo que se pensaba que no tendría salvación”. Así describe Migdalia Fernández, la infancia de su padre. Poco antes de que Joseíto se formara su propio trío, y anduviera robándole serenatas a los balcones de los Sitios con sus compadres Gerardo y Juan Llorente. A nota de guaracha, son y bolero, se ganaban los muchachones sus primeros centavos.

Y el “canturreo” puso a un operario zapatero de 20 años en la misma plataforma que a músicos de primer nivel, gracias a los septetos Jiguaní, Juventud Habanera y Boloña, entre otros, populares en tiempos del “machadato”. Y por aquella corriente de improvisadores y soneros montunos que distinguió a algunos sextetos habaneros, Joseíto devino repentista, bolerista, intérprete de guajiras y sonero montuno. Así fue como un músico capitalino resultó un representante afortunado de la música autóctona.

LOS ANDARES DE UNA GUAJIRA EN LA HABANA

Los compases de aquella hermosa Guajira Guantanamera, trascendieron vertiginosamente los confines de Los Sitios. Brilló en tantos escenarios dentro y fuera de Cuba, como jamás hubo soñado su compositor.

Además de los escenarios mundiales, la radio, las listas de éxitos y varias revistas; se hicieron eco de ella el arte y la literatura. Fue entonada por cientos de miles de voces, de manera espontánea durante el XI Festival de la Juventud y los Estudiantes celebrado en Cuba y sus versiones pasean desde el idioma español hasta el chino.

“Pero lo que da vuelo y estatura a la Guantanamera es la presencia de los versos de José Martí, sentidos, más que entendidos, por los que escuchan el bello canto cubano”. Afirmó lúcidamente quien fuera la directora del Museo Nacional de la Música en este país caribeño entre 1984 y 1997, la musicóloga María Teresa Linares.