Una expresión de altos vuelos del baile español en todas sus manifestaciones resultó el programa concierto Martín Vargas in memoriam, con la participación de la primera bailarina Marieta Romero, directora del Ballet de Valencia, y el Ballet Español de Cuba, desde sus primeros bailarines y solistas hasta alumnos de la unidad docente de la compañía, con la dirección general de Eduardo Veitía.
El espectáculo
-presentado en la sala García Lorca, del Gran Teatro de La Habana- abarcó tres vertientes del baile español: danza estilizada, folclor y flamenco. En su mayoría, las coreografías fueron del primer bailarín y coreógrafo Martín Vargas, y otras obedecieron de Marieta Romero y Javier La Torre.
Fueron diez obras de estreno absoluto en Cuba, pues algunas de ellas eran conocidas en versiones de otros coreógrafos, pero no en el enfoque a ellas otorgado por quienes realizaron nuevos diseños a partir de partituras conocidas como la Danza No 1 de La vida breve y Las bodas de Luis Alonso.
DOS NOMBRES SIGNIFICATIVOS EN LA DANZA HISPÁNICA
Martín Vargas fue un artista español de reconocido prestigio internacional, en sus facetas de primer bailarín, coreógrafo y profesor. Fundó el Ballet de Valencia y actuó en compañías de primera línea en Europa y América. En Cuba brindó una temporada en el teatro Blanquita, hoy Karl Marx, y participó en varios largometrajes. Su horizonte coreográfico abordó todos los géneros de la danza española.
Creadora multifacético, María Romero se desdobla en las facetas de su maestro, Martín Vargas. En 1990 se incorporó, con el rango de primera bailarina, al Ballet de Valencia, compañía que dirige actualmente y con la cual ha recorrido los principales escenarios de España. Protagonizó Carmen en la gira efectuada recientemente por Austria. Durante trece días, en jornadas muy intensas, montó diez obras, en arreglos coreográficos y dirección artística, con el Ballet Español de Cuba, las cuales fueron muy aplaudidas el pasado fin de semana en la sala García Lorca, del Gran Teatro de La Habana.
MARIETA EN EXCLUSIVA PARA CUBAHORA
Acerca de su experiencia con la compañía cubana, Marieta expresa que se siente encantada, tanto por el trato personal como por el alto nivel técnico del Ballet Español de Cuba, cuyos bailarines pudieron asumir un reto casi imposible, por el escaso tiempo de que disponían para aprenderse diez coreografías.
En cuanto a las coreografías explica que casi la totalidad son de Martín, salvo Ten cuidado, de Javier la Torre, quien fue alumno del homenajeado, pero se vio precisada a incluir algunos cambios en las originales, pues estaban concebidas como solos y ella los convirtió en danzas de parejas y de cuerpo de baile, al asumir los arreglos coreográficos y la dirección artística.
Añade que, al percatarse de que en la primera parte era necesario incluir una obra entre la segunda y la cuarta, montó la coreografía de El gato montés, con todos los bailarines manejando el capote de los toreros, en una corrida danzaria inspirada en la música del pasodoble de Manuel Penella, y que le emocionó la gran acogida del público a esta coreografía.
Y expresa: "El público fue magnífico, muy efusivo al final principalmente, casi no hubo interrupciones constantes, como en España que a nosotros nos gusta muchísimo, eso no molesta, sino alienta al bailarín.
"Me he sentido encantada por los resultados y quisiera regresar a Cuba, probablemente el año próximo, pero desearía que no fuera tan precipitado. Me quedé con muchas ganas de recorrer La Habana, de caminar por sus calles, porque es una ciudad tan linda que uno desea conocerla, para disfrutar más de la gente, que es uno de sus grandes atractivos".
CELEBRACIÓN MEMORABLE PARA UN CUMPLEAÑOS FELIZ
Las tres funciones efectuadas marcan el inicio de la jornada por los 25 del Ballet Español de Cuba, que se cumplirán en el 2012, y una gran parte de los festejos consistirán en temporadas, una exposición fotográfica, encuentros con las sociedades españolas y algún que otro secreto muy bien guardado por su director y el colectivo, pues una jornada de esta índole perdería impacto sin su cuota de asombros.
La primera parte de la función fue consagrada a la danza estilizada, basada en la libre composición de la coreografía, realizada sobriamente con sensibilidad musical y con profundo conocimiento de las formas que le precedieron en el tiempo: folclor, escuela bolera y flamenco.
Este género constituye la más alta manifestación artística del baile español y en este sentido fue llevado a la escena de la sala García Lorca a partir de creaciones que mantuvieron sus rasgos estéticos esenciales, en títulos como Asturias, con música de Isaac Albéniz, en ejecuciones de total sincronización por parte del cuerpo de baile del Ballet Español de Cuba; al igual que en la Danza No 1 de La Vida breve y Las bodas de Luis Alonso, esta última imbuida de una proyección escénica con un duende cautivador.
La danza número uno de La vida breve, de Manuel de Falla, fue uno de los grandes momentos de la función, por la ejecución de la primera bailarina española Marieta Ramos, por su esmero en el estilo, preciosismo técnico y versatilidad, en el conjunto de su arte, con un destaque en el braceo que comunica sus emociones
El rol del torero representa un reto portador de complejidades para cualquier bailarínPero hacer una coreografía con todos los danzantes de la compañía, en acciones simultáneas del enfrentamiento al toro es algo impredecible, lo cual marcó un hito en el programa, tanto por las soluciones coreográficas de Marieta como por las habilidades, muy en especial de los más jóvenes, en El gato montés.
La segunda parte, centralizada por el folclor, respondió a los postulados inherentes a esta vertiente dancística, como exponente de la gracia, genio creador e intuición artística, en función del espectador. Cada región posee sus bailes característicos impuestos por su danzar, coreografía y trajes regionales
Estos postulados quedaron implícitos en La jota de Alcañiz, que representó un reto mayúsculo para el cuerpo de baile, por las complejidades que posee; en Asturias, basada en una música típica de la región, y en Gigantes y cabezudos, el cual implica un trabajo grupal de excelencia, con el soporte musical de Fernández Caballero.
El flamenco es una manifestación artística peculiar de España, de honda significación, pues su fuerza expresiva es tal que no encuentra semejanza con las manifestaciones folclóricas de ningún otro país ni en formas elaboradas de cultura y encuentra vasos comunicantes a través de los ritmos o palos, como alegrías, bulerías, sevillanas, rumba, tango y tanguillo.
Los músicos y el cantaor iniciaron la parte dedicada a esta expresión en Tristes estilos de amor, vidalita por granaína, con el grupo musical del Ballet Español de Cuba y, como solistas, el guitarrista Reynier Lorente y el cantaor Samir Osorio.
Memorable fue la actuación de Marieta Romero en Ten cuidado, por bulerías, con música de Maité Marín, una obra que le permitió expresara toda una dramaturgia dancística de gran impacto, con la esencia reverberante del ritmo que podría calificarse columna vertebral del flamenco.
Tan genuino como aquel es el palo conocido como caracoles, genuino de este género, protagonizado por Graciela Santana y Daniel Martínez, quienes hicieron gala de sus condiciones excepcionales en los requerimientos de tan genuina manifestación: ella en cambrés (flexión de la espalda hacia atrás) que resultaron admirables, así como su baile en general, y el en escobillas con esmero y buen hacer.
Un fin de fiesta por bulerías fue la apoteosis del espectáculo, con improvisaciones de los músicos, que bailaron con ímpetu que sorprendió y arrancó aclamaciones del público, al igual que la pareja inesperada de Marieta Romero y Eduardo Veitía, con todos los participantes en oleadas de alegría.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.