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sábado, 2 de noviembre de 2024

“Ni el poeta ni nadie tiene la clave y el secreto del mundo”

El bardo había cosechado en su corta existencia una vasta obra en el mundo de las letras, la lírica y el drama...

Laura Mercedes Giraldez Collera en Exclusivo 05/06/2021
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Federico García Lorca-poeta
García Lorca murió cuando tenía tan solo 38 años. Sin embargo, su obra no se fue con él, sino que lo inmortalizó como una de las figuras paradigmáticas de la poesía y el teatro en lengua hispana.

No se sabe a dónde fue a parar su cuerpo. Lo mató el fascismo, gustoso de asesinar a quienes hacen el bien y no dan crédito a las injusticias.

“Quiero ser bueno. Sé que la poesía eleva, y siendo bueno con el asno y con el filósofo, creo firmemente que si hay un más allá tendré la agradable sorpresa de encontrarme con él. Pero el dolor del hombre y la injusticia constante que mana del mundo, y mi propio cuerpo y mi propio pensamiento, me evitan trasladar mi casa a las estrellas”, había declarado en la que se considera su última entrevista, publicada en el diario El Sol, en 1936.

Cuando dijo adiós, Federico García Lorca tenía tan solo 38 años. Sin embargo, su obra no se fue con él, sino que lo inmortalizó como una de las figuras paradigmáticas de la poesía y el teatro en lengua hispana.

El bardo, quien había cosechado en su corta existencia una vasta obra en el mundo de las letras, la lírica y el drama, tenía como premisa de su quehacer, que “la creación poética es un misterio indescifrable (…). Escucho a la naturaleza y al hombre con asombro, y copio lo que me enseñan sin pedantería y sin dar a las cosas un sentido que no sé si lo tienen. Ni el poeta ni nadie tiene la clave y el secreto del mundo”.

Fue el autor de cuadernos tan universales como Romancero gitano, Poeta en Nueva York, Sonetos del amor oscuro. Romancero gitano alcanzó una popularidad avasalladora desde el mismo momento de su publicación, en él se imbrican de manera magistral el vanguardismo y la tradición. No convencido con ese éxito, dijo: “Me va molestando un poco mi mito de gitanería. (…) Los gitanos son un tema. Y nada más. (…) No quiero que me encasillen. Siento que me va echando cadenas”. Pero lejos de encasillarse, Lorca creció, se expandió hacia otros campos, como las ramas de los árboles que suben por las paredes o se enredan entre otras plantas, logró imbricar la poseía con otros géneros literarios.

Obras teatrales icónicas e infinitamente representadas, aún hoy, como Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores y La casa de Bernarda Alba, lo posicionaron para la posteridad en la cúspide de la literatura hispana junto a Miguel de Cervantes, siendo ambos los autores de la lengua española más reconocidos a nivel internacional.

Sobre su muerte, el poeta Antonio Machado escribió: “Se le vio, caminando entre fusiles / por una calle larga, / salir al campo frío, / aún con estrellas, de la madrugada. / Mataron a Federico / cuando la luz asomaba. / El pelotón de verdugos /no osó mirarle a la cara. / Todos cerraron los ojos; / rezaron: ¡ni Dios te salva! / Muerto cayó Federico / —sangre en la frente y plomo en las entrañas—. /… Que fue en Granada el crimen /sabed —¡pobre Granada!—, ¡en su Granada!”…

El niño Federico había nacido un 5 de junio de 1898. Perteneció a la llamada Generación del 27. Granada fue campo fértil para cultivar su amor por las artes, primero por la música y luego tuvo vínculos estrechos con pintores como Salvador Dalí, cineastas de la talla de Luis Buñuel y escritores como Juan Ramón Jiménez, todo ello mientras cursaba estudios de Filosofía y Letras y Derecho en la Universidad de Granada.

El autor de Platero y yo fue uno de los impulsores de su obra, lo animó a que fuese su propio editor del cuaderno Libro de poemas, que desde los 20 años había escrito.

La popularidad y el reconocimiento a su trabajo no tardarían en llegar. La pluma de Federico García Lorca no tuvo tiempo para fatigas. Textos siempre fuertes nacieron gracias a ella. Fue un poeta universal y un dramaturgo de los más grandes del siglo XX. Ni el odio, ni las guerras pudieron apagar su luz.

Sobre esta nación caribeña Lorca dijo: “Esta isla es un paraíso. Si me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba”. A la Mayor de las Antillas viajaría en no pocas ocasiones. Aquí forjaría amistad con los hermanos Flor, Dulce María, Carlos y Manuel Enrique Loynaz, José María Chacón, Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, Jorge Mañach, Juan Marinello, Emilio Ballagas y otros tantos con los que compartió ideales no solo del mundo del arte.


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Laura Mercedes Giraldez Collera

Periodista


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