Nave Oficio de Isla: travesía escénica de un collar (+Fotos)

La Nave Oficio de Isla. Comunidad Creativa estrena su tercer espectáculo. Se trata de El collar, travesía escénica inspirada en la obra de Abelardo Estorino. Una puesta que arranca desde que el espectador llega a la nave e interactúan con él los actores, enfundados en overoles de trabajo, y dan pistas de lo que ocurrirá en las próximas horas.

Un homenaje a uno de los dramaturgos más importantes en la historia teatral de nuestro país, y también a Adria Santana, su actriz fetiche. Dos gigantes imprescindibles del teatro cubano que regresan de la mano de la Nave.

En la travesía todos son protagonistas. Público y actores se funden en canciones antes de sumarse a la casa/nave/obra. Ya dentro nos espera Nina, en su casona vetusta para contarnos su verdad, que como dice Osvaldo Doimeadiós en uno de los parlamentos, siempre es optimista.

Todo tiene sentido en la casa. Los carteles en las paredes nos traen de regreso el discurso épico de la Revolución. El Frigidaire nos traslada en el tiempo. La mesa colonial como centro, y Nina escogiendo frijoles. ¡Cuántas Ninas no escogen frijoles en la soledad de sus vidas!

Una mujer que vive con sus demonios. Los gritos de Amalia, la presencia-ausencia de Conrado y Fabrizio, y el collar. El ineludible collar cual reliquia que marca los destinos de una familia.

Y en medio de tanta reflexión aparece Dora para darle ritmo a los fantasmas. El público otra vez como parte de la obra. Canciones que nos resultan muy cómicas o disparatadas, pero son cercanas. Dora parece lo más carnavalesco dentro de la nave, pero es lo más nostálgico.

La casa y el collar como metáforas de la nación. Otra vez miro los carteles en las paredes. Pienso en los que se fueron. En la soledad de Nina, en la locura de Amalia, y en la importancia del collar. Cuba a través de una casona vieja y desvencijada. Con sus hijos y sus demonios.