Por: Maritza López González
El Conjunto Folklórico Nacional de Cuba (CFN) es una de las obras culturales más trascendentes de la Revolución. Ya casi al cumplir 57 años de fundado, en mayo próximo, continúa siendo una fuente de riqueza para el desarrollo espiritual de nuestro pueblo.
El CFN ha recorrido sin discriminación casi todo el amplio espectro de las danzas y los bailes de nuestro folklor.
Desde su fundación, se trabajó intensamente en la divulgación de su obra para preservar la producción artística de las tradiciones danzarias, asimiladas de los practicantes-portadores. Se puede afirmar que han establecido hitos referenciales de nuestra identidad cultural.
Manolo Micler, Premio Nacional de Danza 2017 y actual director del CFN, forma parte de ese colectivo desde su etapa fundacional. Bailarín, coreógrafo y profesor, es poseedor de una extensa obra coreográfica.
Luego de dos temporadas del CFN en el teatro Mella el pasado año, y la reposición de la obra Alafin de oyo, nos acercamos a su director para conocer las estrategias de trabajo de la compañía para este año.
—¿Cómo valora el año que finalizó para el CFN?
—“Primero, el 2018 fue un año de grandes retos para la compañía porque tuvimos situaciones que nos llevaron a dedicar mucho tiempo en la formación de nuevos bailarines, ya que confrontamos problemas con los egresados de las escuelas de arte en los distintos niveles.
“Hemos tenido que introducir bailarines sin ninguna formación académica. Ha sido un reto para nosotros enseñarle la estética, la manera de hacer del CFN. Sobre todo, inculcándole la idea que nosotros no hacemos folklor, sino proyecciones artísticas inspiradas en los hechos folklóricos, eso ha sido un gran reto en todo el año y en años anteriores.
“Gracias a diferentes bailarines de antiguas generaciones que tiene la compañía, hemos podido rehacer, mantener esta línea estética creada por el maestro Martínez Furé y el coreógrafo Rodolfo Reyes, que desde el inicio tuvieron su objetivo bien claro: difundir y elevar al rango artístico estas manifestaciones creadas por nuestro pueblo. Creo que ese fue uno de los retos fundamentales.
“Por otra parte el 2018 fue muy importante porque reestrenamos la obra Alafin de Oyo, una pieza que conjuga los textos poéticos, las danzas, el canto, y es muy difícil para los bailarines que no tenían referente alguno. Tuvimos que recurrir, porque no había grabaciones que pudieran ser referentes para ellos, a la memoria de los que fuimos intérpretes de esa obra, eso nos permitió rehacerlas, por supuesto, con un nuevo concepto coreográfico, y manteniendo el espíritu con que fue creada. Es una obra que se puede seguir trabajando para lograr mayores resultados artísticos.
“Se hizo un vestuario nuevo, fabuloso, por Alfredo González Plana, un vestuario excelente. Pero el reto fundamental fue con los bailarines que no tenían, no poseían técnicas de actuación. Además, hemos sufrido el éxodo de bailarines.
“De la obra tuvimos dos temporadas de dos semanas, que me parecen insuficientes. Son muy pocos días para una producción que fue muy costosa. Pienso que hay que darle más espacio al CFN en nuestra sede, el teatro Mella. Hemos trabajado en otros teatros como El América, y hecho funciones en otros espacios, no dejados de movernos, porque creemos que las actuaciones en teatros o en otros lugares son convenientes para la compañía.”
—Un tema muy polémico en la danza cubana es la necesidad de coreógrafos, cómo se ha comportado la creación coreográfica en los últimos años en el CFN.
—“Tenemos un espacio fijo en nuestra sede que es el Sábado de la Rumba, una especie de termómetro para ir probando a los bailarines y la creación artística. Para los jóvenes talentos que despuntan con intereses coreográficos este es el medio para mostrar sus habilidades.
“Tenemos jóvenes creadores, por ejemplo, Leivan García, que fue Premio Nacional de Interpretación de la AHS. Además, Yandro Caldeon también incursiona en la coreografía, al igual que Harol Ferran.
“Yo hice una obra de pequeño formato que se llama Yeye erefi donde utilizo los tambores iyesa, una pieza que hice para el Sábado de la Rumba.
“Estoy impulsando a las mujeres porque generalmente no se inclinan hacia la coreografía, y considero que tienen gran sensibilidad para la creación, pero ellas prefieren la docencia, por suerte para nosotros se desarrollan muy bien impartiendo las clases dentro de la compañía.”
—¿Entonces, considera que existe un clima favorable para el desarrollo la danza folklórica cubana?
—“Yo soy de los que piensa que la crítica es muy necesaria, aunque no te haga alabanza. Una crítica que me diga dónde estoy mal, por qué camino debo transitar, por supuesto si está bien está bien.
“Hay personas que le temen a la crítica, yo no. Creo que los críticos no atienden lo suficiente los espectáculos folklóricos, quizás porque no son conocedores en profundidad de las danzas folklóricas, sin embargo, considero que tienen el conocimiento y el nivel cultural suficiente para hacer un análisis de un espectáculo.
“Solamente, de un tiempo para acá, tres críticos escribieron sobre el CFN: Yuris Nórido, Marilyn Garbey y Noel Bonilla. Solo esos tres se han pronunciado al respecto, es necesaria la crítica para saber cómo andamos, aunque no estemos de acuerdo con ella, no importa, pero es necesaria la crítica.
“Ahora tenemos algunos planes nacionales e internacionales, muy ambiciosos verdaderamente, pero que vamos a asumir. Impartiremos talleres internacionales fuera de Cuba, y se nos aproximan tiempos muy favorables para la cultura popular tradicional.
“Lo que no hay es que parar, hay que continuar. No hay que detenerse a llorar. Hay que pararse y enfrentarse a los problemas reales que tenemos y luchar contra ellos.
“Yo pienso que hay una gran confusión, porque los medios a veces ponen grupos portadores como compañías folklóricas profesionales, y eso tiende a confundir, no es lo mismo un grupo portador a una compañía artística.
“Entonces, por ejemplo, ponen una compañía que sus integrantes son en su mayoría personas mayores, que no tienen que guardar una estética escénica porque son grupos portadores, los que mantienen la tradición. Si esto no se entiende por parte de los medios de comunicación crean una confusión. Los medios desempeñan un papel fundamental en que la gente entienda y asimile el trabajo de las compañías profesionales encargadas de convertir en creación artística el hecho folklórico.
—¿Qué les aconsejaría a los profesionales de la danza folclórica escénica cubana?
—“El mensaje que les doy es que sigan amando nuestras tradiciones, que no perdamos lo que tanto trabajo le ha costado a nuestro pueblo mantener, como dice el maestro Furé: no nos entretengamos en lucecitas de basurero, esas luces que alumbran, pero se van, como el fuego fatuo de los basureros. Esas luces al final no nos van a ayudar, vamos a cuidar nuestro patrimonio para hacer trascender nuestras tradiciones. Además, debemos recordar su afirmación: “El folklore lo hace el pueblo, y nosotros hacemos proyecciones teatrales inspiradas en esas manifestaciones”.
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