Dicen que tus caricias no han de ser mías
que tus amantes brazos no han de estrecharme
y yo he soñado anoche que me querías
y aunque después me muera quiero besarte.
Dame un beso y olvida que mes has besado,
yo te ofrezco la vida si me la pides
y si llego a besarte como he soñado
ha de ser imposible que tú me olvides.
Todo el que ha visto la película La bella del Alhambra recuerda la escena en que Rachel —asumida magníficamente por Beatriz Valdez— interpreta, soberbia y sensual sobre el escenario la pieza Si llego a besarte. Lo que muy pocos conocen es el autor de ese emblemático tema del cancionero popular cubano, a quien le debemos también la música de El Mambí.
Luis Casas Romero (1882-1950) fue un músico, compositor y flautista cubano, cuyos aportes a la cultura nacional marcaron pautas y sirvieron de resorte para colocar a la Mayor de las Antillas a escalas globales como potencia artística, por ello no es de sorprender que aún siendo un niño, mostrase cualidades excepcionales para la música, destacándose en la orquesta de la Sociedad Popular Santa Cecilia y luego interpretando complejas obras de concierto.
No obstante, interrumpió sus estudios musicales a los 15 años para incorporarse a las filas del Ejército Libertador donde, bajo el mando del general López Recio, llegó a ser nombrado corneta de orden.
Una vez finalizada la guerra, fundó una Banda de Música Infantil en su tierra natal, Camagüey, de donde partió hacia La Habana y allí se estableció ejerciendo como flautista de la orquesta del teatro Alhambra, que era dirigida por Jorge Anckerman, otro destacado cultor de la música tradicional cubana.
Su talento fue reconocido por directores y poderosas figuras del mundo del espectáculo en la capital, de esta manera llegó a estar al frente de las orquestas de varios teatros, como: el Martí, el Payret, el Molino Rojo.
En 1909, Casas Romero compuso Carmela, pieza reconocida por algunos estudiosos como la primera criolla, una variante genérica musical entre cuyos representantes más populares se encuentran Jorge Anckerman, Alberto Villalón y Sindo Garay, y que ha sido adoptada por notables intérpretes de la trova tradicional cubana.
La fructífera trayectoria como compositor de ese músico y mambí cuenta también con incursiones en la suite y el poema sinfónico, así como otros géneros típicos cubanos. Además de las piezas Si llego a besarte y El Mambí, de Casas Romero se recuerdan hoy temas como Adiós, amor y Adiós al bohío, que han enriquecido nuestro cancionero popular.
Miembro de número de la Academia Nacional de Artes y Letras y secretario de su Sección de Música, el nutrido creador fue también maestro de flauta, solfeo, teoría de la música y composición, en la entonces institución más importante de la enseñanza artística musical del país, el Conservatorio Hubert de Blanck.
Luis Casas Romero fue pionero de las transmisiones radiales en Cuba. Se cuenta que en 1920 había instalado, junto a su hijo, la planta de radioaficionados Q2LC, que luego daría paso, el 22 de octubre de 1922, a la Estación 2LC, ubicada en Animas 99, en La Habana, y que comenzaba su programación a las 09:00 pm, una vez que la capital era sacudida por el cañonazo. Esa emisora, la primera que puso su señal en el éter desde suelo cubano, debe su nombre a las iniciales de sus dueños: Luis Casas Romero y Luis Casas Rodríguez.
Casas Romero compartió el amor por la música con un incondicional ímpetu independentista, de ahí que hasta el 30 de octubre de 1950, fecha en que murió, estuvo al frente de la Banda del Estado Mayor del Ejército.
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