No me gustan las necrológicas. Pero tampoco puedo ignorarlas, más cuando se relacionan con personas cercanas o alguna figura que a uno le viene acompañando como si se tratara de un familiar o un amigo. El cine tiene también la magia de sumar y eliminar personajes queridos. La vida te los quita definitivamente. En sustitución de la fotografía o emulándola hasta ganarle, el cine, en cambio, defiende la ilusión de permanencia de un hecho y sus animadores. ¿Cuántos han partido y, sin embargo, continúan vivos en la pantalla grande? Ahora que murió el actor canadiense Christopher Plummer (1929-2021) reconozco otra vez lo anterior.
Desde Sed de triunfo (Sidney Lumet, 1958) hasta The Last Full Measure (Todd Robinson, 2019), Plummer recesaba a veces de los escenarios cinematográficos para dedicarse por entero al teatro, su otra gran pasión. Aunque hay que recordar que de las tablas pasaría al cine. Entonces pronto se daría cuenta de que podía asumir a la par respectivos desempeños.
Por sus numerosas interpretaciones ―casi 200 trabajos en el cine sin contar series y otras apariciones televisivas― obtuvo los anhelados premios Tony, BAFTA, Globo de Oro, Premio del Sindicato de Actores (SAG) y, entre otros, el Óscar en el año 2011 por Beginners (Mike Mills, 2010), lo que lo convirtió en el actor más longevo en alcanzarlo.
Plummer no despreció ningún género. Aceptaba esos papeles principales o secundarios que estuvieran bien acordes con las tramas y sus variaciones por el relato narrado. Aborrecía la afectación y demás excesos. En honor a la verdad, sonreía y lloraba cuando no quedaba más remedio. Ante el clímax o lo previo al mismo, sentía poder resolverlo con frecuencia a través del silencio, una mirada, un gesto, la palabra o frase precisos… Avivara candidez, humor o maldad, se esmeró siempre en conferirle la fuerza suficiente que le exigiera el personaje.
Envejeció con dignidad tanto en la vida como en pantalla. El llamado cine sobre la tercera edad le quedaba pequeño. Estuvo por encima de preocuparse al respecto y ello se corroboró cuando, por ejemplo, sustituyó a Kevin Spacey en Todo el dinero del mundo (Ridley Scott, 2017) o cuando encarnó a Hal, el padre homosexual de Oliver (Ewan McGregor) en Beginners.
A propósito, al otorgársele el Óscar aparentemente tardío por esta inolvidable y acaso inesperada actuación, expresaría sin resentimiento aunque con manifiesta ironía: “¿Dónde has estado toda mi vida?… Solo tienes dos años más que yo”. Rebasaba los ochenta abriles.
Al morir con 91 años, Christopher Plummer, quien en la etapa prepandémica había participado, además, en Knives out (Rian Johnson, 2019) y Cliffs of freedom (Van Ling, 2019), se despedía un tenaz colaborador de muchas imágenes trascendentales del cine clásico de todos los tiempos.
Aram Joao Mestre León
9/2/21 11:06
Tuvo una larga vida, lo recurdo principalmente por el filme Beginners.
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