Los cuenteros: espíritu trashumante de los narradores orales

Por las venas de Malawi Capote corre la sangre titiritera. Ella es hija de Julio Capote —prestigioso mimo y director artístico de Mimo Clan— y de Graciela González, un matrimonio de artistas que en 1969 fundaron el grupo Los cuenteros, en el municipio artemiseño de San Antonio de los Baños.

En 1970, Félix Dardo asume la dirección del emblemático colectivo que a lo largo de su historia ha cosechado numerosos premios y reconocimientos. En 1989, la joven Malawi pasa a integrar la nómina de Los cuenteros hasta el fallecimiento de su líder. Hace tres años, Malawi asumió el reto de dirigir el grupo fundado por sus padres.

Recientemente, Los cuenteros resultaron beneficiados con un importante donativo de la Comisión de cooperación de la UNIMA (Unión Internacional de la Marioneta) de conjunto con la UNIMA Canadá, como un reconocimiento a la labor mantenida durante nueve lustros.

Muchos han sido los espectáculos que le han dado nombre a la compañía en los últimos 45 años. Una obra fundamental de Los cuenteros es, precisamente, El canto de la cigarra, del cuentero mayor Onelio Jorge Cardoso, a quien en este 2014 se recuerda a propósito del centenario de su nacimiento.

Y es que desde su fundación, Los cuenteros apostaron por la estética de la narración oral y el arte del juglar, saberes que han estado presentes en muchas de sus obras como La Guarandinga de Arroyo Blanco, Romelio y Juliana, El patio de la Martina, Arroz con maíz y ¿Cómo cazar un güije?

Malawi se considera, además, deudora de los hermanos Camejo, que en la década de 1960, contribuyeron a la formación de varias hornadas de futuros titiriteros cubanos. Sobre la impronta que dejaron Carucha Camejo, Pepe Camejo y Pepe Carril, en el arte de las figuras animadas cubanas, valora la actual directora de Los cuenteros:

“Es indiscutible el legado que nos dejaron los Camejo. Siempre se ha tratado de mantener viva la labor que desarrollaron. Debemos agradecerles por habernos abierto las puertas a este mundo tan maravilloso a quienes amamos el arte titiritero”.

Aunque el cumpleaños 45 de Los cuenteros se celebra oficialmente el 19 de noviembre, Malawi ha diseñado una jornada festiva a los largo de todo el año que se inició con el estreno, el 4 de abril, del espectáculo Aventuras en pueblo chiflado, sobre un texto del dramaturgo y actor Maikel Chávez.

“Estamos muy contentos. pues este es un espectáculo muy representativo de Los cuenteros. Volvemos a la línea del gracejo criollo, de la música bien cubana y la temática campestre”, asegura Malawi.

Sobre la historia de Aventuras en pueblo chiflado, estrenada en el cine teatro de San Antonio de los Baños, en saludo al día de los pioneros y la juventud cubanas, comenta su directora:

“Es la historia de un pollito que cuando nace, en vez de cantar, decide hacerse pintor. Su decisión le trae gran oposición porque se ha atrevido a romper la tradición familiar. Sin embargo, hay otros personajes que lo apoyan, sin cuestionarlo.

"Con esta obra defendemos los derechos del niño —representado por el pollito que decide cumplir su sueño—. Es un espectáculo lleno de humor y de colorido. Tiene muchas sorpresas. La experiencia del estreno fue fantástica. El público nos recibió como ya estamos acostumbrados con cada una de nuestras puestas”.

—¿Cuánto se aleja este estreno de la línea que siguieron con la puesta en escena de Blancanieves?

—En Blancanieves nos salimos un poco de la línea trazada por el grupo durante más de cuatro décadas. Ahora con Aventuras en pueblo chiflado se produce un retorno a la línea estética anterior y por eso retornamos a los espectáculos puramente cuenteros.

“Luego de un año, estrenamos este espectáculo puramente titiritero, de retablo tradicional y con títeres de guante. Utilicé música muy cubana: los Van Van, Los Zafiros, Benny Moré y algunos músicos extranjeros”.

—¿Cómo continuarán las celebraciones por el aniversario 45?

—Queremos hacer una temporada con todos los espectáculos emblemáticos de la compañía. Además, nuestro próximo estreno será la obra Ensalada de bandidos, una locura muy simpática. Por otra parte, solo tuvimos la posibilidad de realizar tres funciones de Aventuras en pueblo chiflado en el cine teatro de San Antonio de los Baños. Me gustaría proponerlo en otras provincias.

—Luego de varios años sin contar con una sede oficial, ahora poseen un local propio que podrán adaptar a sala teatral, ¿qué expectativas tienen al respecto?

—Pon fin tenemos nuestra sede, gracias a nuestro actual Ministro de Cultura (antes Viceministro Julián González), quien intercedió por nosotros, amablemente. Estimo que era una deuda con Los cuenteros justo en el año en que arribamos a nuestro aniversario 45.

“El local que nos entregaron era una instalación que pertenecía al Ministerio de Comercio Interior, pero posee muy buenas condiciones para crear allí una sala pequeña de teatro de títeres.

"Como tiene tres pisos, pensamos construir nuestros talleres, oficinas y la sala teatral, con el apoyo de varias personas e instituciones como el Consejo Nacional de las Artes Escénicas y la provincia de cultura de Artemisa.

"El objetivo es que para el próximo año nos podamos presentar en nuestra sede, ubicada en un lugar muy céntrico, en el mismo Parque Central de San Antonio de los Baños. Aspiramos a que se convierta en un centro cultural donde realicemos tertulias, impartamos talleres e invitemos a otras agrupaciones teatrales.

"Hace muchos años, en otra sede que tuvimos, realizábamos una peña cultural titulada Tele balcón, que tenía lugar cada miércoles, desde una pequeño balcón. Su novedad consistía en que era un noticiero informativo cultural con títeres. Era increíble como, a las doce del día, todo el mundo esperaba las noticias de los títeres.

"Quisiéramos retomarlo porque es una tradición bonita y un modo de difundir el acontecer cultural de San Antonio de los Baños y de Cuba. Las personas lo escuchaban y les llamaba mucho la atención”.

Malawi continúa los sueños fundacionales de sus progenitores, y del desaparecido director teatral Félix Dardo, apegada a su terruño pero con el espíritu trashumante de los buenos contadores de historias. Como se diría en buen cubano: ¡Hay cuenteros para rato!