En la historiografía cubana, sobre todo la más reciente, se destaca como un aporte de los pueblos originarios del Archipiélago cubano o de Cuba, las voces que se refieren a la toponimia, a lugares geográficos principalmente. Desde luego, la más notable de todas es Cuba, y los gentilicios derivados, cubanas y cubanos.
Sin embargo, consultando estudios lexicográficos autorizados del siglo XIX al XX, este patrimonio vivo en el español hablado de Cuba es mucho más rico. Comprende un universo de palabras coloquiales, así como nombres vulgares empleados en la botánica y la zoología hasta hoy.
Uno de los estudiosos de estos temas culturales es el doctor Sergio Valdés Bernal, lingüísta cubano cuya obra en relación con el español de Cuba ha sido ampliamente reconocida, y se fundamenta en datos históricos, etnográficos, geograficos o de otra índole.
En particular, su obra Las lenguas indígenas de América y el español de Cuba, publicada en dos tomos por la Editorial Academia, 1981, hace ya ¡38 años!, nos ofrece los resultados obtenidos de una rigurosa investigación. El primer tomo se dedica a los aportes del aruaco insular —lengua nativa de los pobladores de Cuba y de otras islas antillanas—, mientras que el segundo aborda los prestamos de americanismos indígenas no aruacos al español.
Infelizmente, la primera y única edición de este libro está agotada, hace tiempo. Aunque el autor nos informa que ya está en camino otra edición, ahora con el sello de la UH (Universidad de La Habana) revisada y ampliada, y nos asegura que será de mayor utilidad para el público lector en general. Esperemos que no tarde mucho su entrega a las librerías.
Para los investigadores de la Historia de Cuba y de América, entre otros interesados, la lengua en que se comunicaban nuestros pueblos originarios, su expansión geográfica y contenidos es una fuente de gran importancia: necesaria para reevaluar el grado de desarrollo alcanzado por aquellos hasta el encontronazo colonialista, y para precisar cuál fue el contenido cedido y presente en nuestra cultura nacional.
El caso de la transculturación ocurrida, en parte es testimoniada por los préstamos del aruaco insular que pasaron al idioma español, castellano. De forma hablada y después escrita, según interpretaban sus sonidos y significados los europeos, comenzó la introducción de los aruaquismos al español por Cristóbal Colón en su Diario del primer viaje
En la Introducción a su obra, nos informa Valdés Bernal: “Con este trabajo tratamos de definir cuáles vocablos considerados indoamericanos realmente lo son. Además, en el marco de los verdaderos indoamericanismos, nos esforzamos por determinar la filiación lingüística de cada uno de ellos”. (Valdés, 1981, t.1, p. 6.)
También, nos advierte que: “[…] tenemos conciencia de que ni remotamente hemos puesto el punto final a este interesante aspecto de la lengua nacional de Cuba”. (Ídem) A pesar de ello, en mi opinión como investigadora histórica, este es un libro de estudio y consulta fundamental para incursionar en el capítulo más largo y antiguo de nuestra historia.
En los distintos capítulos del texto se definen conceptos y procesos tan esenciales como: “Presentación histórica de la situación lingüística durante la conquista española”, “El aruaco insular: lengua general de las Antillas”, “El intercambio lingüístico como resultado de la transculturación indohispánica en Cuba”, “El aruaco insular y la lengua española”, “Los indoamericanismos de procedencia aruaca en el español de Cuba”.
Por último, además de las Conclusiones y Referencias, el libro relaciona el “Léxico de procedencia aruaca” que ha sido definido y estudiado. Las palabras y sus contenidos son ordenados alfabéticamente (Valdés, 1981, pp. 85- 351), el inventario contiene un total de 374 palabras, muchas de ellas nombran hasta la actualidad una parte importante de nuestra zoología y botánica (no se incluyen los toponímicos, cuya lista es bien larga).
Algunas de aquellas voces son muy familiares a nuestros oídos, por ejemplo: (Zool.) biajaca, bibijagua, bijirita, carey, colibrí, cocuyo, curujey, guacamayo, Entre las denominaciones botánicas son populares: ají, batata, boniato, bija, ceiba, guanábana, güira, henequén, higuera, jiquí, guisaso, tuna, yagua, yarey, yuca… etc.
Del vocabulario coloquial, referido a personajes o grupos históricos, actividades diversas, objetos y fenómenos naturales: areíto, biyaya, caribe, cemí, cimarrón, coa, cutara (chancleta), dujo (asiento de madera), enagua, guajiro, guanahatabey, guano, guaracha, guayo, huracán, jaba, jigüe, jíbaro, macana, manigua, maruga, naboría, nitaíno, pita, taíno, entre otras.
Así las cosas, el lector o lectora de este artículo podrá verificar en el Léxico mentado, cuántas y cuáles son las palabras de origen aruaco insular que utiliza habitualmente en sus conversaciones o escritos y de qué tratan sus contenidos.
Tan sólo basta para ello la visita a una buena biblioteca y la lectura atenta de esta obra erudita, bien recomendada, que no escatima detalles para que nuestra cultura cubana continúe nutriéndose de su primigenia raíz indígena.
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