miércoles, 18 de septiembre de 2024

La Habana al oeste del río Almendares

Algunos hallazgos de la investigación multidisciplinaria en torno a la colección arqueológica precolonial y colonial del Museo Municipal de Playa...

Lohania Josefina Aruca Alonso en Exclusivo 07/11/2019
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Río Almendares-Cuba
Río Almendares, ubicado en el Municpio Playa.

Una nueva indagación acerca del oeste de La Habana en el siglo XVI revela que el proceso de colonización española de Cuba ocurrió casi simultáneamente de un lado y otro del río Casiguaguas (Almendares).

El inicio de la conquista y colonización de Cuba tuvo lugar en varias etapas. La primera se inició con la fundación de la villa primada Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa en 1511. Fue allí donde se preparó la invasión de la isla por las huestes de Diego Velázquez, compuestas por españoles y, aproximadamente, mil indígenas cubanos, de origen aruaco, que fungieron como cargadores, traductores y sirvientes.

Es bien conocido el movimiento este-oeste que realizaron los invasores para conquistar militarmente el territorio cubano y fundar pequeños asentamientos o pueblos de españoles, que posteriormente recibirían la categoría de villa. La fundación de la primera villa de San Cristóbal (de La Habana), ocurrió en 1515, en un lugar cercano a la desembocadura del río Mayabeque, costa sur, donde hoy se localiza el pueblo de Batabanó.

Luego tuvo lugar un segundo emplazamiento, posiblemente en la margen este del río Casiguaguas (denominado sucesivamente Chorrera y Almendares). Al parecer, este pequeño poblado o pueblo viejo fue provisional. Se ubica por la historiografía cubana en el lugar llamado hasta hoy Puentes Grandes. De ahí se trasladó en 1519 hacia un punto interior del litoral oeste del Puerto Carenas, así nombrado por Sebastián de Ocampo, en su bojeo a la isla.

El historiador cubano Julio Le Riverend considera que la relación entre esos tres asentamientos nunca se interrumpió, y es lógica su afirmación, debido a la estrechez del territorio habanero y a la ruta histórica de conexión de sur a norte existente, entre el Surgidero de Batabanó, el río Almendares y el Puerto de La Habana.

Tal aserto también indica la importancia de la relación entre dos ejes del desarrollo habanero: el río Almendares y la costa norte de la isla, en el tramo comprendido entre la cayería de Los Colorados y la bahía y puerto de La Habana. Evidentemente hubo conocimiento e interés por el territorio costero que se extiende desde la margen oeste del Almendares en adelante, particularmente por los ríos que surcaban ese pequeño espacio, comprendido actualmente por el municipio Playa.

 En todos los casos, para fundar los pueblos españoles se consideraron algunos indicadores esenciales: el poblamiento indígena; la proximidad a la costa y su acceso desde el mar, incluida la posibilidad de ataque y defensa; la abundancia o carencia de fuentes de agua potable; la factibilidad de terrenos cultivables, por mencionar algunos esenciales.

La pequeña villa de San Cristóbal de La Habana obtuvo grandes ventajas de su asentamiento final en la costa norte, particularmente después de efectuada la conquista de México e iniciada la extracción de sus tesoros hacia España. Aunque contó también con una gran desventaja en comparación con sus anteriores localizaciones: el abastecimiento de agua potable.

Con vistas a solucionar este grave problema, incrementado por la creciente navegación, se realizó la primera gran obra de la ingeniería hidraúlica en Hispanoamérica: la Zanja Real, que tuvo como fuente principal el río de la Chorrera o Almendares. Desde el inicio, este costoso proyecto fue aprobado por el emperador español (1546), pero la obra comenzó mucho después, en 1562, y duró oficialmente hasta 1592.

Estos 30 años de espera transcurrieron en un contexto histórico que cambió la función e importancia de la villa habanera. En este último asentamiento tomo posesión el gobernador de la isla en 1553; así, dejó atrás la segunda capital colonial, Santiago de Cuba. En 1554, después del ataque de Jacques de Sores a La Habana, se comprendió la necesidad de fortificar el puerto, que dejó de ser llamado Carenas.

También, ese mismo año se fundó en La Habana el primer pueblo de indios libres —por orden real a partir de 1540—: Guanabacoa. El derrotero de la llamada Flota del Oro y la Plata se organizó y ordenó en 1560, y determinó como puerto de reunión de todas sus naves el de La Habana. Gracias a ello, la afluencia de navíos y personas a la villa se amplió, e, igualmente, requirió de más servicios portuarios.

Fue a fines de esa década cuando se hizo la solicitud al Cabildo de La Habana de la merced de tierras (¿hato?) de Mayanabo (1568), y se otorgó. Poco tiempo después se pidió a la instancia antes mencionada otra merced de tierra en la desembocadura del río Haimanito o Jaimanitas (1577), también concedida, con el señalamiento de la necesidad de servicios a los navíos que hacían su travesía hasta San Cristóbal de La Habana.

La evidencia arqueológica subacuática ha revelado que hubo naufragios de navíos cargados de tesoros (pecios) frente a la desembocadura del río Jaimanitas, en distintos momentos de los siglos XVI hasta el XVIII, amén de otras huellas encontradas en el territorio del antiguo asentamiento español.

Actualmente se lleva a cabo una investigación multidisciplinaria en torno a la colección arqueológica precolonial y colonial que posee el Museo Municipal de Playa. Sobre sus ideas generales he desarrollado este comentario, de sus resultados futuros les contaré con más detalles en otros trabajos.


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Lohania Josefina Aruca Alonso

Investigadora histórica, colaboradora periodística nacional de prensa plana y digital


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