Israel Rojas: "hay que saber por dónde uno va cuando crea"

Confiesa que la palabra cantada lo inquieta, o lo que es igual, la palabra hecha sonido, armonía, trova. Asume cada una de sus obras con honda legitimidad, apego a sí mismo, como si fuesen expresión de sus propias ansiedades,  quebrantos, desasosiegos y quimeras. Aspira a ser entendido, aunque no busca para ello una única forma. Detesta los sentidos trillados, pero pondera la naturalidad, jamás los artificios. Se autodefine un defensor de lo auténtico, y lo ha probado con una ejemplaridad creativa llena de proposiciones agudas, suspicaces, inteligentes.

Israel Rojas Fiel, director y voz líder del popular dúo Buena Fe, comparte en exclusiva con Cubahora interesantes valoraciones sobre la creación musical cubana de hoy.

- Iniciemos este diálogo acudiendo a la experiencia personal del compositor: ¿Cómo se va gestando la creación, la química entre las palabras; cómo se  da el binomio sonoridad–letra?

- "Soy de los que busca que la composición de los versos ya tenga musicalidad y que logre comunicar de manera eficaz. A veces la combinación de determinadas palabras puede multiplicar las interpretaciones o puede ampliar la temática que uno inicialmente se propuso. Lo más complicado en el acto de la composición es la idea inicial; pero una vez que esta se enciende, lo difícil está en saber elegir las maneras correctas de expresión.

"Me gusta trabajar bajo el concepto: pocas palabras, muchas ideas. Aunque no siempre lo logro. Hay que estudiar y tener como aliada eterna a la lectura y el diccionario. Como diría Augusto Monterroso: Lo bueno, breve, dos veces bueno.  A la canción le es aplicable esta máxima como a pocas cosas. Disfruto mucho cuando una canción enriquece mi acervo. Por eso, me place cuando alguien me dice que eso le sucedió con uno de mis temas.

"El gran García Márquez destacaba en una ocasión cuánto le impresionaba que un bolero pudiera contar una historia en cuatro estrofas y, sin embargo,  un novelista, necesitara casi para igual fin cientos de páginas. La economía expresiva suele ser también un recurso, una herramienta. Pero no por ganar tiempo se puede siempre atropellar palabras e ideas. Eso se aprende con la vida, poco a poco, sin llegar nunca a sabérnoslo todo. En aprender mientras se trabaja, están las cuotas de entusiasmo necesarias para el doloroso y solitario proceso de creación".

- Para Israel Rojas, ¿cuándo una canción está terminada?  

- "Cuando la grabo. Puedo tener el boceto bien hecho, pero no es hasta que paso por el micrófono y surgen las intenciones, los melismas, la respiración, las pausas, la definición de las notas, que estimo el producto final".

- Vayamos entrando a terrenos más angostos: de manera general, ¿cómo valora la salud de las letras en la cancionística cubana contemporánea?

- "¡Oh! Ese es un cantar bien interesante. Antes lo intuía, pero ya estoy casi seguro: las zonas más populares de nuestra música a veces están anémicas de concepto. Artistas sin nada que decir. Hay que saber adónde uno va cuando crea. Es desconcertante saber que las propuestas menos edificantes para el alma son las de moda.

"Reconozco que al mismo tiempo hay áreas experimentales donde se está produciendo con rigor, pero sin tener claro el destino, el segmento de público al que irá dirigido y eso puede ser también una trampa.

"En demasiadas ocasiones las canciones más sonadas, no son más que una mímesis de creaciones extranjeras, cuando tenemos tantos referentes de prestigio en el panorama nacional.

"Intentar pegar un tema a toda costa, sacrificando para ello cualquier cosa, hasta lo que realmente eres como artista, puede funcionar a la corta, pero a larga…

"He escuchado canciones que se contradicen irracionalmente. Comienzan enunciando que se tiene a un amor sin la cual no se puede vivir y en el estribillo se vocifera alegremente todo lo contrario. Las canciones en cualquiera de sus variantes pueden ser ordenadas o anárquicas, pero coherentes. Es mi humilde criterio.

"Está preponderando lo lúdico, la onda caramelo, la del gusto rápido, lo epidérmico y cada vez se extrañan más los contenidos vitaminados, energizantes. Por supuesto, hay raperos que están haciendo producciones de vanguardia, artistas sinfónicos, jazzistas, que son merecedores de mayor reconocimiento. Aún tenemos a Adalberto Álvarez y a Formell, y en pleno auge encuentras a jóvenes como Alexander Abreu entre otros, en la musica popular bailable.

"Pero lo cierto es que se está abriendo un abismo, un hueco entre lo que oye la mayoría y lo que según nuestras instituciones es la vanguardia artística. Peligroso el hecho.

"Es cierto que estamos viviendo en una sociedad cada vez más segmentada en cuanto a preferencias, alcances, posibilidades. Se trata de un fenómeno mucho más grande. En el arte también hay pirámides invertidas".

- ¿Y con qué tiene que ver todo esto?

- "Principalmente tiene que ver con la economía del país que tiene consecuencias en todo. No tengo ni tendré nunca nada en contra de ningún creador. Respeto sobremanera el modo en que cada cual decide expresarse mientras que ni empobrezca, ni denigre. Prohibir, ya sabemos que a veces es contraproducente; creo que más bien hay que multiplicar oportunidades.

"Siento que el ejercicio de la difusión puede ser mejor. Generalmente los discos cuentan con un sencillo o single -ahora que mientras más ingles el termino, más “cosa” es la cosa misma. Pero la propuesta del músico en un disco no es una sola canción. Un tema no lo es todo. Hay que darle curso al ciclo de difusión de las obras. Y por eso han de velar también los medios de comunicación.

"Me pregunto porque no se difunde como debería, por ejemplo el disco de Tammy López, La Luz es musica. Es uno de los mejores discos que he escuchado en mi vida, con canciones a las que nada les impide ser populares. Me enorgullece que en mi generación se halla grabado un disco de tal altura. Me avergüenza que los difusores no sean capaces de hacerlo llegar a más conciudadanos.

"La cultura es la sumatoria de todos los saberes. Por eso deben multiplicarse las opciones. El arte cubano goza de una buena salud, pero lo reafirmo con preocupación: las áreas más populares de nuestro panorama sonoro, las que están consumiendo las grandes masas parecen guiadas por la fatídica norma “mientras más vacío mejor”. Las propuestas más completas no tienen hoy ni la difusión, ni la aceptación que ameritan".