Un viejo fantasma recorre el Sur de la Florida. No es el comunismo, sino un diluviano fascismo cultural. La intolerancia y el odio explotaron en la cara del cubanoamericano, no más cubatón, ni gozadera que venga desde Cuba.
Una reacción en cadena que resucita el anticomunismo más extremista que achicharró los nobles sentimientos de los esposos Rosenberg en 1953. La actualización de un macartismo que hace buylling online a una cantante quien visita su familia en Santiago de Cuba, o dos actores que participan en La Habana en un spot contra la Ley Helms Burton.
Una ola anticubana, irracional, y compulsiva con crestas tan elevadas como el antisocialista discurso de Trump en la ONU y tan background como la arremetida de Aldo el de Los aldeanos contra los artistas cubanos del género urbano. El rapero ahora residente en Miami, acusó en términos bien ofensivos a los super reguetoneros, por su falta de compromiso “con el sentimiento de su tierra” y ser “gozadores” que “se menean más que las mujeres, y cobran bastante por eso”.
Los mismos que son acusados ahora de apoyar a “régimen castrista”. Y es que la inconsecuencia “se ha botado” por estos días allá. Los que nos acusan de politizarlo todo y de la “cacería de brujas” por cuestiones ideológicas, hoy pujan por congelarse en los catálogos de los más más.
De que los medios que promueven el fin del intercambio cultural explotaron por años la supuesta prohibición, la censura y falta de apoyo de los exponentes de este género por parte del gobierno y de las instituciones culturales. Los mismos estiraron el chicle de que el Decreto 349, que aún no se ha implementado, les cercenaba su libertad de expresión y los estigmatizaba por sus orientaciones ideológicas.
La masa crítica de este Chernóbil cultural se alcanzó -este año y en aquel sitio- al mezclarse la politiquería en movida electorera con el resentimiento de la históricamente estridente mafia batistiana asentada en el área metropolitana del Sur de la Florida.
Primero fue la aprobación por la Comisión de la ciudad de Miami de una iniciativa del alcalde Francis Suárez de instar al Congreso federal a que prohíba “a los gobiernos estatales y locales contratar a artistas que hagan negocios con Cuba”.
Para Suárez “las instalaciones de la Ciudad de Miami no se deben de prestar para que artistas cubanos vengan aquí a burlarse de nosotros, a ganar dinero y regresar a su lugar de origen”. El comisionado Manolo Reyes –co-patrocinador de la resolución-, repitió la misma cantaleta, es “injusto” que mientras los artistas amparados por el gobierno de Cuba viajan a Miami y “se llenan los bolsillos con dinero que luego regresan a Cuba”, los artistas de Miami no pueden viajar a Cuba y actuar libremente.
Obvian que muchos de los artistas que entraron a la “Yunai” por la puerta “intercambio cultural” han obtenido la green card o tarjeta verde de residencia permanente en Estados Unidos y gastan sus dólares allá. Como también hay otros residentes en la Isla que se los gana con giras en Europa y se van de vacaciones a Miami.
Hace unos días, las redes sociales “se calentaron”, al saberse la noticia de la cancelación por Carlos Hernández, el alcalde de la ciudad Hialeah, de la participación de los reguetoneros cubanos Señorita Dayana, Jacob Forever y El Micha en un concierto que darían con motivo de las festividades por el 4 de Julio.
Hernández dijo en un comunicado de prensa que consultó a personas de una “fuerza política inigualable” como el terrorista Orlando Gutiérrez Boronat y la mafiosa Nelys Rojas.
En el comunicado se planteaba además que la causa fundamental de la cancelación radicaba en detener el intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos, pues “el exilio histórico merece seguir recibiendo todo el respeto y apoyo de nuestra comunidad”.
En un reportaje de Univisión, el congresista Mario Díaz-Balart se mostró sorprendido por la contratación de Jacob Forever y dijo que era “inconcebible” que personas que en esencia son “voceros del régimen” puedan venir a Miami a “ganar en dólares” y entregar parte de sus ganancias al régimen cubano.
Como parte de la campaña se reactivó una foto de hace dos años en la que aparecen Jacob Forever junto al Micha y otros reguetoneros. La prueba que los convierte “ratas comunistas” es un pulóver del autor de “Que se seque el Malecón” con una imagen del Che Guevara.
Los hechos demuestran que el término “intercambio cultural” se ha manipulado, corrompido y constreñido al intercambio musical y reguetonero.
No es extraño que el alcalde de Miami mencione, entre las personalidades públicas que apoyan la resolución contra el intercambio cultural, a los músicos Emilio Stefan y Willy Chirino.
Este último lo ha dicho claro, o se piensa como ellos, se es anexionista y antisocialista, o no se es un verdadero cubano. "He recibido a muchos artistas nuevos en mi casa y lo primero que les pregunto es si tienen algún vínculo con el gobierno cubano. Todos me dicen que no, pero a la misma vez, ese 'no', no convence. Como ellos viven allá, tienen que regirse por unos parámetros que no son los míos"- contó. "No se puede ser cubano y ser apolítico. No tengo otro remedio que no sea tener fuertes convicciones políticas, como deben tener y expresar los cubanos de aquí y de allá. Y es lamentable que la mayoría de los que viven en la Isla no lo hablen".
Es la añeja retórica por la que el músico Paquito D´Rivera subvalora un concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba en España porque se hizo acompañar del trovador Silvio Rodríguez, “una desgracia nacional”- al decir del saxofonista como reacción a un post de la musicóloga Rosa Marquetti que elogiaba la presentación. Criterios que recibieron pertinentes respuestas de los foristas.
Contradictoriamente, artistas cubanos radicado en Miami han apoyado las restricciones a sus colegas radicados acá. Posturas que consiguieron la contundente respuesta de Emilio Frías , director de la orquesta El Niño y la Verdad.
Comportamiento que se explica por el capricho histórico de los raptores de Miami de “dictar pautas de política exterior” a todo el país. Por no entender, o no querer entender, que el intercambio cultural, como componente de la “diplomacia cultural” de la guerra fría seria en todo caso entre las dos naciones, entre la cultura estadounidense y la cubana. No para enviar a la isla a los artistas que se autoexilian, o para el intercambio entre cubanos de aquí y de allá.
Como ironizó en Twitter el embajador de Cuba en Washington José Ramón Cabañas: “Estados Unidos tiene 35,000 ciudades y pueblos reconocidos. Las autoridades de Miami han decidido que sus ciudadanos visitarán otros 34,999 lugares para disfrutar legalmente de la música Cuba. Y lo han decidido con el nombre de Libertad de expresión (probablemente una nueva definición)”.
Lo más probable es que esta, como otras “tiraderas” anteriores, se desintegren después de la campaña electoral. Por inconstitucional y por no corresponderse con el sentir de la mayoría de los emigrados cubanos en la Florida.
Veremos entonces que dinosaurios sobrevivirán el meteorito.
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