El teatro en silencio, los músicos salen al escenario y comienzan las primeras expectativas entre el público, hasta que la campana anuncia el inicio del concierto. No es una presentación cualquiera, porque el maestro Huberal Herrera, uno de los artistas participantes, ha sido galardonado, en días recientes, con el Premio Nacional de Música, junto con Edesio Alejandro. Huberal debe hacer gala, ahora más que nunca, de su destreza en el piano.
“Estaba un poco nervioso cuando me dieron la noticia del premio, no me lo esperaba, aunque muchas personas dicen que debieron habérmelo dado antes, pero no soy quién para decir cuándo recibir un premio. Realmente me servirá de acicate para seguir en esta lucha por la cultura cubana”, confiesa a La Jiribilla el reconocido pianista oriundo de Mayarí (Holguín), quien ha sido uno de los músicos que ha sabido prestigiar el repertorio de Ernesto Lecuona.
Rapsodia Negra, obra del genio habanero nacido en Guanabacoa, fue la primera y única pieza interpretada por Herrera durante la presentación, titulada De romanzas y canciones, el sábado 28 de noviembre en el Teatro Nacional de Cuba, donde se tocaron obras de Lecuona, Gonzalo Roig y Rodrigo Prats, a manera de homenaje al Centro Nacional de la Música de Concierto por sus 30 años de fundación.
Unos minutos de entrevista en un camerino del centro artístico resultaron suficientes para confirmar la lucidez de este hombre de 91 años de edad, con un dominio increíble en la técnica del piano. Desde los nueve años “estaba bajando teclas”, comentó hace algunos meses atrás en una entrevista publicada en La Jiribilla. Ahora repetimos la experiencia para acceder a la maravillosa mente de Huberal Herrera.
- ¿Cuán orgulloso pudiera estar Ernesto Lecuona de usted?
- Mucho. El maestro Lecuona, salvando las distancias, porque él es una cosa inconmensurable, recibió muchas condecoraciones y triunfos en su vida, y yo, su alumno, trato de seguir sus pasos.
-¿Se avecinan próximos proyectos musicales?
- Para el 17 de enero tengo una actuación en la sala Ignacio Cervantes, en el Palacio de los Matrimonios de la calle Prado, y el día 11 del mes que viene me harán otra entrega en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba por mi trabajo de toda la vida, así es que estoy muy emocionado. Este año empezó muy malo con la cuestión de la pandemia, pero emocionalmente termino a todo tren y feliz.
- ¿Cómo llegó a conocer a Lecuona?
Una familia me llevó a verlo a su finca. Allí entablamos una relación de amistad muy grande. Hizo que yo tocara y le gustó mucho. Me dijo que él sabía que yo era abogado, pero como músico y pianista tenía un gran futuro, y me aconsejaba que siguiera en la música. Así fue, siempre seguí los consejos del maestro.
Huberal Herrera, Premio Nacional de Música 2020. (Cortesía del entrevistado)
- Aparte de Lecuona, ¿qué otros músicos disfruta de interpretar?
- Compositores universales, cubanos y latinos. En especial de los cubanos he tocado obras de Gonzalo Roig y Laureano Fuentes, también de autores más modernos como Carlos Fariñas, Juan Piñera y Héctor Angulo. De Brasil disfruto mucho interpretar la música de Heitor Villa-Lobos, Francisco Miñones, en fin… de muchos músicos. Este año quería hacer un recital grande dedicado a Federico Chopin, pero la pandemia ha cambiado los planes de todos. Espero, tal vez en el año que viene, en la sala Ignacio Cervantes, hacer el concierto.
- Para mantener la destreza demostrada por usted en el piano ¿cuán importante es la disciplina?
- El artista es como un deportista o un bailarín, tiene que ensayar y practicar todos los días para estar en forma.
La vida nos ha privilegiado con un virtuoso del piano, con un artista que aún domina el escenario e interpreta a Lecuona con verdadera elegancia e ingenio. Un músico de paciencia admirable, semblante ligero y siempre dispuesto a sonreír, aun en los momentos más álgidos de la vida. Huberal Herrera es una de las maravillas cubanas para deleitarse con su talento y los sentimientos que mueven sus prodigiosas manos.
- ¿Cuánto tiene que agradecerle Huberal Herrera a la vida?
- He hecho lo que me ha gustado. Tengo noventa y un año cumplido y los miembros de mi familia han durado, máximo, hasta los ochenta y dos. Pensaba que eso me tocaba a mí, pero no, pasé y voy no sé hasta dónde. He tenido una vida muy tranquila, me han hecho muchas cosas malas, de todo, pero no me las tomo muy en serio. He trabajado para estar a un nivel que otros, que han hecho menos, han alcanzado mejor; pero no me importa, es lo que me toca. Aconsejo que no cojan lucha con nada y que hagan todo con amor.
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