La décima cubana anda a caballo por estos días. Viste camisa de mangas largas, remangadas, pantalón vaquero y botas para montar. Corre, desenfrenada y alborozada por las pasiones. Bien sabe la décima que hoy se impone homenajear a uno de sus cultores más sagrados: Justo Pastor Vega Enríquez.
Décima mía, hoy quisiera
desempolvar viejos cantos,
romper antiguos quebrantos
de amor y amistad sincera.
Intentar y mal pudiera
pintar a Cuba en mis versos,
pero siempre me disperso
pensando en aquel cantor
que, con su voz, hizo honor
a Cuba en el universo.
Pocas formas poéticas son tan auténticas como la espinela, esa que en diez estrofas de ocho versos y rima consonante acapara añoranzas y tristezas, desmanes y confesiones, altares y glorias… Pocos son los decimistas que, a la sombra de un laúd, con la tradición y el respeto a las raíces como testigos, engrandecen a Cuba en sus versos de una manera tan inspiradora como lo hizo él.
Matancero de cuna, la herencia cultural de una provincia preñada de hijos ilustres dejó en su historia una huella imperecedera. El niño que en días desesperados sufrió hambre y trabajó sin descanso para aportar el sustento a su familia, conoció muy joven a la dama que lo conquistó para siempre: la décima improvisada.
Natos eran su talento y elegancia en el decir, como fuerte su disposición de aprender y convertirse en poeta. Y así se convirtió en uno de los más excepcionales intérpretes del punto cubano.
Nació el poeta en Matanzas,
en cuna humilde creció,
desde niño trabajó
sin sueños, sin esperanzas;
pero vino la confianza
y el arte de improvisar
su vida llegó a cambiar.
Con canto auténtico y puro
Justo Vega dio al futuro
Lecciones para recordar.
El Caballero de la décima en Cuba se dio a conocer en emisoras radiales, como parte del cuarteto Trovadores Cubanos. Su trayectoria en el medio radiofónico incluye sus labores como locutor, promotor, director de programas. Simultáneamente participaba en canturías, nunca abandonó su camino de la mano de la décima.
Al triunfar la Revolución puso su talento al servicio de los más altos ideales de Cuba como artista. Con su arte auténtico les cantó a la Patria, a la naturaleza y a la vida, a los protagonistas de la nueva etapa que sembró luz en el país desde enero de 1959.También como obrero encontró la Revolución en él un ferviente defensor.
Los inicios de programa Palmas y Cañas y su propia vida se encuentran interconectados. Quienes peinan canas recuerdan con cariño sus memorables controversias con otro auténtico artista del repentismo cubano: Adolfo Alfonso. Con el orgullo de quien se sabe heredero de una vasta tradición popular y la maestría que nunca faltó a sus improvisaciones, llevó la cultura cubana a varios países latinoamericanos.
La radio, Palmas y Cañas
perfilaron su talento
innato, y el sentimiento
engrandeció en sus entrañas.
Cantó al hombre y sus hazañas,
fue líder, locutor, paisano,
del repentismo el decano
y, sin mayores tanteos,
el rey del contrapunteo
en nuestros campos cubanos.
Cuando se cumplen 109 años de su nacimiento, Matanzas y Cuba toda rememoran la impronta de Justo Vega, el indestructible y arraigado acervo que legó a la cultura nacional.
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