miércoles, 25 de septiembre de 2024

Guillén: la cubanía en el mestizaje

Recordarlo en el aniversario 120 de su natalicio es penetrar en la savia de nuestra cubanía y evocar al Poeta Nacional y fundador de la Unión Nacional de Escritores de Cuba (UNEAC)...

Narciso Amador Fernández Ramírez en Exclusivo 10/07/2022
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El poeta Nicolás Guillén
Guillén, el poeta en ciernes que deslumbró al mundo intelectual de la época con su poemario Motivos del Son.

En el legendario Camagüey, esa vetusta ciudad de leyendas, tinajones e iglesias, nació el 10 de julio de 1902, hace 120 años, Nicolás Cristóbal Guillén Batista, quien, desde su inmensa obra poética e intelectual, nos reveló, como lo haría también desde la etnografía el sabio Fernando Ortiz, la enorme influencia del mestizaje en Cuba, ese ajiaco de transculturación que el poeta de Motivos del Son nos hizo ver como nunca antes.

Guillén, nuestro Guillén, ese mulato de voz grave que con la lectura de su Che Comandante, amigo hizo estremecer a millones de compatriotas en aquella velada solemne de octubre de 1967 y nos dejó el consuelo, y la seguridad, como la vida demostrara, que No por callado eres silencio/Y no porque te quemen,/porque te disimulen bajo tierra,/porque te escondan/en cementerios, bosques, páramos,/van a impedir que te encontremos,/Che Comandante, amigo.

Guillén, ese joven que gustaba reunirse con amigos en la plaza de San Juan de Dios y que al marchar a La Habana dejó la ciudad de sus amores y a la cual, quiso con la devoción de quien siempre anhela el regreso y el revivir esa infancia y primera juventud que nadie nunca olvida.

Guillén, el poeta en ciernes que deslumbró al mundo intelectual de la época con su poemario Motivos del Son cuyos versos musicalizados por Alejandro García Caturla y Eliseo y Emilio Grenet realzaron aún más su celebridad y abrieron una nueva etapa en la poesía insular, en la cual, por vez primera el negro aparece retratado con sus costumbres y su vocabulario peculiar dentro del molde rítmico folclórico del son y protagonista de nuestra cultura, de nuestra cubanía.

Guillén, el autor de Songoro Cosongo, esos poemas mulatos, como los bautizara, y que probaran, según sus propias palabras, y cito, que “el espíritu de Cuba es mestizo. Y del espíritu hacia la piel nos vendrá un color definitivo. Algún día se dirá: "color cubano"”. Poemas, como Negro Bembón y Mulata, que al decir de Don Fernando Ortiz: “es un avance en el proceso histórico de fusión o mestizaje lingüístico entre el idioma castellano tal y como se ha hablado en Cuba y los numerosos lenguajes africanos traídos por los esclavos”.


Guillén junto a Fidel: “Te lo prometió Martí/ y Fidel te lo cumplió/ Te lo prometió Martí/ y Fidel te lo cumplió;/ ay, Cuba, ya se acabó,/ se acabó por siempre aquí,/ se acabó,/ ay, Cuba, que sí, que sí,/ se acabó / el cuero de manatí/ con que el yanqui te pegó./ Se acabó./ Te lo prometió Martí/ y Fidel te lo cumplió…”. (Tomada de Granma)

Guillén, quien en 1934 publicara su West Indian Ltd, ese libro de denuncia a los monopolios norteamericanos en Cuba y que continúa fiel a la recreación de los ritmos y tradiciones mulatos del folclore criollo, cuya Balada de los dos abuelos, por citar uno de los poemas, fuera musicalizado por los españoles Ana Belén y Víctor Manuel y declamado magistralmente por Luis Carbonell, nuestro Acuarelista de la Poesía Antillana, y que nos prueba la transculturación y mezcla de razas que dieron lugar a lo cubano.

Guillén, el intelectual lúcido y comprometido con la España Republicana y participante activo del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura en la República Española y donde se relaciona con lo más destacado de la intelectualidad progresista como Antonio Machado, Miguel Hernández, Pablo Neruda, Ilya Ehrenburg, Rafael Alberti, César Vallejo, León Felipe, Juan Chabás, Octavio Paz, Tristán Tzara, Anna Seghers, y reanudó trato con Ernest Hemingway, a quien conociera en Cuba.

Guillén, el comunista, quien militara en el Partido Comunista de España y ejerciera el periodismo en Hoy, el diario de los comunistas cubanos; el miembro del comité nacional del Partido Socialista Popular (PSP) y del Frente Nacional Antifascista.

Guillén quien viaja por Haití, Venezuela, Perú, Colombia, Chile, país este último donde se relaciona con Pablo Neruda, y por Argentina, donde publica El son entero, poemario en el que su verso alcanza una depurada perfección artística, para expresar, con lirismo, el espíritu del cubano en sus más variadas manifestaciones.

Guillén, el poeta de las elegías, el poeta elegiaco, como lo llamó Roberto Fernández Retamar, como aquella famosa que dedicara a Jesús Menéndez, en 1951: “Jesús es negro y fino y prócer, como un bastón de ébano, y tiene los dientes blancos y corteses, por lo que su boca se abre siempre amanecida; alguna vez anduve con Jesús transitando de sueño en sueño su gran provincia llena de hombres que le tendían la mocha encallecida; su gran provincia llena de hombres que gritaban ¡Oh Jesús! como si hubieran estado esperando largamente su venida”.

Guillén, el fundador de la Unión Nacional de Escritores de Cuba (UNEAC), cargo que ejerciera desde 1961 hasta 1985, sin dejar de escribir poesía, y que en 1964 publica su libro Tengo: “Tengo, vamos a ver, / tengo el gusto de andar por mi país, / dueño de cuanto hay en él, / mirando bien de cerca lo que antes / no tuve ni podía tener. / Zafra puedo decir, / monte puedo decir, / ciudad puedo decir, / ejército decir, / ya míos para siempre y tuyos, nuestros, / y un ancho resplandor / de rayo, estrella, flor”.

Guillén, el miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular. El Doctor Honoris Causa por la Universidad de Burdeos; el ganador del Premio Viareggio, el más importante premio literario italiano y que rara vez se le entrega a escritores nacidos fuera de Italia. El ganador en 1956 del Premio Lenin de la Paz.

Guillén, el distinguido con la Orden José Martí, quien en 1982 fuera merecedor por la calidad de su obra del apelativo de Poeta Nacional de Cuba y que un año después, en 1983, recibiera el Premio Nacional de Literatura.

Y finalmente, el Nicolás Guillén menos reconocido en sus versos. El Guillén del amor y de la muerte, de la nostalgia y del humor, de la flora, la fauna y la angustia, como escribiera Retamar en su centenario, hace ahora 20 años, y de cuya obra tomó Fernández Retamar el poema titulado Miedo: “De repente me asusta/pensar que estoy viviendo/¡Qué aventura terrible,/qué miedo!/ Estar aquí encerrado,/ el corazón latiendo/aquí, sin saber nada,/con los ojos abiertos;/aquí como un sonámbulo,/manos rectas, de ciego,/buscando una salida,/un gendarme, un portero/Yo aquí en la vida, solo/ viviendo”.

Nicolás Guillén, nuestro Poeta Nacional, falleció a los 87 años, el 17 de julio de 1989. En su memoria el Consejo de Estado de la República de Cuba decretó dos días de duelo nacional. La última guardia de honor fue rendida por el Buró Político del Partido Comunista de Cuba.

Cintio Vitier, al resaltar su influencia, afirmó que fue Guillén quien descubrió para la poesía la forma rítmica del son e hizo una obra poética popular afro-española, antimperialista y universal: “En Guillén reconocemos el rostro de la Revolución”.

Un elogio merecido que le hace brillar a 120 años de su natalicio en su Camagüey de calles empedradas y angostas, ciudad que por estos días develará en la Plaza de los Trabajadores una merecida estatua en su memoria.


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Narciso Amador Fernández Ramírez

Periodista que prefiere escribir de historia como si estuviera reportando el acontecer de hoy


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