“Una fotografía podría fijar la eternidad en un instante”, decía el padre del fotoperiodismo, Henri Cartier-Bresson, uno de los mejores fotógrafos del siglo XX que inmortalizó con su lente muchos de los acontecimientos más importantes de su tiempo.
La fotografía de prensa despegó precisamente en ese siglo con la llegada de los adelantos técnicos como como la capacidad de imprimir las imágenes en la prensa, como modo de documentar la realidad. Aunque tuvo sus altas y bajas, llegó a impulsarse en los años 60 y hoy en día casi cualquier texto periodístico va acompañado de fotos, no importa su formato.
Estas imágenes se hicieron esenciales para documentar momentos claves de la historia moderna y contemporánea, contribuyeron a informar y a ser parte de la evidencia en los medios de comunicación. Con ellas surgió un nuevo oficio, el de fotoperiodista, aquel profesional especializado en captar con su cámara los hechos para los medios de comunicación, e incluso nuevos géneros periodísticos en los que las imágenes son las protagonistas como el fotorreportaje.
Por supuesto, cabe distinguir que no todas las fotos utilizadas en los medios son fotografías de prensa. En ellos confluyen diversas formas de ilustrar como fotos referenciales de bancos de fotos, gráficos e infografías. En sí, la fotografía periodística es la que muestra un hecho concreto y cumple la función de interpretar la realidad social. Aunque como toda imagen está sujeta a valoraciones subjetivas, en este caso siempre debe acompañarse de un pie de foto que la contextualice y aclare dónde o qué retrata, ya que su principal valor es el informativo.
Gracias a grandes fotorreporteros es que hoy podemos conocer la historia de Cuba no solo desde las narraciones de los historiadores o personalidades, sino también desde las imágenes. Así tenemos fotos icónicas como la del Che Guevara de Alberto Korda u otras como La Bandera y la Señora de Roberto Salas.
Incluso las que no son tan conocidas, contribuyen a preservar y contar para las nuevas generaciones momentos claves de este país y su sociedad de antaño. Así podemos observar cómo era el país de los años cincuenta u ochenta, cómo fue la campaña de alfabetización o la vida en los campos cubanos.
Como explicaba a Tribuna de La Habana el conocido fotógrafo cubano, Roberto Salas, un fotógrafo nunca sabe la trascendencia que tendrá una imagen suya. “Un buen profesional, lo que sí se propone es hacer bien su trabajo, entregarse a él y hacerlo con calidad; el tiempo, las circunstancias y acontecimientos pueden marcar la trascendencia de una fotografía, si trasciende, es algo imprevisto por el creador.”
CONSERVAR EL PATRIMONIO FOTOGRÁFICO CUBANO…
Sin embargo, muchas de las imágenes de prensa permanecen en negativos en soporte celulosa o positivos en soporte papel, ambos antiguos y que los años deterioran y olvidan. De ahí la labor del Centro de Información para la Prensa (CIP), donde se rescata la memoria histórica cubana a partir de la preservación y digitalización de las imágenes de los medios de comunicación del país a modo nacional, aunque cada medio tiene su propio archivo.
Para preservar las imágenes, cabe resaltar que incluso el clima nos juega una mala pasada. Según documenta el CIP los valores de humedad son elevados, entre el 80 y 90%. Además, existen otros parámetros asociados a la humedad como lo son la humedad absoluta, la relativa y la de saturación, y también altas temperaturas, que de no tenerse en cuenta en los archivos producen biodeterioro pues se acelera la oxidación, descomposición y debilitamiento de la celulosa.
En el caso de los materiales fotográficos tradicionales, el CIP explica que son especialmente frágiles e inestables debido a la variedad de sus componentes. Por ejemplo, los negativos están en celuloide, un material muy volátil y combustiona con facilidad.
Por lo tanto, las recomendaciones para la conservación incluyen mantener una temperatura adecuada preferiblemente con aire acondicionado, deshumidificadores y evitar una incidencia directa de la luz solar o artificial, pues esta última acelera el proceso de deterioro de los documentos ya que causa reacciones oxidativas y cambios químicos.
Sin embargo, en el actual contexto se hace difícil mantener las condiciones ideales en los archivos de los medios de prensa. No obstante, la Política para el Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Gestión Documental y Archivos (SNGDYA) crea las bases para actuar en base a un perfeccionamiento en ese sentido, y también en aras de digitalizar y hacer accesibles los archivos cubanos.
En el CIP hasta 2022 se habían digitalizado unas 236 895 fotografías de prensa y se trabaja en la creación de una fototeca digital que facilite el acceso a estas, ya que no es solo preservar, es también hacerlas llegar al público, de lo contrario no se aprovecharía al máximo ese potencial. Incluso, no solo hay que archivar la fotografía más antigua, también la contemporánea, ya que puede ser valiosa para contar lo que vivimos ahora.
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