El escritor argentino Ernesto Sabato figura entre los más destacados autores del Boom de la literatura hispanoamericana, fenómeno editorial que, en la década de los 60 supuso el posicionamiento internacional de los narradores del continente.
Su obra, de profundo humanismo y contenido existencialista, significó una ruptura con el realismo típico de la novela europea y norteamericana de entreguerras para adentrarse en indagaciones sobre la naturaleza humana y el conflicto civilización-barbarie.
Nacido en Rojas, provincia de Buenos Aires, en 1911, ingresó a la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad Nacional de La Plata, donde se doctoró en Física e inició una prometedora carrera como investigador científico en París, junto a la ya célebre Marie Curie.
Parecía que la ciencia lo apartaría por completo de la literatura, sin embargo, en el ambiente creativo parisino conoce a André Breton y se adentra en el movimiento surrealista, donde despiertan sus pasiones de escritor.
De vuelta a Argentina imparte clases y publica numerosos artículos y ensayos, como Uno y el Universo (1945), en el cual criticaba los enfoques reduccionistas asociados a la ciencia y su deshumanización. Para entonces ya eran visibles su pulida retórica, su solidez expositiva y la introspección y hondura psicológica de sus textos.
Otros ensayos como Hombres y engranajes (1951), El otro rostro del peronismo (1956), Tango: discusión y clave (1963), y La cultura en la encrucijada nacional (1973) avizoraban su genialidad creativa.
Tres novelas espaciadas en el tiempo, pero con nexos indisolubles entre sí, apuntalan su creación: El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abaddón el exterminador (1974). La primera trata los conflictos e imposibilidades del amor, la segunda enlaza vivencias del autor con episodios de la historia argentina bajo un marcado pesimismo, y la tercera se adentra en consideraciones sobre la sociedad contemporánea de este país, donde ficción y realidad se imbrican en pasajes surreales y apocalípticos.
Estos textos tuvieron amplia repercusión y lo elevaron a la lista de los más relevantes escritores de la época, fueron traducidos a más de diez idiomas, e incluso, llevados al cine.
Sus constantes críticas al ambiente argentino de la época y su éxito internacional terminaron por convertirlo en una autoridad dentro de la sociedad, que con su pericia narrativa ayudaba a conformar la opinión pública. Entonces, se apartó un tanto de la literatura y actuó como presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), para la que fue designado en 1983 por el entonces presidente de la República, Raúl Alfonsín.
Dedicado a investigar los crímenes del gobierno de Jorge Videla elaboró un informe de cincuenta mil páginas, conocido como Informe Sabato. Resumió esta experiencia a la prensa como “haber ido al infierno”.
Su obra ha sido galardonada con los Premios Cervantes, Menéndez Pelayo, Jerusalén y la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid; y páginas de admiración han sido escritas por autores tan heterogéneos como Camus, Greene, Thomas Mann, Quasimodo, Piovene, Gombrowicz y Nadeau.
Su aguzada narrativa y gracejo rioplatense lo hizo conquistar seguidores con facilidad, reinventar las técnicas narrativas, entremezclar y superponer tramas, y fusionar la novela y el ensayo con acierto.
Falleció a los 99 años, víctima de una bronquitis, en las afueras de Argentina, pero su legado literario pervive y resulta una muestra imperecedera de talento y compromiso con la época que le tocó vivir.
Entrevista a Ernesto Sabato en el programa A fondo, de Televisión Española, en el año 1997
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