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sábado, 2 de noviembre de 2024

Danzón sin fecha de caducidad (+Audio y Video)

Son jóvenes como otros. Lo que los distingue es su pasión por el baile nacional cubano. En sus manos recae la responsabilidad de perpetuar la riqueza del danzón.

Jessica Mesa Duarte en Exclusivo 27/06/2021
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Hay en nuestras tradiciones un lazo que nos ata al pasado. Su permanencia en el tiempo dibuja una línea difícilmente quebrantable que nos aproxima a la historia de nuestros padres y abuelos, como defensores innatos de esas prácticas que nos definen.

Por eso muchos jóvenes encuentran en esas costumbres la oportunidad de reencontrarse con su propia identidad. Es el caso de dos guantanameros quienes asumen al danzón como el aire que oxigena sus pulmones.

“Para nosotros tiene una grandeza infinita porque en él se reflejan las raíces de nuestro pueblo donde nacimos, donde crecimos y seguiremos viviendo. Bailamos con mucho amor.

“Nos gusta el danzón creemos en su perdurabilidad, en su autenticidad. Sabemos que, después de que lo conozca, la juventud puede enamorarse de nuestro baile nacional. Tienen que acercarse a él para no dejarlo morir porque esa es parte de la esencia de quienes somos”, confiesa Yaimara Luque.

Merecedores de importantes premios en varias competiciones de baile en el país, estos muchachos se acercaron al danzón desde hace varios años.

“Empecé a bailar desde que era niño. Bailamos rumba, mambo, chachachá, son, bailes foráneos. Al danzón nos acercamos un poco después a propuesta de un primo mío, vicepresidente del Club Amigos del Danzón en Guantánamo, para revitalizar el baile en los jóvenes.

“Actualmente integramos el Club y nos dedicamos a mantener nuestra tradición danzonera, principalmente en los jóvenes. En nuestra provincia existe un movimiento juvenil muy fuerte y nosotros nos dedicamos a promover este trabajo para que se sigan acercando a este género tan cubano. Lo hacemos con el corazón”, expresó Wolquis Walter.

Lejos de amilanarse ante el difícil reto de defender un género que muchos jóvenes consideran obsoleto, Yaimara y Wolquis se sienten agradecidos y satisfechos de su labor como guardianes de un elemento trascendental de la cultura nacional.

“Nunca sentimos temor porque nos gusta y uno asume lo que le gusta con pasión y dedicación. Nos preparamos, aprendimos y hoy resulta vital para nosotros. Sentimos el placer de su cadencia, en su ritmo contagioso y sabroso, a pesar de que se vea un poco antiguo, no lo es. Eso es lo esperamos transmitir cuando bailamos.

“Existe una considerable parte de la juventud que no lo conoce pero, como lo hemos experimentado y atestiguado, cuando se acercan al género les gusta, se enamoran de él.”

Los niños y jóvenes asumen el protagonismo en la conservación del danzón como parte intrínseca de la cultura

Incluso cuando se sientan agotados por la exigencia de sus profesiones, la cita con el danzón se mantiene impostergable cada día.  Jóvenes que bailan danzón para inspirar a otros jóvenes, esa es la premisa que impulsa su quehacer.

“En el danzón hallamos una rica fusión de géneros populares cubanos. La magia del danzón está en el corazón que uno le ponga, cuando lo escuches, cuando sientas que te llama”, reconoce Luque, a lo que agrega Walter, quien fuera durante varios años su pareja tanto en el baile como en la vida “cuando conoces su historia, cuando sabes quién fue Miguel Failde, su creador, por qué surgió, en qué contexto, le pones más amor y más interés porque es la historia misma de tu cultura, es hermosa, emociona y te invita a bailar”.

Hoy invitan a otros muchachos que, como ellos un día, no conocen la verdadera esencia del baile nacional cubano.

“A los jóvenes que no bailan danzón los convido a que se adentren en este mundo, que visiten los lugares donde se hace, que asistan a los talleres, que lo escuche y luego intenten marcar su ritmo, que estudien sus orígenes y su relación con nuestra idiosincrasia”.

Ellos aprendieron a amar el danzón, a reconocerlo como una oportunidad de superación y enriquecimiento espiritual, a convertirlo en un pedazo de su propia vida. Según sus apreciaciones el danzón es vida, es pasión, es sentimiento.


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Jessica Mesa Duarte

Periodista y escritora de guiones radiales.


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