Empieza a sonar la música en medio del caos, no importa que las piedras caigan o las bombas exploten, solo estamos la melodía y yo; los pies marcan el compás, de repente te embarga una necesidad imperiosa de expresarte y el cuerpo comienza a gritar de la mejor manera que sabe: a través de la danza.
No existen las barreras, no hay colores, idiomas, ni credos que limiten el movimiento, esa forma de comunicación entre los cuerpos que nos hace vibrar en una presentación; sobre el tabloncillo, en una calle citadina o en medio de un parque, la danza puede hacernos llorar.
“Tu cuerpo empieza antes que tú mismo y es el lugar de todos los rituales que te pertenecen. Cuando escuchas tu cuerpo a través de la danza, escuchas también los cuerpos y los bailes de seducción y celebración de tus antepasados y tu especie. En tu cuerpo llevas las danzas que te salvarán”. Así dice el mensaje que, a propósito del Día Mundial de la Danza, envió al mundo la cubana Marianela Boán, coreógrafa, maestra y bailarina.
Y es que sobre arte, amor y humanidad versaron los textos enviados por varios coreógrafos y bailarines desde Burkina Faso, Líbano, Hong Kong, Israel y Cuba, porque este día de la danza debe servir como alivio ante tanta violencia, ese es el principal mensaje en el 2018.
El 29 de abril, desde el año 1982, se celebra la danza y su diversidad en todo el mundo, la fecha fue escogida por ser el natalicio de Jean-Georges Noverre, innovador, estudioso de ese arte y padre del ballet moderno.
Escoger un día para dedicarlo a esa manifestación artística no es solo un pretexto para honrarla, sino una manera de fomentar mediante eventos y concursos la participación y la educación en ese arte.
La Habana, reconocida ya como una ciudad en movimiento, fue escogida este año por el Instituto Internacional de Teatro (ITI/UNESCO) y el Comité de Internacional de la Danza como sede de los festejos mundiales por este día.
“La danza es el lenguaje oculto del alma”, así lo expresó hace muchos años, la bailarina y coreógrafa estadunidense Martha Graham (1894-1991) y, sin dudas, bailar es una experiencia liberadora y sublime.
Si el baile nos une, pues hagamos de él nuestro himno, un ritual para todas las naciones, llamemos al mundo a danzar, y como dice una hermosa canción infantil, démonos las manos y dancemos, esa es la mejor manera de amar.
“A cada desplazado, refugiado y exiliado del mundo, le digo: tienes un país que va contigo y que nada ni nadie podrá arrebatarte; el país de tu cuerpo”, de esa manera concluye Marianela Boán su esquela por este 29 de abril.
Y que este día sirva para eso, para reconocernos, bailar, unirnos y hacer de la danza, “el gran antídoto para la locura de la humanidad”.
JM
2/5/18 9:12
emotivo y poetico, excelente artículo periodista.
Yasel Toledo
30/4/18 10:41
Hola, disfruté mucho leer este trabajo. Saludos
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