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sábado, 2 de noviembre de 2024

Brindis de Salas, un rey cubano

Tal fue la grandeza de Brindis de Salas que un periódico italiano lo calificó como el "Paganini negro", en alusión a Nicolo Paganini, considerado el más virtuoso violinista de todos los tiempos...

Laura Mercedes Giraldez Collera en Exclusivo 02/06/2021
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Claudio José Domingo Brindis de Salas y Garrido
Claudio José Domingo Brindis de Salas y Garrido, un genio musical cubano. (Tomada de Curiosidades de Cuba)

En el siglo XIX, cuando Cuba era aún colonia de España —una de las últimas en América— un joven negro, de apenas unos 11 años, deleitaba con su violín al público del Liceo Artístico de La Habana. Lo más significativo de aquella escena, no era tan solo el hecho de que el pequeño artista lograra abrirse paso en una sociedad donde los negros eran vistos solo como mercancía o esclavos, sino que estuviese acompañado por una de las figuras más grandiosas de la música cubana: Ignacio Cervantes.

El talentoso violinista que con sus manos infantiles lograba conmover a los espectadores en aquel diciembre de 1863, era Claudio José Domingo Brindis de Salas y Garrido, un genio musical cubano que, desafortunadamente, no tiene en la Mayor de las Antillas el debido reconocimiento que merece.

Ese primer concierto fue solo el despegue de una carrera signada por su excepcional desempeño, pero en la que no faltaron escollos e impedimentos a los que sobreponerse.

Tal fue la grandeza de Brindis de Salas en el violín, que un periódico italiano lo calificó como el “Paganini negro”, en alusión a Nicolo Paganini, quien es considerado el más virtuoso violinista de todos los tiempos.

Entre 1869 y 1871, el descollante artista cursó estudios en el Conservatorio de París, prestigiosa institución de donde llegó a ser el primer expediente. En lo adelante, su vida profesional comienza a ascender y Brindis de Salas brilla en escenarios de América y Europa.

Viaja constantemente. En uno y otro lado es alabado por la crítica y aplaudido sonadamente por el público. Su golpe de arco lo distingue. Hay una gracia en sus movimientos, una magia en cada acorde que le arranca al violín, que fascinan. En Cuba también triunfa. Va y viene, pero nunca se aleja del todo.

Su trayectoria durante esos años de esplendor se vio rodeada de contratos bien pagados, famas, aplausos, viajes constantes, lo cual, de cierta manera, influyó en la vida personal del artista. Sin embargo, sus cualidades como músico no le abandonaron.

En Francia, España, Italia, Austria, Portugal y Alemania es condecorado con las más altas distinciones que se entregan en esos países. En Argentina permanece durante varios años y en distintas etapas de su vida. Es allí donde muere el llamado “rey de las octavas”, tras haber empeñado por solo 10 pesos su violín Stradivarius auténtico, que se calcula costaba unos 100 000.

Luego de una década fuera de los grandes escenarios, pobre, olvidado, enfermo de tuberculosis, se despide en la madrugada del 2 de junio de 1911, lejos de la tierra que lo vio nacer, a donde regresan sus restos en 1930, después de grandes esfuerzos de las autoridades argentinas y de los cubanos residentes en esa nación.

El incalculable talento de Brindis de Salas no es reconocido lo suficiente en Cuba. Si bien es cierto que la mayor parte de su quehacer artístico lo desarrolló alrededor del mundo, urge que sea más divulgada su obra para darle el digno espacio que se merece dentro de las figuras más icónicas que han marcado el devenir de la música cubana.


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Laura Mercedes Giraldez Collera

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


Sandot Sylvia
 2/6/21 12:31

Soy martiniquesa como el primer hijo del caballero, nacido de su matrimonio con una martinicana de la que nadie habla. Me apasiona este hombre del que nadie habla...no entiendo por qué...pero juro por Dios que mis hijos sabrán quién era ese hombre extraordinario.

Sylvia S

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