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martes, 26 de noviembre de 2024

Al fin… Meñique

El personaje de Meñique sale de las páginas del cuento y llega en 3D a todos los cines de Cuba. Cubahora conversa con uno de los directores de animación…

Yeneily García García en Exclusivo 19/07/2014
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Fueron seis años de espera. Cuando ya muchos se habían olvidado de que Meñique iba salir de las páginas del cuento y volverse tridimensional, llegó la noticia de que al fin se proyectaría en las pantallas de toda Cuba, esta vez con fecha marcada: el 20 de julio.

Detrás quedan —imperceptibles para quienes no sean cercanos— más de dos mil días de trabajo, angustias, dudas, esfuerzos tremendos y la fuerza de voluntad de un centenar de soñadores que pusieron su corazón en esta empresa que, al decir de Guillermo Ochoa, director de animación, es  “uno de esos proyectos de los que te sientes orgulloso de haber participado”.

La cinta, que pasará a la historia como la primera película cubana animada en tercera dimensión, tiene muchas particularidades, comentó Ochoa a Cubahora, refiriéndose entre otros elementos al cambio de técnica del 2D al 3D, procedimiento nunca antes utilizado en los Estudios de Animación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, responsables de darle vida a personajes tan queridos como Elpidio Valdés, los Vampiros en La Habana y más recientemente a Fernanda.

“Cada vez que comienzas un trabajo nuevo te da un poco de susto. En este caso lo peor era la falta de experiencia: nunca habíamos animado nada en 3D. Contrariamente a lo que dicta la lógica, debimos haber empezado por un corto, un spot, para ir “calentando” y dar un paso superior. Teníamos un equipo con mucha experiencia en 2D, pero nadie sabía animar en 3D”.

El primer problema fue formar a los animadores. A medida que estudiaban, aplicaban esos mismos conocimientos ya en la película. Había cosas que iban saliendo, otras que repetíamos, recordó, al tiempo que aseguró que Meñique no se hubiera logrado sin el talento independiente que existe en el país.

Jóvenes de Las Tunas, Villa Clara y Santiago de Cuba —entre muchos otros estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas— se unieron al proyecto, incorporando saberes que después resultaron imprescindibles.

 “Nos parecía increíble que cuando buscábamos a un especialista en tal y tal programa siempre apareciera alguien que llevaba cinco años cacharreando en su casa y lo conocía al dedillo, que bien podía nunca haberse planteado hacer de esto una carrera, y a quien nosotros en los Estudios capacitamos y recibimos con alegría. Se logró una atmósfera de trabajo muy armónica, la prueba es que se acabó la película y todavía están aquí”.

Tuvimos que organizarnos de manera diferente para lograr hacer todo este trabajo inmenso, y por primera vez utilizamos una estructura con cinco directores de animación que se encargaban de secuencias distintas y un supervisor que se encargaba de que no hubiera una ruptura, explicó.

 “Ese es uno de los logros más significativos a mi juicio, cómo a pesar de que intervinieron tantas personas, con niveles tan diferentes, se lograra sentir una unidad de principio a fin en la animación.”

VERSIONAR UN CLÁSICO

Lo que la gente no sabe es que los grandes estudios se pasan cinco años haciendo una película, nos contaba Ernesto Padrón, padre, guionista y director de este largometaje, que cuenta las hazañas de Meñique, un joven campesino que va a probar fortuna a la ciudad y se encuentra en medio de una aventura que incluye instrumentos de trabajo parlantes, una princesa para nada delicada, una bruja armada con la última tecnología, un rey avaricioso y un gigante crédulo.

Al preguntarle si no tuvo en cuenta la presión de llevar al cine a un personaje del libro de cabecera de generaciones de cubanos, Padrón nos aclaró que tenían dos variables: hacer una versión exacta del cuento o preservar la trama original y a partir de ahí crear. Decidieron seguir la segunda.

“Yo lo que hice fue crear personajes nuevos, situaciones dramáticas y magnificar el objetivo final de casarse con la princesa. Fui muy cauteloso, cuando hice el guión lo consulté con varios colegas. Hice un boceto de la película, lo animamos, le pusimos voces, y eso lo consultamos con el equipo técnico, los actores y se trajeron niños de diferentes edades a verlo. Fue buenísimo ese proceso, nunca se había hecho en Cuba y eso ayudó mucho a perfilar lo que gustaba, lo que no se entendía.”

“Después que la terminamos la vimos con los niños. Uno siempre, después que termina una obra, tiene como un susto por dentro, porque no sabe si gustará al gran público. Aunque por las experiencias que hemos tenido parece que va a gustar”, sonríe.

“El estreno va a ser una gran fiesta simultánea en todo el país. Es nuestro gran regalo a los niños, una recompensa a la larga espera. Hubiera querido estar en todas y cada una de las salas donde se va a exhibir.”


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Yeneily García García

Lectora voraz y artista frustrada, enamorada desde siempre del periodismo de Agencia y ejerciéndolo con plenas facultades desde 2008.


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