El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano es más que un objetivo, un concurso, un jurado, invitados, proyecciones. Quizás a tono con la época del año que lo acoge, el Festival de La Habana es una tradición navideña. “Diciembre huele a cine”, como suelen decir por ahí.
El espacio del evento estaba limitado a una sola sala en el año 1979, fecha de su fundación. Hasta ese momento, las apreciaciones sobre el cine latinoamericano eran endebles, resultado de un consumo casi inexistente y el paulatino desarrollo de la zona. Sin embargo, La Habana no fluctuó y abrió sus puertas a un festival pequeño que fue creciendo en amplitud, número de involucrados y conocedores del tema.
Casi cuarenta décadas después, con una propuesta que sobrepasa las 400 producciones, el festival de cine de La Habana vuelve, entre los días 3 y 13 de diciembre, para acentuar el carácter personal de su filmografía, resultado de las esencias captadas por los realizadores desde los procesos identitarios y los imaginarios de cada pueblo, universo variopinto donde convive ese protagonista principal en cada obra que son los espectadores.
El magno evento de la cinematografía latinoamericana, cada año se construye a partir de la inserción de nuevos “jóvenes cineastas portadores de formas inéditas del decir en imágenes y de acercar verdades que no pocas veces renuevan nuestro cine por su óptica, por su penetración en realidades reales o en las que la imaginación enriquece, ensanchando el mundo desde poéticas que obligan a descubrir, más y más y siempre”, como afirmara su director y fundador, por más de 30 años, Alfredo Guevara, durante la inauguración de la XXXIV edición del Festival.
En esta ocasión, un total de 138 largometrajes y cortometrajes de ficción, documentales, animados y óperas primas provenientes de toda América Latina serán exhibidos en los seis concursos que, en sus diferentes categorías, contempla el programa del Festival, a lo cual se añaden 24 guiones inéditosy 24 carteles cinematográficos que serán evaluados en sus respectivos rubros competitivos; mientras que el esperado Premio Coral de Postproducción será disputado entre cinco largometrajes de Chile, Guatemala, Colombia y Cuba.
En su edición 37, el festival homenajeará al cineasta brasileño Ruy Guerra,legendario realizador, poeta y escritor brasileño, autor de títulos clave en la historia del cine latinoamericano como Os cafagestes, Fábula de la bella palomera, Eréndira y Ópera de Malandro. No faltará, en esta ocasión, el reconocimiento al National Film Board of Canadaen su aniversario 75, así como a la obra de Mario Monicelli,nombre imprescindible en la historia del cine italiano y mundial, en cuya vasta filmografía destacan un puñado de comedias inolvidables.
Desde su fundación, esta fiesta del cine ha servido de espacio para la presentación y el reconocimiento de la filmografía proveniente de otras latitudes, es decir, más allá del continente latinoamericano. Así, tendrá lugar este año un acercamiento al cine español y al cine alemán. Destaca además, casi un año después de iniciado los diálogos bilaterales entre Cuba y Estados Unidos, la presencia de actores como Ethan Hawke y Tim Robbins, la veterana productora Christine Vachon y ejecutivos del Instituto Sundance y el canal HBO.
La aclamada película El Clan, del director de cine Pablo Trapero, marcará el inicio de esta nueva edición del Festival. La historia está basada en el caso policial del clan Puccio, que conmocionó a la sociedad argentina a comienzos de los 80. Detrás de la fachada de los Puccio, una típica familia del tradicional barrio de San Isidro, se oculta un siniestro clan dedicado al secuestro y asesinato de personas. Una interesante historia real que nos convida a reflexionar sobre las historias no contadas de nuestra América Latina.
ESTE AÑO, CUBA EN EL FESTIVAL
Como cada año, los cubanos amantes del cine esperan ansiosos las propuestas cinematográficas que llegan desde la producción nacional. Pues esta vez, la nación destacará con nueve largometrajes en el 37 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, cifra que informó el presidente del ICAIC, máxima instancia cinematográfica del país, Roberto Smith de Castro.
En 2014, algunos especialistas y habituales de esta gran fiesta coincidieron en que, por lo menos desde los años 80, no había una muestra cubana tan amplia y de excelente factura. El 2015 no será la excepción para esta significativa alza.
Los títulos Cuba Libre, de Jorge Luis Sánchez; Bailando con Margot, Arturo Santana Vilá; La cosa humana, de Gerardo Chijona y Vuelos prohibidos, de Rigoberto López y Julio Carranza, concursarán en representación del ICAIC en el Festival habanero.
Por otra parte, cintas como El acompañante, dirigida por Pável Giroud; Café amargo, deRigoberto Jiménez y La obra del siglo, del joven cineasta Carlos Machado Quintel, entre otras, completan la propuesta para el evento que reúne lo mejor del cine latinoamericano.
Dentro de la categoría documental, estarán en la cartelera de la cita fílmica Últimos días de una casa y Una luz de inteligencia y amor, el primero, en concurso, y el segundo fuera del circuito competitivo.
Se anunció además que El camarón encantado, de Adrián López, Las aventuras de Juan Quinquín, de Alexander Rodríguez y Xip Zérep contra los Vampiros Lácteos, de Juan Padrón constituyen las propuestas de Dibujos Animados del ICAIC.
Promocionar el cine cubano constituye una parte indispensable de nuestra cultura e idiosincrasia, en este sentido debe ponderarse la creación de materiales, proceso desde el cual se visibilice esa complicidad entre los realizadores y esos eternos protagonistas que vuelven en cada festival, el público. Ese público nuestro que no es únicamente coprotagonista cuando se identifica o dialoga placentera, compleja o amargamente con la obra cinematográfica y con su autor; sino protagonista también desde el fenómeno sociológico que se da, prueba de que la “opción y la diversidad son necesidades del alma”, como nos hizo entender un día Alfredo Guevara.
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