viernes, 27 de septiembre de 2024

A 30 años del inicio de una utopía

Cubahora conversa con Jorge Fernández, el director del Centro de Arte Wilfredo Lam y de la Bienal de La Habana para conocer algunas interioridades del evento cultural…

Javier Montenegro en Exclusivo 29/05/2014
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Cartel 30 aniversario de la habana
Cartel utilizado durante las actividades del 30 aniversario de la Bienal de La Habana.

Jorge Fernández está al frente del Centro de Arte Wilfredo Lam y de la Bienal de La Habana, uno de los eventos culturales más importantes del país y una de las bienales más importantes de América Latina. A través de la siguiente entrevista, Cubahora quiso conocer algunas de las interioridades de la Bienal.

- Hace unos días expresaba que los fundadores de la Bienal habían decidido navegar a contra corriente. ¿A qué se refería?

"La Habana es una Bienal alternativa. La primera tuvo la proyección de trabajar hacia el arte latinoamericano y la segunda fue abrirse al tercer mundo. En ese momento la bienales estaban anquilosadas y La Habana vino con otra mirada, otras formas, otros conceptos, con ese sentido de trabajar las prácticas artísticas del tercer mundo, incluyendo a Asia, África, Medio Oriente, América Latina y el Caribe, era mirar cómo se daban esos procesos desde su propia naturaleza y no de una manera exótica o turística, sino poner a dialogar el arte de esas regiones con toda la autenticidad y legitimidad que tenían. También se invitó a teóricos, se involucró un pensamiento conceptual que sustentara esas prácticas de una manera dialógica. Es muy difícil poner el pensamiento por delante de la práctica o viceversa, se trata de sincronizar y eso la Bienal lo hizo muy bien.

"En la segunda participaron importantes artistas estadounidenses y críticos que estaban muy conectados a la revista October, donde el llamado pensamiento crítico norteamericano empieza a cuestionar todo el rumbo y alianza entre el mercado y las políticas neoliberales en la producción artística. La Habana fue todo lo contrario, por eso ese grupo de estadounidenses ve una posibilidad en la segunda Bienal, se estaba apostando por otra mirada en relación con los presupuestos ideo estéticos del arte. Incluso los intelectuales de este pensamiento más crítico norteamericano encontraron en la Bienal un espacio diferente. Fue un reconocimiento internacional".

- ¿Qué tipo de obras se presentan en la Bienal?

"Cada día pensamos más en obras que generan gestos hacia el contexto y la sociedad en sí mismas y por otra parte que no impliquen gastos millonarios, es como esa relación de amor – odio que muchos tienen con la propia bienal de La Habana; hay quien dice “el problema es que la Bienal tiene pocos recursos” y otros ripostan “quizás esa es la suerte que han tenido”. Aquí ningún artista se ha gastado millones en ninguna obra, pero sí algunas tienen una producción importante y no dejan de ser costosas. Pienso en La conga de Los Carpinteros, una obra con una producción complicada pero con muy buenos resultados; ya existen artistas cubanos con ingresos que les da la oportunidad de producir obras de este tipo.

"Otro caso son Los elefantes de Jeff en la décima Bienal, obra producida y financiada por algunos empresarios del Trade Center de Miramar, por eso las piezas regresaron a ese sitio. Así aparecen artistas que trabajan con financiamiento.

"También nos apoyamos en colaboraciones, amigos, además del presupuesto del estado cubano. Las embajadas, los ministerios de cultura, los artistas participantes ayudan mucho. Y así encuentras espacios institucionales de diferentes naciones que apoyan a quienes vienen a La Habana.

"Además, La Bienal es bastante politeísta; priorizamos las buenas obras, que generen calidad y puedan producirse desde Cuba. Hay una conexión del trabajo con el contexto, con el lugar, la cuestión participativa, el tema dialógico generado por estas piezas. La bienal no tiene un solo estilo ni propone un único tipo de obra".

- ¿Qué impacto ha tenido la Bienal de La Habana en el mundo?

"Muchos artistas desconocidos cuando vinieron a la bienal, después empezaron a circular en el mundo entero. Hay muchos ejemplos de autores que hoy son mitos pero cuando llegaron a La Habana nadie los conocía y eso da una muestra de que se está pendiente de qué ocurre aquí. Eso siempre ha sucedido".

- ¿Cuáles son las principales disyuntivas de la Bienal a sus treinta años de vida?

"En este último debate por los treinta años, intenso y con criterios encontrados, parece existir homogeneidad en un sector importante de la crítica internacional sobre lo generado por la Bienal de La Habana. Hacia el interior hay una conciencia de la trascendencia de la bienal; quizás la trascendencia más grande es ser un evento de treinta años, pero existen ciertas inquietudes, como ver si está cumpliendo o no los objetivos con los que fue creada, si vale la pena o no lo que se está haciendo ahora.

"No es igual cuando inicias un proyecto cargado de incertidumbre pero también de la frescura de las etapas fundacionales. Es como el arte, no importa si eres un gran artista a los veintitantos años, el problema es mantenerte con sesenta. La Bienal ha mantenido y ha hecho lo que debe en su momento. En mi opinión aun cumple su objetivo; por ejemplo, el espíritu de los talleres lo hemos llevado a una mayor escala en la medida que han pasado los años. También se ha tratado de aumentar esta relación con la calle, hacerla más expansiva. Siempre han existido muchos proyectos buenos en la calle, pero la idea es planteárselo a otra escala. La idea de hoy es saber pulsar y entender qué está pasando  en el arte y después saber conectar eso con el público".

- ¿Cómo valora el impulso que ha dado la bienal a las artes plásticas cubanas?

"Son muchos los artistas que han logrado visibilidad gracias a la bienal. Kcho lo dice, él llegó a los grandes museos gracias a esta; nadie hubiera conocido su Regata si no hubiera existido una bienal de La Habana, y al lado de la regata estaba El miedo, un performance de Tania Bruguera, durmiendo en un bote, y nadie conociera a Tania si en esto; Wilfredo prieto en la octava bienal también fue lanzado a la fama. Carlos Garaicoa con el jardín japonés. Los carpinteros con las primeras obras desarrolladas en la cuarta bienal.

"Cuando miras el catálogo de artistas de Cuba a nivel internacional, quienes hoy tienen un reconocimiento o salen en la revistas, su lanzamiento fue la Bienal de La Habana, y todos lo reconocen, y a pesar de la fama participan en la Bienal, más allá de los circuitos en que se mueven, de la jerarquía alcanzada internacionalmente, para ellos la Bienal de La Habana es un lugar de reconocimiento como cualquier sitio en el mundo".

Jorge Fernández, actual director de la Bienal de La Habana y del Centro de Arte Wilfredo Lam. Foto: Javier Montenegro


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Javier Montenegro

Amante del fútbol desde el 4 de julio de 1998 y escribidor del más universal hasta el último día...


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