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jueves, 24 de abril de 2025

La negación de la ciencia en la era de Trump 2.0.

Desconcierto y preocupación de la comunidad científica de EE.UU que alerta sobre la decadencia de ese país en el liderazgo tecnológico global...

Sergio de Jesús Jorge Pastrana en Exclusivo 15/04/2025
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Ciencia
Manifestación a favor de la ciencia tras los recortes anunciados por Trump, el 7 de marzo en Boston, Estados Unidos. (Taylor Coester / REUTERS)

El  31 de Marzo de 2025, destacados científicos estadounidenses hicieron pública una declaración abierta dirigida al pueblo de los Estados Unidos alertando sobre la destrucción sistemática del sistema nacional de ciencias a manos del gobierno por decreto de ese país por parte del Presidente Donald Trump.

En dicha misiva se llama la atención de que estas maniobras van en contra del fundamento científico en la búsqueda de la verdad por la vía de la razón y el conocimiento. Para su propósito, -apuntan los científicos-, la élite gobernante amplifica falsas creencias y falacias para manipular la opinión pública del país.

Pero ya el 6 de diciembre de 2024, apenas dos semanas después de que Trump fuera declarado ganador de las elecciones, un editorial de la revista Science de diciembre de 2024 de la Dra.Heather Wilson, Presidenta de Universidad de El Paso, Texas y ex-secretaria de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, llamaba la atención de que su país y Occidente estaban perdiendo el liderazgo en la investigación de las principales tecnologías de más rápida evolución a escala mundial. La científica afirmaba que los EE.UU. conocían hasta el más mínimo movimiento de buques y aviones, líderes y personas de su interés, pero que en todo el complejo y abarcador aparato de inteligencia de EE.UU. nadie se ocupa de la vigilancia tecnológica.

Tal aseveración había sido destacada en el informe publicado por el Observatorio Australiano de Vigilancia Tecnológica en agosto de 2024. Según éste, de entre las sesenta y cuatro tecnologías de punta a nivel global que impulsan el desarrollo, la República Popular China tenía la primacía en 57 de ellas. Los Estados Unidos apenas aparecían al frente en siete tecnologías.

Otro antecedente directo a la citada misiva de los científicos en el convulso escenario político de EE.UU fue una entrevista del 10 de marzo de este año brindada por Marcia McNutt, Presidenta de la Academia Nacional de Ciencias, donde expresaba que a partir de la función asesora de la Academia, trataría de dialogar con las contrapartidas en el gobierno y en otros ámbitos para hacerles comprender que su país no podría volver a ser grande otra vez -recordemos que es el slogan del Presidente Trump y sus seguidores- , sin antes lograr que la ciencia que se hace en ese país fuera igualmente grande. A todas luces, la opinión de la Dra. McNutt no fue atendida por el gobierno de turno y es por ello que los científicos en masa han procedido a llamar la atención del pueblo en general sobre el daño irreversible que se le está haciendo a la ciencia.

Al atraso relativo puesto ya de manifiesto en el informe australiano, en los primeros 70 días del mandato de Trump, se ha sumado el ataque a los cimientos de las principales instituciones estatales dedicadas a garantizar el financiamiento de la investigación científica. Son blancos de estos ataques, por ejemplo, los Institutos Nacionales de Salud, la Fundación Nacional de las Ciencias y la Autoridad Nacional de los Océanos y la Atmósfera. También han recortado fondos federales a las instituciones de la educación superior y de los principales centros de investigación, apelando a la llamada eficiencia gubernamental, sin que por el momento hayan propuesto otra alternativa, ni que sus ejecutores hayan sido contenidos por ninguno de los controles de la supuesta división de poderes del Estado.

Lo más preocupante es que un posible derrumbe científico no sólo impacta negativamente a Estados Unidos sino que tiene consecuencias para el desarrollo de las ciencias a nivel mundial. Por ello, no se ha hecho esperar la reacción tanto de la Red Global de Academias de Ciencias y la Red de Academias de Ciencias de las Américas, la Real Sociedad de Londres, la Academia Francesa de Ciencias y muchos otros colectivos científicos de todo el mundo.

Aún queda mucho por ver en cuanto a decisiones de esta Administración Trumpista. En cuanto al batallar contra la cruzada gubernamental para la negación de la verdad basada en conocimientos fundamentados, dependerá de la capacidad de actuación ética y responsable de los científicos estadounidenses y del mundo. La carta abierta de marzo es ejemplo de que hay voluntad para ello. Y la opinión pública ha de mantenerse alerta.


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Sergio de Jesús Jorge Pastrana

Investigador de Estados Unidos en el Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI)


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