La ciencia en Cuba: nuevos retos

¿Adquirir revistas y libros que nos mantengan al tanto del desarrollo científico a nivel mundial?

¿Publicar artículos científicos en publicaciones foráneas y pagarles a quienes publican en las nuestras?

¿Estudiar en Harvard, Cambridge o en cualquier otra institución de otro país un proyecto de maestría, curso o doctorado?

¿Desarrollar proyectos de investigación con empresas líderes de la biotecnología en el mundo?

Todo esto suena bonito y, sobre todo, perfectamente posible; sin embargo, el doctor Pedro Camilo Rodríguez Rodríguez, investigador clínico del Centro de Inmunología Molecular (CIM) insiste en que estos son solo algunos ejemplos de cómo el bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba incide negativamente en el desarrollo de la biotecnología cubana.

“Los científicos cubanos no trabajamos pensando en el bloqueo y sus limitaciones, hacemos lo mejor que sabemos hacer, que es investigar y producir nuevos fármacos para la población cubana y el mundo, pero no es menos cierto que se dificulta mucho el trabajo, aunque no nos crucemos de brazos por ello”.

Nos las arreglamos con diferentes alternativas, afirma el especialista. “La ciencia en nuestro país está al servicio de la población y debemos tener en cuenta el creciente envejecimiento poblacional y las enfermedades asociadas a él como el cáncer, para poder enfrentarlas de manera eficiente”.

Tan es así que el CIM, fundado el 5 de diciembre de 1994 y perteneciente a BioCubaFarma, tiene como razón de ser, precisamente, la necesidad de contrarrestar los efectos del bloqueo en nuestro país, aunque estos también son palpables en otras naciones que no pueden utilizar productos nuestros de probada eficacia, puntualizó la Doctora en Ciencias Mayra Ramos Suzarte, jefa del Departamento de Ensayos Clínicos del CIM.

“Desde que en 1991 obtuvimos nuevos monoclonales contra el virus de la hepatitis y un año después tuvimos el primer registro en el exterior, mucho tiempo ha transcurrido. En el 2009 ya llegaban nuestros productos a más de siete mil pacientes en Cuba y más de tres mil en el exterior y dos años después fuimos reconocidos como Mejor Unidad Docente de la Universidad de La Habana.

“En la actualidad podemos mencionar cinco productos que ya tienen registro sanitario en el país y en otros 30 y que se encuentran en investigación clínica en busca de nuevas indicaciones terapéuticas. Ese es el caso del NIMOTUZUMAB, que es un anticuerpo monoclonal humanizado dirigido contra el receptor del factor de crecimiento epidérmico, y que utilizamos en casos de tumores de cabeza y cuello, cerebrales en pediatría y adulto y en tumores de esófago inoperables.

“La vacuna CIMAVAX (EGF), registrada en tumores de pulmón de células no pequeñas en etapa avanzada y que hayan respondido a la quimioterapia; la RACOTUMOMAB, una vacuna similar a la CIMAVAX; la ERITROPOYETINA HUMANA RECOMBINANTE (EPOCIM), utilizada para evitar la anemia en los procesos de quimioterapia y en las enfermedades renales y el Factor Estimulante de Colonias Granulocíticas (LeukoCIM), usada para evitar las neutropenias en pacientes con cáncer sometidos a quimioterapia se encuentran entre los logros del centro”, detalló Ramos Suzarte, fundadora del CIM.

En el primer trimestre del año que recién comienza, destacó la especialista, se espera registrar el ITOLIZUMAB (T1h), para la psoriasis severa y en el transcurso de los meses, continuaremos investigando en torno a las vacunas NGlicolil GM3 y NaGM3, para el tratamiento del cáncer de mama y tumores renales; la vacuna Her1, para el cáncer de próstata; la NeuroEPO, para el tratamiento de secuelas inmediatas de accidentes cerebrovasculares y lograr el registro del anticuerpo biosimilar AntiCd20, usado en el tratamiento de linfomas.

Precisamente este último producto, el AntiCd20, forma parte de la lista que tenemos de biosimilares o biocomparables, cuya patente en el mundo ya venció, agregó el también Doctor en Ciencias Rodríguez Rodríguez. El centro también cuenta con otros productos similares a los de uso actual a nivel internacional para paliar lo costosa que resultaría su importación para el país, añadió.

Es de destacar que todos los productos que el CIM genera, y que luego son comercializados en el mundo, son distribuidos a la población cubana gratuitamente a nivel intrahospitalario, aunque en muchos casos como en el de la CIMAVAX y la RACOTUMOMAB, estos pueden obtenerse en la atención primaria de salud, acotó Ramos Suzarte.

Contamos con más de 100 registros sanitarios en más de 20 países, tenemos más de 40 acuerdos comerciales y hemos exportado nuestros productos a más de 27 países, ilustró Rodríguez Rodríguez. “Esto demuestra que el desarrollo científico en Cuba, y tal vez el de otros sectores, tiene como base nuestra voluntad de luchar contra viento y marea. No es posible que tanto conocimiento se quede sin aprovecharse”.

El CIM, que arriba a sus 20 años de creado el próximo diciembre, con sus más de 1170 trabajadores—de los cuales 40 son Doctores en Ciencias—ostenta la medalla Jesús Menéndez y la ratificación de la condición de Vanguardia Nacional, enfatiza Ramos Suzarte, lo cual es el reconocimiento más completo a nuestro trabajo incansable. Dos premios de la Academia de Ciencias también avalan sus resultados.

Pese a todas las dificultades, somos consecuentes con lo que Fidel expresó el día de la inauguración del Centro, aseveró Rodríguez Rodríguez. Somos una promesa de salud y bienestar para nuestro pueblo y una promesa de ingresos para nuestra economía, y son esos los derroteros que guían siempre nuestra labor, precisó Ramos Suzarte.