Aunque hablamos de Inteligencia Artificial (IA) como un término novedoso, este se viene desarrollando desde mucho tiempo antes, y se comenzó a emplear como actualmente lo conocemos desde la década del 50 del pasado siglo.
En ese entonces Alan Turing, considerado como uno de los padres de la ciencia de la computación y precursor de la informática moderna, ya afirmaba en su estudio “Computing machinery and intelligence” que las máquinas eran “capaces de pensar”. Sobre esta teoría alegaba: “Si una máquina tiene un comportamiento inteligente en todos los aspectos, entonces es inteligente”
Lo que conocemos como Inteligencia Artificial partió de la premisa de que cada aspecto del aprendizaje o cualquier otra característica de la inteligencia, podía ser descrito con tanta precisión que se podría fabricar una máquina para simularlo.
Así se demostró en la década del 60 con la presentación de ELIZA, uno de los primeros chatbots en procesar lenguaje natural. O en los años 90 cuando la IA Deep Blue, de IBM, vence al campeón mundial Kasparov en una partida de ajedrez.
El creciente interés por el campo de la IA en los últimos años ha logrado, no solo la obtención de grandes avances respecto a la materialización de las teorías precedentes; sino que estas herramientas inteligentes puedan estar al alcance de todas las personas y ser parte de su día a día facilitando las tareas diarias e incluso siendo usadas para el propio entretenimiento.
Prueba de ello son los asistentes virtuales como Siri de Apple, Google Assistant y Amazon Alexa, que utilizan la IA para responder preguntas, realizar tareas como establecer recordatorios, enviar mensajes de texto, reproducir música y proporcionar información en tiempo real. O los algoritmos de IA que se usan en plataformas de redes sociales virtuales para personalizar el contenido que se muestra a los usuarios, recomendando publicaciones, noticias y anuncios basados en sus intereses y comportamientos anteriores.
Pero lo novedoso y atractivo de esta tecnología en el contexto actual es que ahora no solo somos capaces de interactuar con la IA, sino que existen muchas herramientas que facilitan a las personas la generación de contenido propio, contribuyendo a que el proceso creativo sea más eficiente, rápido y sencillo. A esto se le denomina inteligencia artificial generativa (IAG).
¿Qué es la Inteligencia artificial generativa?
La IAG puede ser utilizada en cualquier proyecto como asistente. Con ella es posible hacer música, arte y escritura. En cuanto a diseño puede ayudar a generar nuevas ideas y estilos creando nuevas combinaciones de colores, formas y patrones. También puede ayudar a mejorar la calidad de imágenes o generar imágenes nuevas; y se utiliza en la generación de video, como la creación de efectos especiales o la manipulación de secuencias de video.
Uno de sus usos más populares es mediante sistemas de conversación y chatbots, dada la capacidad de la IAG para generar respuestas y diálogos de manera natural. Estos modelos pueden generar artículos, historias, respuestas a preguntas e incluso diálogos semejantes a los humanos.
Seguro habrás escuchado hablar sobre ChatGPT, un servicio de chatbot desarrollado por OpenAI que utiliza técnicas de aprendizaje automático y redes neuronales para generar texto coherente y cohesivo.
Las herramientas de IA nos ofrecen muchas bondades, pero es válido preguntarse… ¿son gratuitas? ¿pueden utilizarse en Cuba?.
Muchas de las herramientas de IA son de pago y además no están disponibles para Cuba debido al bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos hacia nuestro país.
Sin embargo, acá te ofrecemos algunas herramientas de IAG gratuitas que puedes usar para crear texto, imagen, audio y video en Cuba.
La IA nos ha llevado a cambiar las prácticas del quehacer cotidiano, y con la evolución de estas tecnologías estos cambios serán cada vez más visibles, por lo tanto, aprender de ellas, aunque constituya un reto, será necesario.
Y tú, ¿aceptas el reto?
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